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Viaje de vuelta a Flandes

Exposición / Sala La Naval / Muralla del Mar, 1 bajo / Cartagena, Murcia, España
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Cuándo:
06 sep de 2013 - 20 dic de 2013

Inauguración:
06 sep de 2013

Comisariada por:
Sema D'Acosta Balbín

Organizada por:
La Naval - Colección TransArt&Co

Artistas participantes:
Carlos Aires, Jacobo Castellano, Juan del Junco, Miki Leal

       


Descripción de la Exposición

Una exposición en cuatro capítulos Capítulo I: Juan del Junco Del 6 de septiembre al 3 de octubre Capítulo II: Carlos Aires Del 4 de octubre al 1 de noviembre Capítulo III: Jacobo Castellano Del 2 al 28 de noviembre. Capítulo IV: Miki Leal Del 29 de noviembre al 20 de diciembre.

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Viaje de vuelta a Flandes es un proyecto singular que propone una exposición colectiva distinta a cualquier otra, una muestra sui géneris que se rebela contra los convencionalismos establecidos en torno al modo de exhibir arte contemporáneo en España. De hecho, su esencia precisamente es ésa, aprovechar estas particularidades para desarrollar algo absolutamente distinto a otros modelos conocidos, un encuentro entre artistas plásticos donde la participación de cada uno, al igual que en una representación teatral, se organiza en función del tiempo y no del espacio.

 

Modo de funcionamiento.

 

La exposición se divide en cuatro intervalos y cada uno de los artistas se responsabiliza de un periodo, cuya duración aproximada es un mes. Para cada uno de los capítulos tienen plena libertad con la única condición de retomar algo del autor que le precede. Puede ser una idea, un objeto, una foto, un dibujo, una conversación... Sencillamente, participan con una colaboración independiente e individual a partir de un orden determinado de antemano, con la obligación de aprovechar algo del proyecto anterior para realizar el suyo propio. No se trata tanto de un cadáver exquisito al modo de los surrealistas, sino más bien algo contemporáneo parecido a un spin-off de una serie de televisión donde a partir de los mismos protagonistas resultan comedias diferentes que han virado su punto de vista para renovar los contenidos y el modo en el que el espectador entiende cada personaje, que pasa de ser secundario a principal. La clave está en encontrar un hilo conductor que vaya de un sitio a otro según las inquietudes de los artistas, procurando que cada capítulo mantenga una unidad argumental en sí mismo al mismo tiempo que prolonga la continuidad con los demás.

 

En esta forma orgánica de plantear la exposición subyace un guiño intencionado vinculado con la Región de Murcia, un matiz -de alguna manera irónico- que no pasa desapercibido para aquellos que conocen la historia del arte contemporáneo de los últimos años en esta comunidad autónoma. De enero a diciembre de 2010, la Sala Verónicas acogió el Proyecto Dominó Canibal comisariado por Cuauhtémoc Medina, una propuesta experimental de alto presupuesto y grandes miras parecida en su desarrollo a la que ahora llevamos a cabo, que finalmente resultó fallida. Entre otros motivos, porque era una apuesta grandilocuente e inflada de modo artificial que no logró implicar a los artistas ni establecer vínculos reales con ellos.

 

Nuestro proyecto aun compartiendo una dinámica similar, es justo todo lo contrario: una manifestación de mínimos en un lugar minúsculo que reivindica que lo importante de verdad son las ideas y no el modo en que se revisten, optando primero por empatizar con el entorno y luego, una vez establecida una verdadera complicidad, hacer crecer las propuestas amarradas a la realidad y no al margen de ella.

 

Argumento.

 

El punto de partida que vamos a usar como referencia para iniciar esta andadura es la exposición Insomnio que plantearon juntos Ángel Mateo Charris, Gonzalo Sicre y Martín Lejárraga en La Conservera (Murcia) durante el otoño de 2011. Al igual que en nuestro proyecto, aquí también un grupo de artistas desarrollaron una iniciativa creativa en común. Como ellos son los responsables de LA NAVAL y lo que realmente valoramos como fundamental de esta historia es el factor vivencial... que mejor manera de compartir esta experiencia con ellos que reemprender algo que les incumbe de modo tan directo.

 

La idea que motiva Insomnio se inspira en la figura del pintor belga Leon Spilliaert, un personaje misterioso y atormentado que nació en la ciudad flamenca de Ostende a finales del siglo XIX. Durante una visita conjunta al Museo de Arte Moderno de Bruselas hace más de una década, Charris y Sicre descubrieron sus lienzos y quedaron atrapados por el magnetismo que desprendían sus imágenes, una atracción que les ha llevado a volver en numerosas ocasiones hasta esta pequeña localidad costera para intentar comprender, a través de los sitios donde vivió, el silencio triste que rezuma su obra, una atmósfera densa que vibra entre el dramatismo y la melancolía. No es la primera vez que estos dos amigos se embarcan en una empresa común que rastrea las huellas de un artista por el que sienten predilección. En 1995 viajaron juntos hasta Estados Unidos para adentrarse en las profundidades de Edward Hopper. De aquel episodio nació un libro y una exposición a modo de homenaje. Quince años después repitieron aventura pero ahora en Bélgica, buscando en las sombras de Ostende las claustrofóbicas escenas nocturnas de Spilliaert, que vagaba por sus calles tras la puesta de sol azorado por un insomnio perpetuo que le impedía descansar.

