Descripción de la Exposición
En el año 1931, con apenas un mes de diferencia, la prensa porteña publica dos notas que se nos presentan, como sendos indicios, líneas imprecisas de un marco contextual para aproximarnos a la obra de Víctor Cúnsolo. La primera de ellas, del 16 de septiembre, fue publicada en Jornada, nombre adoptado por el diario Crítica luego de su clausura por el gobierno de José F. Uriburu. Se trataba de un reportaje gráfico que llevaba por título “La Boca ha borrado con la intensa actividad de sus astilleros la popular leyenda de Barrio Malevo. Una visita a los márgenes del Riachuelo”. Las imágenes de esta nota estaban claramente destinadas a destacar la pujanza laboriosa del barrio. La segunda fue publicada en La Nación del 19 de octubre y, entre otras apreciaciones, establecía un paralelo entre la producción literaria y la plástica para señalar que “El escritor y su medio se corresponden. La obra de Cúnsolo lo corrobora”, y Cúnsolo mismo “...también evidencia esto desarrollando sus facultades plásticas en conformidad con las exigencias de nuestro tiempo”. Señalamientos ambos, en un determinado momento histórico, que sitúan la obra de un artista que vivía y producía desde un barrio “de los márgenes”.
“Una geografía del silencio” ofrece desandar aspectos del universo visual de un período. Un contexto en imágenes: pintura, grabado y fotografía -al que se suma la muestra paralela de gráfica anarquista- para la obra de un artista que permite además observar un barrio y su propio devenir. En efecto, La Boca, un barrio con particularidades demográficas dadas por una población de mayoría italiana, soportó una imagen pintoresca construida, capa sobre capa, desde diferentes espacios ideológicos y sociales, y fue sospechado durante mucho tiempo como barrio de malandras y prostitutas. Las notas mencionadas más arriba indican el resquebrajamiento de esa imagen y, a la vez, la percepción, por parte de la crítica del centro, de la obra de este artista como expresión de la modernidad.
En la exposición, la obra de Cúnsolo, desarrollada en apenas algo más de una década, ha sido rodeada por diferentes indicios visuales. Así, sus primeras pinturas son acompañadas por trabajos de otros artistas que abordan el paisaje boquense.
Paisajes naturales, estados del alma, en boga entre los artistas que residen o frecuentan
La Boca. Luego la obra de Cúnsolo afirma una fuerte devoción por lo urbano; fotografías y grabados corean también la vitalidad portuaria y el murmullo del mundo del trabajo que seguirá fijado casi eternamente en la obra de Quinquela Martín. Otras zonas de la exposición recorren la geografía barrial -la Vuelta de Rocha, hacia uno y otro lado sin descuidar la Isla Maciel y unas pocas calles- un itinerario que se transforma internamente: despojamiento de personajes, carros o camiones, concentración quieta en el paisaje y en la mecanicidad modernista que le brindan las rectas del trasbordador, y el silencio de sus evanescentes marinas.
Hacia el final de su vida, Cúnsolo retornará al paisaje semi rural, paisajes de Chilecito atravesados por un lenguaje nuevo.
Es esta la quinta exposición realizada luego de la muerte del artista -la última, hace treinta y un años-, las obras reafirman hoy la aguda modernidad de un realismo singular que lo vinculan, a nivel internacional, con el mismo tipo de problemáticas, sobre todo con la pintura italiana de la época. Entreabre, quizás, la puerta del silencio mítico que rodeó su producción.
María Teresa Constantin
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España