Descripción de la Exposición
(Madrid, febrero de 2023). En una colaboración única entre España y Noruega, el Museo Lázaro Galdiano, el Centro de Estudios Europa Hispánica (CEEH), el Stavanger kunstmuseum y el Nordic Institute of Art (NIA) presentarán en España Visionarios románticos: Balke / Lucas / Hertervig. Una magna exposición que, desde el 16 de marzo hasta el 21 de mayo, reúne por primera vez la obra de los artistas noruegos Peder Balke (1804-1887) y Lars Hertervig (1830-1902), y del español Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870) para ofrecer un paralelismo entre sus respectivos paisajes y mostrar cómo, sin conocerse pero con una sensibilidad común y una misma voluntad de innovación, plasmaron sus visiones interiores de la naturaleza usando formatos y técnicas experimentales. Con ellas anticiparon, en cierto modo, la manera suelta de pintar del Impresionismo y de otros movimientos artísticos modernos.
Visionarios románticos, que cuenta con la colaboración de las Embajadas de Noruega y España, sitúa a los tres artistas en la tradición romántica visionaria –en sintonía con otros paisajistas del siglo XIX, como Caspar David Friedrich, J. M. W. Turner o Victor Hugo– llevándola más allá, explorando por primera vez este fenómeno como algo transnacional y brindando al mismo tiempo una nueva comprensión de un capítulo poco estudiado en la historia del arte. “Esta exposición les ubica como artistas que oscilan entre la tradición y la más osada modernidad. Una obra podría decirse que es la suma total de elementos en consonancia con una determinada sensibilidad estética que confirma una visión de mundo”, explica la directora del Museo Lázaro Galdiano, Begoña Torres. “Por eso, en esta muestra no se trata tanto de hablar de influencia como de afinidad, remarcando la capacidad de las artes para traspasar fronteras y crear puntos de unión entre los pueblos”, añade.
Comisariada por Knut Ljøgodt –director del NIA– y Carlos Sánchez Díez –conservador jefe del Museo Lázaro Galdiano–, con la colaboración de la investigadora Inger M. L. Gudmundson, supone la presentación internacional de Lars Hertervig, que, tras su redescubrimiento en 1914, ocupa el lugar que le corresponde en la historia del arte noruego como uno de los artistas más destacados, aunque nunca antes ha sido expuesto fuera de su país. Su arte es apreciado por el público, y también guarda un lugar en el corazón de algunos artistas y escritores, que han creado piezas basadas en su vida y obra, así como libros de ficción sobre su suerte y sus cautivadoras pinturas (por ejemplo Melancolía, de Jon Fosse). “Como guardianes de la mayor colección de Hertervig, compuesta por 70 piezas, nuestra misión es dar a conocer la obra de un pintor que merece su espacio en la historia del arte europeo, y nos entusiasma que el primer público sea el español y que suceda en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid junto con dos contemporáneos suyos”, afirma en la ciudad natal del artista la directora del Stavanger kunstmuseum, Hanne Beate Ueland.
Además, esta exposición, que cuenta con el generoso préstamo de The Gundersen Collection de Oslo, ofrece la oportunidad de contemplar la primera exposición de Peder Balke en España. Se trata de un pintor cosmopolita que perteneció a la escuela de Dresde, discípulo de Dahl y heredero del romanticismo visionario de Friedrich, que apuntaba en una nueva dirección embebida de trascendentalismo, y cuyas atrevidas obras se encontraron en su época con la incomprensión del medio artístico nacional. En el momento de su muerte en 1887, Balke, a pesar de todo y de haber sido uno de los primeros artistas en aventurarse hacia el Ártico, era prácticamente desconocido en el mundo del arte. Solo en 1914, con motivo de la exposición celebrada para conmemorar el centenario de la Constitución noruega, fue rescatado del olvido. Asentado en el canon de la historia del arte nórdico, en la última década ha obtenido el reconocimiento del público fuera de sus fronteras. Así, en Londres se dijo que era “una absoluta revelación” y sus obras han sido calificadas como “pequeños milagros que oscilan entre la precisión fotográfica y las atmósferas whistlerianas”, destacaba The New York Times en 2017.