 

Insomnio es un pretexto para que los artistas retomen algunos aspectos de este proyecto, sin centrarse obligatoriamente en su argumentación. Lo importante no es tanto la figura de Leon Spilliaert o la interpretación que hacen de él Charris y Sicre a partir de sus angustias personales, una idea que les incumbe a ellos y a su modo de entender una experiencia artística. Es más enriquecedor que sus capítulos se motiven a partir de un nuevo viaje metafórico a estas tierras (de ahí el nombre de la exposición, Viaje de vuelta a Flandes) para generar una lectura que realmente tenga que ver con ellos. Igual que Charris y Sicre volvieron en repetidas ocasiones hasta Ostende para indagar en la figura de este pintor enigmático, Juan del Junco, Carlos aires, Jacobo Castellano y Miki Leal deben buscar en este pequeña región elementos que se relacionen con su modo de ver y entender el arte. Para el comisario, lo fundamental de Insomnio resulta el viaje, la investigación, la búsqueda, el descubrimiento, la vivencia... y cómo eso logra llevarse a un terreno propio convertido en exposición. Todo ello por supuesto, sin darle la espalda al difícil momento de crisis que estamos viviendo.


Capítulo I: Juan del Junco

Ik zou graag willen vliegen, maar ik kan niet vliegen (me gustaría volar, pero no puedo)

En el año 2001 me fui a Holanda.

Quería ser artista, me gustaban los Países Bajos y me parecía moderno irme. Trabajé en una fabrica de Ketchup y en una fabrica de pan industrial. Me pagaban en florines. Todos los billetes holandeses me parecían preciosos -modernos- como yo quería ser.

Uno de los billetes holandeses estaba dedicado a la agachadiza común.

La agachadiza común (Gallinago gallinago) es un ave del Norte que emigra al Sur en Invierno. Yo emigraba al norte en busca de dinero, dinero moderno. A menudo los holandeses emigran al sur en verano. Traen su dinero. Dinero ya no tan moderno. Daría lo que fuera por que fuera el año 2001. Ser un artista joven que quiere ser moderno y volar a los Países Bajos...Holanda...tal vez Flandes.

Pero realmente el que vuela es el dinero.

Juan del Junco, agosto de 2013



Capítulo II: Carlos Aires

Este barco se hunde conmigo dentro... Pero sé nadar

Yo no puse una pica en Flandes pero allí dejé muchos sueños, experiencias y amigos. Aterricé en Holanda con 24 años y un pelazo negro que heredé de mi padre... regresando de Amberes catorce años después calvo como mi abuelo.

Ahora llevo en Madrid casi cuatro. Esta aventura 'flamenca' fue maravillosa.

Me gustaría ser capaz de transmitir lo que todos estos años han supuesto en mi vida pero me es simplemente imposible y tampoco quiero aburrirte con historias que seguramente sólo significan algo cuando se han vivido. Sobre todo quiero destacar el hecho de haber podido continuar estudiando y trabajando en lo que más me gusta.

Mientras viví allí, siempre tuve la sensación de que había intercambio, movimiento y oportunidades como resultado del trabajo e investigación en el taller. Gracias a ese trabajo conseguí alguna beca, ejercí de asistente de varios artistas o como montador en uno de los mejores museos de Holanda. Mi estudio y el de otros artistas eran lugares de encuentro (a menudo me llamaba alguien para pasar por el taller y charlar un rato). También me dieron uno de los premios nacionales belgas más importantes sin ser de allí.

No cuento esto con arrogancia ni fanfarronería, pero ahora que he vuelto a España me doy cuenta de lo lejano que estamos de esa manera de entender y vivir el arte.

Me sorprende que durante estos años en Madrid mi taller sea un lugar donde sólo asoma la cabeza algún amigo cercano o contada excepción. A veces me pregunto si en este país hay alguien a quien le interesa lo que hago, lo que hacemos los artistas.

Pensé que esto sólo me ocurría a mi porque llevo poco tiempo en Madrid, pero al hablar con otros artistas que llevan mucho mas tiempo aquí me contestan: 'esto es así'. No soy huraño ni me miro el ombligo, y creo estar al corriente de lo ocurre en la ciudad aunque sea imposible ver todo lo que me gustaría. Intento que la curiosidad me siga regalando grandes sorpresas porque me parece que aquí hay artistas de una calidad impresionante. Quizás ando despistado.

