Descripción de la Exposición
Se trata de una nueva colaboración con el British Museum que repasa 5.000 años de creencias espirituales alrededor de la mujer y la feminidad a través de piezas ancestrales y contemporáneas.
¿Qué tienen que ver un busto de Minerva, una figura de Bodhisattva Guanyin, una máscara de baile de Taraka, de Bengala Occidental, y una Oshun de la fertilidad en la cultura yoruba de Nigeria? Son todas ellas representaciones del poder femenino: diosas, espíritus, demonios y santas que, a lo largo de los siglos, han ocupado un lugar central en las creencias de muchas culturas. A menudo se presentan como mujeres de inteligencia, belleza y valor excepcionales. En ocasiones, la noción de género se difumina y nos encontramos ante figuras hermafroditas de atributos portentosos. Se trata, en todos los casos, de representaciones simbólicas, encarnaciones de un poder espiritual, sin relación directa con el poder de reinas y princesas.
¿Qué nos dicen estas imágenes? Nos hablan del deseo humano de sentirse seguro y orientarse, de los ciclos naturales de la fertilidad y de la continuidad de la vida. Personifican el deseo y la pasión, el caos y la armonía. Se asocian con brujerías y maleficios, representan la independencia femenina y, o bien son fundamentales para la sociedad o, bien, se sitúan al margen. Son una fuente de autoridad y liderazgo que ponen al servicio de la comunidad. Encarnan el amor incondicional, la compasión y la salvación. Son veneradas y, al mismo tiempo, temidas.
Una exposición innovadora
Se trata de una exposición innovadora que pone el foco sobre la feminidad y el poder femenino desde la perspectiva de múltiples religiones y sistemas de creencias, tomadas de todas las épocas y en todo el mundo.
Veneradas y temidas. El poder femenino en el arte y las creencias toma como punto de partida a seres espirituales, fuerzas y deidades que se representan en el arte como mujeres o que se ven como una encarnación de lo femenino, lo bigénero o lo singénero.
La exposición muestra representaciones del poder femenino y objetos de culto. Señala momentos rituales de las distintas creencias y discute su influencia sobre la vida de las personas en las culturas del pasado hasta hoy.
Los visitantes tienen un papel activo en la visita: deben considerar por qué, en algunas culturas, ciertas fuerzas y poderes están representados por imágenes femeninas, y qué dice eso sobre la feminidad, la autoridad femenina y el género.
Cinco secciones temáticas
Veneradas y temidas. El poder femenino en el arte y las creencias se estructura en cinco secciones que abordan temas de significado universal desde el punto de vista de las creencias y de las experiencias humanas. En cada sección se reúnen objetos espirituales de diferentes culturas y periodos de la historia, buscando los puntos en común y también los contrastes.
Complejidad e igualdad
En cada uno de los ámbitos de la exposición, las piezas históricas conversan con obras de arte contemporáneo. En algunas culturas, la figura de la mujer se ha visto, de manera muy polarizada, como diosa o como bruja, como madre protectora o demonio castigador.
Ante este juego dialéctico, muchas artistas contemporáneas se proponen ir más allá, disolver las fronteras y pensar el papel de la mujer desde la perspectiva de un mundo más igualitario. Rosa Martínez se ha encargado de seleccionar las obras de arte contemporáneo, que dialogan con las obras históricas.
INTRODUCCIÓN: RESURGIR
Un vídeo de la artista argentina Ana Álvarez-Errecalde, Resurgir (2009), enmarca la intención y el contenido de la muestra. Una cascada de agua pura cae sobre el cuerpo de la artista y se convierte en un axis mundi: un eje del mundo que conecta las aguas primordiales con las fuerzas cósmicas. A través de esta performance, Álvarez-Errecalde intenta que se reconozca el trabajo de muchas mujeres ocultas en la tradición occidental, formada por una mayoría de hombres.
1. CREACIÓN Y NATURALEZA
La primera sección explora las creencias que rodean la creación de la vida y del medio natural. Presenta diferentes narrativas sobre el origen y nos aproxima las tradiciones espirituales que han asociado la tierra con lo femenino, los fenómenos biológicos y el paisaje natural.
Muchas creencias giran en torno a una deidad creativa única, femenina o masculina. Otras trascienden el género o muestran parejas creadoras, como en el caso de un grabado japonés del siglo XIX que puede verse en la exposición. Representa a dos espíritus creadores sintoístas que agitan las aguas primordiales para crear las islas del Japón.