Visionarios románticos continúa también la apuesta de José Lázaro Galdiano (1862-1947) de divulgar la obra de Eugenio Lucas Velázquez, uno de los artistas más populares del Romanticismo español –reconocido como el mejor seguidor de Goya– y un dibujante de inspiración fantástica, faceta que relegó al ámbito privado. A diferencia de sus contemporáneos noruegos, gozó de éxito y es el artista, después del pintor de Fuendetodos, con mayor número de obras en la colección del Museo Lázaro Galdiano, con 175 (130 dibujos y 45 pinturas). La obra de Lucas Velázquez, que fue llevada por el coleccionista español a Múnich, París y Nueva York, será vista por primera vez en Noruega desde el 29 de septiembre en el Stavanger kunstmuseum, donde Visionarios románticos permanecerá hasta el 31 de diciembre, en una colaboración entre ambos países que representa una valiosa contribución a la difusión de la pintura del siglo XIX. “Una de nuestras principales misiones es promover iniciativas que favorezcan el estudio y la contextualización del arte español tanto dentro como fuera de España, y no podíamos más que apoyar esta exposición que explora las innovaciones de dos pintores noruegos junto con las de nuestro Eugenio Lucas Velázquez”, señala el director del CEEH, José Luis Colomer.
Esta iniciativa también da a conocer la labor de difusión de la cultura noruega en nuestro país realizada por José Lázaro Galdiano en su editorial y revista La España Moderna (1889-1914), en la que se publicaron las primeras traducciones de algunas de las obras más destacadas del dramaturgo noruego Henrik Ibsen o del Nobel de Literatura Knut Hamsun, entre otras.
Qué se va a encontrar el público en esta exposición
En la Sala Pardo Bazán del Museo Lázaro Galdiano, el público se encontrará con 62 obras que revelan cómo pueden las obras de Balke, Lucas y Hertervig contribuir conjuntamente a arrojar nueva luz sobre el fenómeno de los románticos visionarios dentro de la historia del arte internacional. Los tres surgieron de la tradición romántica y en una época de sus vidas se centraron en el paisaje, con obras que mostraban a su círculo más íntimo o pintaban para su disfrute personal, desarrollando su propio estilo y su manera de pintar. “Sus obras no son solo una representación naturalista, sino un paisaje de la mente y del espíritu: eran artistas visionarios”, apunta Knut Ljøgodt, director del Nordic Institute of Art. “Es el modo en el que trataron los motivos, el punto de encuentro entre el tema y la forma, lo que hace que sean de especial interés”, destaca.
Visionarios románicos exhibirá 19 óleos sobre lienzo o tabla de Balke: paisajes iluminados por la luna o el sol de medianoche, barcos y naufragios en medio de la tormenta, faros y montañas entre la niebla como parte de un sueño o una visión, dando testimonio del legado de Friedrich. Son piezas, en su mayoría, de pequeño formato, en las que eliminaba el exceso de pintura con distintas herramientas para crear un efecto de olas o cielos nublados, dejando que el fondo blanco o negro dominara el soporte como un paso hacia la abstracción de la naturaleza, también presente en Lucas Velázquez y Victor Hugo –como señala Ljøgodt– o pinturas con una luz azul cobalto propia de las montañas noruegas. Obsesionado por revelar la grandeza helada y el drama elemental que dominan las costas septentrionales, sus paisajes de la memoria son salvajes y dramáticos, solemnes y majestuosos, pero siempre misteriosos.
Entre las 22 obras de Hertervig, discípulo de Gude y cuyo estilo efectista guarda similitud con Cappelen, el público hallará imaginativas imágenes que revelan una naturaleza perdida, una ensoñación llena de luz, la expresión de un lugar de la memoria entre bosques moribundos, acantilados rocosos y nubes de tormenta, o el paisaje de su infancia en la isla de Borgøy. Se trata de dibujos, acuarelas y gouaches sobre soportes poco habituales, como papel de liar tabaco, de embalar o de periódico, cartón, o papel basto, hecho a mano a base de algodón y cáñamo, que crea una estructura orgánica visible bajo los toques transparentes de la acuarela. El resultado son paisajes impregnados de esa melancolía vital que traspasó su obra, tan visionaria como onírica.
De Lucas Velázquez se podrán contemplar 21 obras: 2 óleos sobre lienzo restaurados para la ocasión, Torreón en ruinas y Los cruzados ante Jerusalén, más 19 dibujos y aguadas de tinta donde el vuelo de la imaginación alcanza límites imposibles en paisajes fantásticos enmarcados dentro de la tradición visionaria del Romanticismo a los que el tratamiento casi abstracto que maneja el pintor usando la técnica de la mancha confiere un carácter individual. Las pinturas muestran un color exuberante y una iluminación crepuscular, muy teatral en algunos casos; en otros, aparece una naturaleza en estado puro, turbulenta e impetuosa: árboles azotados por el viento o la lluvia, costas tormentosas, montañas escarpadas e inaccesibles..., rasgos que transmiten el sentimiento de insignificancia del hombre frente a la naturaleza propios de la estética de lo sublime, como indica Carlos Sánchez Díez.