Lo peor de todo esto es que, sin darme cuenta, cada vez invito menos a nadie al taller y me encierro mas con mis fantasmas porque tengo la sensación de estar pidiendo un favor (cuando la intención es la contraria). Es fácil convertirse en lo que uno critica. Entonces intento que el desanimo no me golpee y me niego a pensar que hacer las maletas sea la única solución.

Lanzo esta pica no en Flandes sino aquí, en Madrid, en España. Me gustaría pensar que este sistema artístico nacional que llevamos años viendo hundirse podría ser otro, pero el cambio  tiene que venir desde dentro.

Esto no es un llanto porque soy consciente de que cada gota acelera el naufragio.

Señoras y señores ¡¡¡empecemos a achicar agua!!!

Carlos Aires, octubre de 2013

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Capítulo III: Jacobo Castellano

Flandes en la mochila

Este proyecto viene a confirmar que de una u otra forma, Flandes siempre estuvo cerca.

En torno al año 1990 a través de un programa de intercambio una chica belga llamada  Natalie aterrizó en Granada para pasar unos meses en mi casa con mi familia. El plan era  claro, nosotros nos empaparíamos de su cultura y mi hermana disfrutaría de otros tantos  meses en Bélgica alojada en casa de nuestra nueva huésped. Yo contaba con unos 14 años y no recuerdo con exactitud la razón pero al final acabé yendo yo. Fue mi primer contacto con  la parte flamenca de ese país. Recorrí con Natalie grandes, pequeñas y medianas ciudades a lo largo y ancho de la geografía sin intuir lo importante que sería a nivel formativo para mí la actividad creativa de esa zona.

Por aquel entonces empezaba a despertar en mí cierto interés por el dibujo y supe de aquella carrera llamada Bellas Artes que terminé cursando en Granada. Durante ese período fui conformado una manera de ver, sentir y pensar y sin premeditación alguna me fui encontrando con Vermeer con Thierry de Cordier, Mark Manders, Berlinde De Bruyckere y más tarde con Koenraad Dedobbeleer solo por nombrar algunos. Todos ellos provienen de ese pequeño espacio de tierra que genera artistas de un increíble nivel. En este momento y solo tras indagar en la obra de los antes nombrados me intereso por Goya, Gutiérrez Solana etc.

No creo que uno elija sus referentes, ellos mismos se ponen delante para que te empapes de su excelencia. Tuve que ir a Flandes para descubrir donde estoy y donde intuyo que quiero ir.

Tengo un viaje pendiente con mi mujer e hijo visitar Amberes y sus alrededores. Mientras tanto recorro sus calles y paisajes a través de Google Earth y sigo en contacto con Natalie, Vermeer y algunos más. Los viajes digitales no tienen nada de romántico, el contacto con los míos es una cuestión vital.

Jacobo Castellano, noviembre 2013

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Capítulo IV: Miki Leal

Al Congo Belga

Creo que soy el único de los cuatro artistas invitados a Viaje de vuelta a Flandes que no ha pisado Bélgica. Con esta incapacidad que me da lo no vivido, me empiezo a plantear conexiones imposibles e indescriptibles para un pintor no conceptual como soy yo.

Desde el inicio, el proyecto tenía una particularidad a modo de condición, y era que cada participante debía tomar prestado algún elemento de la muestra anterior.

Claro, y al yo ser el último de Filipinas... me encuentro con múltiples direcciones.

Lo primero que se me viene al a cabeza es la similitud entre la vitrina de La Naval y la ventana de mi cuarto de infancia, donde tenía colocada unas pegatinas que no dejaban pasar con claridad la luz del sol.

Por otra parte, también encontraba recurrente el tema del viaje, para mí siempre relacionado con África y mi tío Pepe, misionero en ese continente durante treinta años.

Y por último la pintura-pintura del pintor belga Luc Tuymans, posiblemente uno de los artistas que más ha influído en mi obra.

Con estas tres ideas y con la necesaria casualidad de un madero de origen africano de la anterior pieza de Jacobo Castellano, todo empieza a encajar. El madero se relaciona en mi imaginario con el país africano de mi memoria infantil; con la presencia lejana de mi tío Pepe a través de los exóticos souvenirs que nos enviaba a casa.

En la ventana de mi habitación había una pequeña pegatina de Tintín, lo que me lleva (inevitablemente) a Tintín en el Congo.

El tercer vértice del triángulo sería Tuymans y su proyecto sobre la lucha política del líder negro Patrice Lumumba, asesinado en Katanga, antiguo Congo Belga.

A nivel formal, la vitrina sería como mi habitación, y el espectador estaría detrás de las pegatinas de mi ventana. Al fondo, dos cuadros sobre el Congo Belga y Mulumba y finalmente unas piezas de cerámica policromada representando objetos diversos que poblaron mi niñez: colmillos de jabalí africano y un pañuelo celeste de caballero, en memoria mi tío el aventurero.

Miki Leal, noviembre de 2013


Imágenes de la Exposición
Carlos Aires Este barco se hunde conmigo dentro

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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