Descripción de la Exposición
“El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados”. Así describe Milan Kundera esta sensación en la novela titulada La insoportable levedad del ser (1984). Una atracción asociada a lo sublime que en su misma concepción alberga el horror placentero, aquel que desgarra el alma y despierta nuestra mente.
El deseo de llegar hasta donde no podemos ver, de llegar hasta los abismos en los que mora el espíritu, ha sido una constante aspiración de los artistas a lo largo de los siglos. Un camino que culminó hace ya décadas con los surrealistas y que encuentra en ciertas producciones una vía para indagar en lo más profundo del ser. En este sentido, hay un claro tinte surrealista en la obra de Weixin Chong, Alfredo Monge y Rigoberto Camacho, pues en ellas vemos cierta predisposición a transportar la mente hacia regiones alejadas de lo tangible.
Un tránsito que sobrepasa los discursos sobre la materia a pesar de la gran importancia que ésta juega en la construcción de sus trabajos, decantándose en este caso por su lado más mágico y tenebroso. Adoptan aquí el papel de fetiches, pues a través de ellos tenemos la posibilidad de abordar una realidad plagada de verdades ocultas y a veces indescifrables. Como si fuesen fruto de una antigua alquimia, las piezas de Vertigo construyen un templo dedicado a lo extraordinario y a lo sobrenatural, donde la mas pura fragilidad puede esconder la más temible de las bellezas. Un ambiente sincrético en el que conviven seres biomórficos de apariencia onírica, quimeras, cuerpos modificados y fragmentos de mitologías olvidadas; y en el que se suceden, como en una mesa de disección, el gusto por la unión de elementos discordantes, por el juego entre la tradición y las mas nuevas tecnologías o por la recuperación de objetos encontrados.
Con un lenguaje tan ingenuo como sugerente, estas nuevas ánimas son capaces de conectar con nuestra cultura y el medio natural donde han sido creadas, provocando una verdadera convulsión en los espíritus más lúcidos y atentos. Acuden de este modo a la belleza convulsa que defendía Bretón en sus manifiestos y que mediante una calculada violencia estética, serán capaces de subvertir el estado de las cosas. Surge así una peculiar simbiosis entre arte y vida, donde los límites entre lo cotidiano y lo fantástico quedan diluidos. Es en este espacio intermedio, en el hogar de estas bellas quimeras, donde nace ese abismo que es presencia intangible pero percibida. El vértigo que, citando de nuevo a Bretón, nos convulsionará o no será.
Óscar Manrique
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España