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Sobre PEDER BALKE. Uno de los pintores pioneros en aventurarse al Ártico. Su obra se verá por primera vez en España.
Peder Balke (1804-1887), es uno de los personajes más enigmáticos del movimiento romántico del norte de Europa. Nacido en la isla de Helgøya (al este del país), fue un pintor cosmopolita y comprometido socialmente (fundó en 1850 “Balkeby”, un pragmático proyecto con el que pretendía proporcionar viviendas dignas a los trabajadores y a sus familias). Viajero incansable, Balke conoció a algunos de los principales artistas e intelectuales de la Europa del siglo XIX. Heredero del naturalismo de su mentor, Johan Christian Dahl -padre del paisajismo moderno- y del romanticismo visionario de Caspar David Friedrich, cuya influencia recibió, Balke acabó desarrollando su propia forma de pintar, embebida de trascendentalismo. Fue uno de los primeros artistas en aventurarse hacia el Norte y pintar de primera mano. Un viaje en 1832 que acabó impregnando sus obras con escenas del sublime paisaje ártico durante el resto de su vida. El artista -de origen humilde- tuvo por mecenas a la realeza y a los coleccionistas más exigentes, llegando a recibir incluso un gran encargo del rey Luis Felipe en París a finales de la década de 1840. Despreciado por los críticos contemporáneos e ignorado por los historiadores del arte durante muchos años, la obra de Balke resurgió gradualmente en su Noruega natal desde 1914, con motivo de la exposición para conmemorar el centenario de la constitución noruega, que fue rescatado del olvido. Asentado en el canon de la historia del arte nórdico, aún en la última década ha obtenido el reconocimiento del público allende sus fronteras, que le han calificado como “una absoluta revelación” en Londres o a sus obras de “pequeños milagros que oscilan entre la precisión fotográfica y las atmósferas whistlerianas”, como destacaba The New York Times en 2017. La mayor concentración de obras de Balke se encuentra hoy en día en la Colección Gundersen, en Oslo, que incluye más de 50. Otras colecciones importantes se encuentran en el Musée du Louvre, París, el Nasjonalmuseet (Oslo), el Nordnorsk Kunstmuseum (Tromsø) y el KODE Kunstmuseer og Komponisthejem (Bergen).
En su obra destacan los paisajes iluminados por la luna o el sol de medianoche, barcos y naufragios en medio de la tormenta, faros, montañas entre la niebla como parte de un sueño o una visión. Piezas, en su mayoría, de pequeño formato, en las que eliminaba el exceso de pintura con herramientas diferentes para crear un efecto de olas o cielos nublados, dejando que el fondo blanco o negro dominara el lienzo, como un paso hacia la abstracción de la naturaleza, también presente en Lucas Velázquez y Victor Hugo. O pinturas con una luz del azul cobalto extraído de las montañas noruegas. Obsesionado por revelar la grandeza helada y el drama elemental que dominan las costas septentrionales, sus paisajes de la memoria son salvajes y dramáticos, solemnes y majestuosos, y siempre misteriosos.
En Visionarios románticos se podrán contemplar 19 óleos sobre lienzo o tabla.
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Sobre EUGENIO LUCAS. El vuelo de la imaginación y la técnica de la mancha. La primera vez que su obra viajará a Noruega.
Eugenio Lucas Velázquez (1817-1870) está considerado como uno de los principales pintores románticos españoles del siglo XIX. Catalogado como heredero de Francisco de Goya, y un dibujante de inspiración fantástica, Lucas estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, probablemente con José de Madrazo. Se especializó como pintor costumbrista, representando escenas de la vida cotidiana del pueblo español -majos, corridas de toros y escenas religiosas-, muchas veces con un tono oscuro y sombrío.
