Descripción de la Exposición La trayectoria de Pascual Blanco arranca desde sus años de formación en Zaragoza y Barcelona, pasando luego por su etapa en el Grupo Azuda-40, hasta llegar a su consolidación como un creador indiscutible de la plástica aragonesa, con hitos tan importantes como la muestra celebrada en la Lonja de Zaragoza (1992) o la antológica del Palacio de Sástago (2005); y con la obtención de galardones como, por ejemplo, el Premio Aragón-Goya (1998). Pascual Blanco es ante todo un artista que se define por la búsqueda constante de la experimentación plástica, porque para él la pintura es una apuesta de vida, o mejor dicho, su apuesta de vida, el objetivo de todos sus desvelos como hacedor de imágenes. En sus obras todo responde a una justificación estética, a un resultado plástico, y para ello parte siempre de pequeños bocetos, donde indaga sobre nuevos aspectos y soluciones visuales, disfrutando al máximo de esta fase inicial, para después llevarlos a formatos mayores, casi siempre manteniendo las líneas básicas de la idea primigenia. Si bien, y dada su formación con modelos del natural, la referencia del cuerpo humano le ha dejado una huella casi imborrable, siendo las figuras las primeras que suelen aparecer sobre la composición, para luego complementarse con otros elementos plásticos como son las formas geométricas o las transparencias con los fondos compositivos. Y todo ello con un colorido que en los últimos tiempos ha ganado en fuerza y sobriedad, recurriendo incluso a los contrastes con colores neutros que suscitan un fuerte impacto visual. Se diría que la exposición Viaje al Parnaso (Cántico corporal), de Pascual Blanco, es un museo-libro elaborado por un arquitecto -tan visceral como sereno- del aire, del pensamiento, del sentimiento, de la memoria y del deseo; libro-museo pintado por un poeta secreto de la meditación hacia el asombro. Lejos de un ejercicio interdisciplinar o de interacción pintura-poesía, contemplamos la brutalista arquitextura (arquitectura del texto por desleer que es el lienzo habitable) de esta viva complicidad dialogante, técnicamente perfecta, entre vacío y composición, limpieza de trazo y ausencia de gesto, forma y color, sentidos que se expresan con sentido y evocación consentida. En este caso los poemas acompañantes (en su mayoría clásicos, por su lectura en el tiempo: de Boscán, Garcilaso, Quevedo, Bécquer, Guillén, Neruda, M. Hernández, Otero...) no son el referente inspirador, y en ningún caso encorsetador, de la muestra. Nuestro pintor da testimonio de ciertas coincidencias entre la fertilidad del poso literario que ha colaborado a la fundación de su personalidad y algunas constantes argumentales del repertorio de elementos simbólicos y conceptuales que afianzan su imaginario plástico. Estas obras son, una a una, esa apasionante aventura, ese diálogo metapoético y metaplástico alma-cuerpo que no repite traje, escena, situación, momento, clima. Pascual Blanco atrapa todo halo de reposo, emoción, conmoción y dramatismo transcendente como antídoto de la banalidad y levadura de conocimiento. Cada cuadro, así, se convierte en un mundo. Y el conjunto de cuadros encierra una cosmovisión: el espíritu de la materia; la fuerza magnética del amor y del erotismo como constante aparición (sed de fuego, inasible presencia de lo efímero, sola fuerza capaz de sostenernos contra la adversidad de la condición humana).
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España