Las Torres Habitadas muestra, con afán exhibicionista, el encuentro de dos bús- quedas interiores. La de un pintor que levanta promontorios “con huecos casuales, de construcción paradójica”, y se afana “añadiendo trozos para hacerlos crecer sin saber muy bien qué quiero alcanzar”. Y la de “una periodista, que se reconoce en el instinto de buscar historias detrás de cada ventana, con o sin luz, de una pared difuminada o al final de una escalera con peldaños interrumpidos ” con la que, a veces, sueña. Así, las torres de óleo, carbón, papel, madera... son habitadas por personajes de la literatura, música, historia, cine... ¿Cómo encontraron sus torres propias? “El cuadro no es una ventana a la realidad. Es un espacio para el delirio. Un espacio lúdico”.