Lucas abordó temas característicos de la pintura romántica como el paisaje, el retrato, el costumbrismo (escenas de brujería, inquisición, majas, frailes, romerías, misas, tauromaquias, naufragios o ruinas), con incursiones en el orientalismo, la pintura de historia o la alegoría. Trabajó principalmente la pintura al óleo sobre diferentes soportes así como el dibujo, tanto a lápiz como a la aguada de tinta, acuarela o gouache. Aunque fue por sus escenas de género por las que Lucas se hizo famoso, también pintó paisajes. Estos son de carácter más imaginario que realista, y a veces ejecutados de forma experimental en diferentes técnicas como acuarela o tinta china sobre papel. Parece que estas obras no estaban destinadas a la exhibición pública, y que fueron hechas para él mismo y su círculo íntimo. Eugenio Lucas Velázquez era el padre del pintor Eugenio Lucas Villaamil, así como el cuñado del artista Genaro Pérez Villaamil. Tras la muerte de Lucas, gran parte de sus obras fueron adquiridas por José Lázaro Galdiano, que se convirtió en el divulgador de su obra en España y fuera del país (Múnich, París y Nueva York) mediante el préstamo de obras y la organización de exposiciones monográficas. El Museo Lázaro Galdiano posee así la colección más importante de su legado artístico, con 175 piezas (130 dibujos y 45 pinturas). La obra de Lucas Velázquez, será vista por primera vez en Noruega.
En Visionarios románticos se podrán contemplar 21 obras: 2 óleos sobre lienzo restaurados para la ocasión, Torreón en ruinas y Los cruzados ante Jerusalén, más 19 dibujos y aguadas de tinta donde el vuelo de la imaginación alcanza límites imposibles en paisajes fantásticos enmarcados dentro de la tradición visionaria del Romanticismo a los que el tratamiento casi abstracto que maneja el pintor usando la técnica de la mancha confiere un carácter individual. Con este método creó un admirable conjunto de paisajes o figuras de trazo libre, expresivo e imaginativo. Su pericia y versatilidad le permitió abordar un amplio repertorio estilístico que va del realismo hasta una incipiente abstracción. Las pinturas muestran un color exuberante y una iluminación crepuscular, muy teatral en algunos casos; en otros, aparece una naturaleza en estado puro, turbulenta e impetuosa: árboles azotados por el viento o la lluvia, costas tormentosas, montañas escarpadas e inaccesibles..., rasgos que transmiten el sentimiento de insignificancia del hombre frente a la naturaleza propios de la estética de lo sublime.
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Sobre LARS HERTERVIG. La melancolía, tan visionaria como onírica. La presentación internacional del artista.
Lars Hertervig (1830-1902) creció en la isla de Borgøy, a las afueras de Stavanger, en la costa suroeste de Noruega, cuyo paisaje es un tema recurrente en su obra. Tras asistir a la Real Escuela de Dibujo de Oslo, a principios de la década de 1850 asistió a la Academia de Arte de Düsseldorf como alumno del profesor noruego Hans Gude. El estilo efectista que caracteriza a su obra guarda similitud con los paisajes sombríos de August Cappelen y del alemán Andreas Achenbach. Desgraciadamente, Hertervig enfermó y regresó a Noruega, donde permaneció durante un tiempo en un hospital psiquiátrico. El resto de su vida transcurrió en los ambientes domésticos de Borgøy y Stavanger, donde trabajó en relativo aislamiento y con medios limitados. En las décadas de 1860 y 1870, Hertervig pintó una serie de llamativos paisajes tanto al óleo como a la acuarela. Algunos representan una fascinación por la decadencia, otros son más contemplativos: visiones sombrías del paisaje, quizá basadas en vagos recuerdos. La mayor colección de Hertervig, compuesta por más de 70 obras, se encuentra en el Stavanger kunstmuseum. Además, hay importantes fondos en el Nasjonalmuseet (Oslo), y en el KODE Kunstmuseer og Komponisthejem (Bergen).
Tras su redescubrimiento en 1914, ocupa el lugar que le corresponde en la historia del arte noruego como uno de los artistas más destacados, aunque nunca antes ha sido expuesto fuera de su país. Su arte es apreciado por el público, y también guarda un lugar en el corazón de algunos artistas y escritores, que han creado piezas basadas en su vida y obra, así como libros de ficción sobre su suerte y sus cautivadoras pinturas (por ejemplo Melancolía, de Jon Fosse).
