Descripción de la Exposición Si inicialmente, el trabajo de Javier Úbeda se remitía a la interpretación de estudios antropomórficos, progresivamente se ha decantado hacia un constructivismo preocupado por los problemas abstractos del espacio. Después de pasar por una etapa en la que la configuración humana tenía el peso del protagonismo siempre a la búsqueda de retos metafísicos, la obra actual se basa en la investigación de formas primigenias y originarias como núcleo generador de todo signo posible de vida. El artista abandona los caracteres referenciales anteriores para decantarse hacia una abstracción que se traduce en organicismos. Estos se suavizan, se redondean y se dinamizan en una conciliación entre la serenidad de los ritmos interiores y el pensamiento metafísico. En este recorrido, parte de la lectura de los grandes escultores de la primera mitad del siglo XX como Arp, Brancusi o Lipchitz, sobre todo en cuanto a la estructuración de las diferentes elementos compositivos, sin dejar de mirar a Gaudí como generador de una visión plástica de auténtico visionario. Su premisa, coincide con los dictados de Miguel Ángel, según los cuales la creación está escondida en el interior de la materia y sólo hay que ir sacándola para encontrarla. Es la dualidad materia / forma por donde transcurre el pensamiento del artista en un intento de captar las energías, traducidas en una explosión contenida y en una dinámica multiforme. Formas encontradas, incipientes, inalteradas, inconclusas, abiertas... atrapadas en el sustrato; construcciones amorfas que parecen manipuladas/erosionadas por el medio, por el paso del tiempo y transformadas por las tensiones telúricas. Inventa estructuras orgánicas, configuraciones maleables, redondeadas y sinuosas, procedentes del repertorio natural para sumergirse en el estudio de las morfologías del mundo biológico y geológico. Metamorfosis y transformación a partir de los cambios propios del mundo originario: construcciones fluctuantes, inestables y dinámicas que fluyen al exterior convertidas en microcosmos mineralógicos, en cavernas fosilizadas, en agujereadas orografías. Pero, en realidad lo que busca Javier Úbeda es la forma anterior a la forma: la forma como portadora de la verdad y como principio de las cosas, ésta como motor del universo y del sentido originario. Configuraciones indeterminadas, relacionadas con estados remotos de la existencia y con fenómenos primordiales. Críptico y enigmático, evoca el hábitat mítico y su potencial generador, rememorando un mundo esencial. La constante tensión, proporcionada a través de musicalidades, masas, concavidades, convexidades, planos, vacíos y llenos, queda perfectamente sostenida gracias a la técnica del material empleado -ligero y tratado con sedimentos pictóricos-, al acabado preciosista y al rico tratamiento de las superficies. Actualmente, los materiales que utiliza Úbeda son diversos, la mayoría no son propios de la escultura tradicional como el porex (ligero y dúctil) con el que consigue unas corporeidades singulares que parecen una acumulación de pieles satinadas y en ocasiones erosionadas. Piezas misteriosas e intemporales que nos remiten a restos ancestrales y nos transportan a la búsqueda de los orígenes. Verdaderos laberintos que nos permiten transitar visualmente por su interior, desde lo visible hasta las profundidades y sumergirse por mundos interiores. Sus volumetrías aglutinan los valores básicos de la propia escultura: la forma, cada vez más depurada y desnuda; la materia de la que extrae todo su potencial expresivo y el espacio que se convierte en una parte constitutiva e inseparable de la obra al estar profundamente impregnada en ella. La pureza, la severidad y la austeridad nos conducen por pulidas y depuradas epidermis que manifiestan una medida sensualidad. A pesar de tratarse de una obra tridimensional de corte biomórfico, dialoga en todo momento con una estructuración arquitectónica ya que estos mundos orgánicos están inscritos dentro de marcos geométricos: cuadrados y rectángulos en una perfecta coexistencia. Esta polaridad se hace especialmente extensiva entre otros conceptos de contrarios como el diálogo estricto entre el blanco y el negro que alimenta las contradicciones del espíritu humano. Vivencias sentidas con tensión, sentimientos introspectivos que usa de plataforma para el impulso hacia la conquista de lo sublime; una espiritualidad gélida, sin contaminación, que busca la dimensión introspectiva con unas obras nítidas, precisas, de una pulcritud exquisita. A pesar de este aire aséptico, casi de laboratorio científico que respiran, éstas encierran, sin embargo, una fuerte pasión controlada por una rigurosa disciplina. Un viaje de ida hacia el más allá con retorno a la vida, el de Javier Úbeda; un viaje iniciático por donde transcurren experiencias vitales. Joan Gil Gregorio Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España