Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El hombre que vive junto a los ríos mira de forma distinta. Inspiro la frase en una visita reciente al taller de Wirz, pero también en el gran educador suizo Pestalozzi (1746-1827), cuyas biografías se unen en la ciudad suiza de Brugg en momentos cruciales de sus vidas, un lugar donde uno nace y otro muere, a orillas del río Aare, en el paso de las aguas fundidas del glaciar del mismo nombre en curso hacia el agradecido Rhin. La romana Brugg -puente en alemán- ciudad de brava naturaleza, de ríos y castillos, enfrenta al hombre con las claves más humildes de su existencia. Escribe Pestalozzi Velada de un solitario (1780), y Mis investigaciones sobre la marcha de la naturaleza en el desarrollo del género humano (1789), abriendo página a una nueva visión filosófica y social de la naturaleza con gran trascendencia para el pensamiento centro-europeo. Un método intuitivo, basado en la autoformación a través de la experiencia del individuo: la educación como tarea para el desarrollo armónico de las facultades y el dominio del espíritu sobre la animalidad. Dos siglos después el joven Wirz pasea a diario por el puente de Brugg y se fija en todos los detalles. A través de la observación y la memoria puede apreciar los cambios de las estaciones. El río es un singular proveedor de pequeños fragmentos de la naturaleza, su torrente erosiona todo lo que encuentra y modifica la visión de un joven cuya mirada ensimismada encuentra belleza en los pequeños trozos del cosmos rural, en veces tan contradictorios como laberínticos. Ese mismo caudal le llevó en los años setenta a las antípodas del Camerún, donde absorbió con el mismo afán introspectivo ( ). Su residencia y matrimonio con lo español es felizmente otro firme cimiento que viene deparándonos tantas gratas sorpresas en lo creativo: caudal también sin fin, al que asisto emocionado en cada visita que hago al estudio del Paseo del Rey, cerca de los trenes de Príncipe Pío y en la antesala de su traslado al universo manchego de Manzaneque, en donde Wirz ya vislumbra nuevas luces y sombras. El hombre del puente sigue siéndolo. La madurez se le aprecia en los dobleces, la precisión de unos pliegues que en su obra adoptan categoría de remansos. Con Hugo Wirz siempre se habla de oposiciones, de contraponer las distintas opciones hasta poder establecer un resumen final que pueda surgir de forma polivalente, siendo ni conclusivo ni evidente. Surgen referencias inevitables al yin yan, materializadas en su culto a los opuestos, en su trabajo en dípticos o en el conflicto formal interior-exterior, sin que sea necesario recurrir a los padres de la geometría fractal, los matemáticos Benoit Mandelbrot y Gaston Maurice Julia, para degustar de las creaciones de Wirz ( ). Para los matemáticos, el fractal es la prueba fehaciente de la belleza de la geometría. Las galaxias y otros cuerpos semejantes, decía Mandelbrot, se rigen por el concepto de fractal, que es lo mismo que decir que la matemática no es sólo parte de nuestras vidas, sino una misma de ellas. Wirz, sin embargo, hombre de proceso riguroso y consciente seriación, nos propone el fractal mismo como resultado de sus investigaciones. Trabaja sentado en muchas ocasiones, sobre todo en las obras de pequeño formato, cual científico, emulando la conveniencia del microscopio, utilizando las herramientas adecuadas: el cutter, el pegamento, el aerógrafo y el tiempo. Horas y horas de amanuense surcando los vientos, en mitad de una cosmogonía propia que, decididamente, tiene siempre en construcción. En otra idea de taller puedo ver a Wirz dibujando líneas de cuerda con los restos de una experiencia cartográfica íntima. Tiene la precaución de abrir y cerrar puertas para no contaminar el arreglo infinito en ciernes ( ). Creo que Wirz siente aquel torrente acuático de los glaciares suizos, aunque lo haya enriquecido con la decoloración de la sequía, una luz de la Europa del sur, descubierta con el diafragma de su madurez. En este circunloquio se le apareció el desierto -otro ambiente de claves y tonalidades propias. Desde el puente, las flores secas brillan tanto o más que las nuevas. Se da así a la observación del residuo, la huella, la naturaleza muerta, los fenómenos temporales. El agua del Aare, restado al Rhin, resurge en playa mediterránea y en pequeños humedales manchegos, tarayales o carrizales espesos en los que lo seco se mezcla arrogante con los brotes nuevos de la primavera. A falta de agua, resistencia. De ahí su particular uso del color, siempre comedido, cual saturado cromos griego, en el lacrimal de la efímera lluvia que limpia y deja listo el ojo, para sus nuevos enfoques. Los grises pasan a la gama de los azules con la constancia de la ola que invade la playa. Los marrones luchan con el verde de los tallos jóvenes. El cielo se abre en el interior de un capacho de cuerda, extraído del jugo residual del pigmento aplicado, junto a las rebabas del pegamento que fija su itinerario. Complicada poesía esta que no deja lugar más que al reto del mirar y ver sin esfuerzo ( ). Wirz se autoalimenta pués. Pocos hombres son capaces de encontrar en sí mismos su propio alimento. Una obra lleva a otra en un loop infinitesimal del que solo él es consciente en su grandeza. A los demás, introducidos en su tiempo, nos queda el efecto vaivén, o tal vez la relojería, en lo constante, un tic-tac perpetuo que nos enseña la verdadera noción de tiempo.( )Un día puede ser menos bello que el anterior pero no pasa nada. Quién sabe lo que deparará el siguiente. El tic-tac sigue vivo, una obra pide abrirse paso y genera otra variante y así otra obra... Wirz asiste impertérrito al curso o estado de las cosas, 'der lauf der dinge', en versión también suiza de los artistas Fischli y Weiss, sobre la historia no lineal de los objetos cotidianos. Como ellos, al descontextualizar el acontecimiento cotidiano, la cuerda de Wirz se convierte en una irónica metáfora de los logros del arte, en sus acercamientos a la vida y, en esa suerte de crisis de la representación que sufre en una de sus principales vías de desarrollo: la pintura ( )
Sianoja 10
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España