Luis García-Berlanga Martí (Valencia, 1921 - Somosaguas, Pozuelo de Alarcón, Madrid, 2010), fue sin duda el último de los ilustrados. Al menos si entendemos la Ilustración a la manera de Michel Foucault, como una actitud crítica hacia el presente que a cada cual le ha tocado vivir, más que no como un corpus doctrinal. Y de esto precisamente van las películas de Berlanga, que supo «servirse de su entendimiento sin la tutela de otro» —definición canónica del ilustrado según Immanuel Kant— en un momento especialmente oscuro de nuestra historia, durante el régimen franquista, cuando esto era particularmente difícil de conseguir.
Su obra lanza una mirada lúcida y crítica a la sociedad española en particular y al ser humano en general. Una mirada cáustica y sardónica a veces —pero respetuosa y tolerante, otro de los atributos ilustrados— de alguien que se emperraba en creer que el mundo se podía salvar «a través...de la ternura y la sonrisa». Es a ese liberal ilustrado, vitalista impenitente y pequeñoburgués «perezoso, lento y mediterráneo» a quien el MuVIM —en el marco del Año Berlanga aprobado por las Cortes Valencianas y declarado por el Consell de la Generalitat— quiere rendir homenaje en este 2021, cuando se cumplen cien años del nacimiento del cineasta.
Entrada actualizada el el 14 jun de 2021
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