La historia de la vida de Hertervig parece tener como tema recurrente el de las oportunidades truncadas y la pérdida de autoestima. En las 22 obras de su autoría que se exponen en Visionarios románticos, el público hallará originales imágenes que revelan una naturaleza perdida, una ensoñación llena de luz, la expresión de un lugar de la memoria entre bosques moribundos, acantilados rocosos y nubes de tormenta, o el paisaje de su infancia en la isla de Borgøy. Se trata de dibujos, acuarelas y gouaches sobre soportes poco habituales, como papel de liar tabaco, de embalar o de periódico, cartón, o papel basto, hecho a mano a base de algodón y cáñamo, que crea una estructura orgánica visible bajo los toques transparentes de la acuarela. El resultado son paisajes impregnados de esa melancolía vital que traspasó su obra, tan visionaria como onírica.
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Una muestra acompañada de un cuidado catálogo y actividades paralelas
La exposición irá acompañada de un catálogo de casi 250 páginas, encuadernado en tapa dura con estampación. Los interiores, impresos sobre papel volumen estucado mate, incluyen más de 130 ilustraciones, muchas de ellas a toda página. El catálogo, coeditado también por la AECID, se publicará en dos ediciones gemelas, una en inglés y otra en español.
Además, se ha organizado una jornada de estudios durante la mañana del 16 de marzo, con ponencias de especialistas en el Romanticismo; la entrada es libre hasta completar aforo. El programa se completa con actividades musicales y literarias en torno a la exposición y a la cultura noruega, gracias a su Embajada en España, para la cual esta exposición “manifiesta el papel que juega el arte en las relaciones internacionales, evidenciando la pujante colaboración cultural entre España y Noruega”.
Las primeras traducciones de Ibsen en España
Es destacable que Visionarios románticos se pueda contemplar en la sala del Museo Lázaro Galdiano ubicada en el edificio que lleva por nombre La España Moderna (contiguo al Museo y dentro de Parque Florido) por haber albergado la editorial y la revista homónima. Fue una de las revistas más importantes del Regeracionismo hispano que José Lázaro Galdiano, como editor y director, además de coleccionista y bibliófilo, creó en 1889 con la idea de contribuir al desarrollo cultural del país, y donde se hizo eco de la cultura noruega. En la revista mensual, y de la que se editaron 312 números, publicaron algunos de los autores españoles más importantes de la época, como Miguel de Unamuno, José Zorrilla, Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas Clarín, Juan Valera, Ramón de Campoamor, Marcelino Menéndez Pelayo o Antonio Cánovas.
En este sentido, José Lázaro desempeñó un papel importante al publicar a finales del siglo XIX las primeras traducciones en España del dramaturgo Henrik Ibsen (1828-1906): Casa de muñecas (1892); Los aparecidos. Hedda Gabler (1892); La dama del mar (1894); y Un enemigo del pueblo (1894). En la revista también aparecieron varios artículos dedicados a Ibsen u otros en los que se menciona. La primera cita se encuentra en un texto de Leopoldo Alas Clarín (1852-1901), en el número de diciembre de 1889. Dos años después, se tradujo al español el artículo «El teatro de Ibsen», que había aparecido pocos meses antes en The Quaterly Review. El dramaturgo Jacinto Benavente (1866-1954) —Nobel de Literatura en 1922— dedicó un pormenorizado estudio al autor noruego en el número de febrero de 1892. Aquel mismo año, la editorial publicó la biografía que Louis Passarge había dedicado a Ibsen, texto que fue incluido previamente en la revista. También Fernando Araujo, colaborador habitual, dedicó varios breves al autor nórdico. Textos todos ellos que ponen de relieve el deseo de José Lázaro por difundir entre el público español la figura y las obras más destacadas del destacado dramaturgo noruego.
Atento siempre a los escritores y obras que despuntaban en otros lugares de Europa, José Lázaro incluyó en el número de junio de 1900 el relato «En los bancos de Terranova», del novelista noruego Knut Hamsun (1859-1952), que ganaría el Nobel de Literatura en 1920. Este mismo relato formó parte de la monografía Novelas danesas y escandinavas por J. L. Heiberg, H. Drachmann, Karl A. Tavaststjern, Knut Hamsun y Ola Hansson. Del famoso explorador noruego Roald Amundsen (1872-1928), José Lázaro publicó El polo Sur: la expedición antártica del «Fram» de 1910 a 1912 (Madrid, La España Moderna, 1918), en el que se narran las peripecias sufridas por el grupo de expedicionarios que, liderados por Amundsen, lograron ser los primeros en alcanzar el Polo sur el 14 de diciembre de 1911.
(Texto extraído de la investigación de Carlos Sánchez Díez para el catálogo de Visionarios románticos)
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