Descripción de la Exposición
No había barrio en cada ciudad que no tuviese un videoclub. Más grandes o más pequeños, con mejores o peores ofertas, pero todos con la advertencia de rebobinar la cinta antes de su devolución. Dicho negocio vivió su época dorada durante la década de los ochenta y buena parte de los noventa, con un posterior declive, irremediable y en picado, por cortesía de la era digital. Octavio Terol nos lleva de vuelta al final del siglo XX, en un viaje que va más allá de aquellas estanterías, donde tiene cabida incluso la ironía. Si ha resucitado el vinilo, hasta la saciedad, ¿Por qué no hacer lo mismo con el VHS?
Terol confiesa que en su pueblo natal, carente de galerías de arte, lo más parecido a éstas era el videoclub. Investigar en los pasillos, repasar las novedades o incluso mirar de reojo la sección de cine para adultos, fue algo que indirectamente unió a toda una generación. Aquellos recónditos lugares suponían a su vez la democratización del séptimo arte, donde podían convivir por igual las películas de Gracita Morales con las de Kevin Costner, el cine de terror más abyecto junto al clásico más venerado de Hitchcock, pasando por los westerns, o la última de Kim Basinger a pocos metros de alguna lúbrica aventura de Traci Lords. Partiendo de esa base, el artista abarca distintos géneros (¿o deberíamos decir subgéneros?) cinematográficos, que jamás compartirían alfombra roja, pero sí el mismo techo.
Claramente ubicado en el movimiento Neo-Pop, Octavio Terol no sólo ofrece una versión actualizada del estilo pop, si no que además juega a trasladar obras audiovisuales recientes a un formato del pasado en el que jamás estuvieron. Es así como la serie Pose acaba enlatada en una caja de cartón, y el programa de RuPaul demuestra no desentonar en su versión analógica. También los posters desempeñaban una labor importante en el universo del videoclub, algunos incluso llegando a decolorarse con el paso del tiempo. Terol, en giro de tuerca de su habitual labor como cartelista, crea para la ocasión unos carteles que bien podrían haber sido destinados para el mercado internacional, donde no faltan los elementos singulares de cada película. Desde una Carmen Maura a prueba de vértigos en La Comunidad, pasando por la dilatada pupila del protagonista de Arrebato, o el musculado y misterioso fantasma de Átame!.
Cuantas veces se ha subestimado el pop en según qué formatos. Desde una botella hasta un detergente. También el videoclub tenía el suyo, con aquellos enormes cartones troquelados que anunciaban la llegada en vídeo de alguna superproducción. Para tal cometido, Terol le brinda la oportunidad a la descarada protagonista de Showgirls, en una obra de arte de la que no gozó ni el día de su estreno.
Si el propio Ryan Murphy quedó fascinado con la carátula ficticia de su serie Pose, apuesto con seguridad que hasta el mismísimo Quentin Tarantino querría retornar a sus tiempos como empleado de videoclub, para verse rodeado de tales obras de arte.
Valeria Vegas
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España