También se presta atención a las diferentes diosas y fuerzas representadas por mujeres, que son veneradas por su poder sobre la abundancia de la tierra y del mar. A menudo son vistas como fuerzas creativas y destructivas que simbolizan la vida y la muerte.
Muchas figuras presentes en la exposición tienen una naturaleza multifacética. No todos los espíritus relacionados con la naturaleza son necesariamente benévolos. A veces son impredecibles y volátiles, y presiden tanto la creación como la destrucción.
Advertencia pública o empoderamiento
Una talla de Sheela-na-gig de la Irlanda medieval representa a una mujer de vulva prominente. Estas tallas adornaban iglesias y espacios públicos en el norte de Europa. No existe una interpretación clara sobre cuál era su función. A lo largo del tiempo, se han interpretado como advertencias públicas contra el pecado de la lujuria y como creencias precristianas sobre el ciclo de la vida. También, como símbolos de fertilidad. Artistas contemporáneas han utilizado estas imágenes como emblema de empoderamiento de la reproducción, de la sexualidad femenina y del potencial creativo de las mujeres.
Hay que destacar que la exposición no muestra una imagen o una interpretación única de las obras: trata de una multiplicidad de lecturas, figuras y conceptos que fluctúa a lo largo del tiempo.
La mirada contemporánea: melancolía y compromiso
La sección «Creación y naturaleza» incluye dos obras contemporáneas. La primera es una videoperformance de la artista ecuatoriana Saskia Calderón, Las lunas que no vi (2021). Calderón, que además de artista es cantante de ópera, ha compuesto una melodía, que ella misma interpreta, mientras sitúa sobre su rostro un cuenco que simula las distintas fases de la luna. No las cuatro que nosotros conocemos, sino las múltiples fases que los antiguos, en las culturas precolombinas, conocían, y que les permitían estar conectados con las fuerzas cósmicas, lo que favorecía el buen proceso de las cosechas. La recuperación de la agricultura biodinámica responde al deseo de reconexión con las fuerzas cósmicas. Esta obra tiene un punto de melancolía, porque se titula Las lunas que no vi, y hace referencia a las lunas muertas: el conocimiento que se ha perdido.
La segunda obra es de Marta María Pérez Bravo, una artista cubana que actualmente vive en México. ¡Jura! Cuánto encontró para vencer (1999) expresa de forma imperativa la obligación que tenemos de ser coherentes con nosotros mismos y con el mundo en el que vivimos, a través de nuestros aprendizajes o de rituales mágicos que grabamos de modo indisoluble en nuestro cuerpo y en nuestra alma.
2. PASIÓN Y DESEO
El segundo ámbito explora el deseo sexual y las diferentes formas en que se ha concebido en las distintas tradiciones, como un valor que eleva el alma y une a hombres y mujeres con lo divino, o como un elemento que se relaciona con fuerzas más demoniacas.
En la exposición se yuxtaponen representaciones diferentes de la desnudez femenina. La diosa mesopotámica Ishtar, Reina de la Noche (c. 1750 a. C.), relacionada con el sexo y la guerra, aparece representada frontalmente, en posición de dominio, mientras que una Venus romana clásica, saliendo del baño, se gira púdicamente para ocultar su desnudez.
Se trata de representaciones siempre complejas. La imagen de Venus, por ejemplo, personifica la mirada masculina sobre el cuerpo femenino desnudo. Venus gira la cabeza y desvía la mirada. Se cubre, aunque en realidad más bien parece estar llamando la atención sobre su sexo y sus senos. Hoy en día nos inclinamos a ver esta imagen como pasiva y coqueta, pero cuando se hizo encarnaba el poder de seducción abrumador e irresistible de una de las deidades más importantes del mundo antiguo que fue adorada por gobernantes. Podemos apreciar en las monedas de Julio César que figuran en la exposición cómo fue honrada como fuente de fuerza, virilidad y éxito. Lejos de ser una figura pasiva, Venus encarnaba la pasión en todas sus formas: desde el amor y el deseo hasta la ira y la violencia.
Lilith es una reacción contra la imagen de la Venus pudorosa. En la demonología judía, es la amante y compañera de Satanás que mata a los bebés y roba el esperma de los hombres para engendrar a sus propios hijos demoniacos. Creada cuando Adán, su marido, intentó dominarla y ella se negó a someterse. En los últimos años, ha sido celebrada como un icono feminista de la insubordinación.
Castigo o iluminación
Un grabado de Lucas Cranach de 1500-1515 representa la caída del hombre. Aunque el episodio de las Escrituras es breve, se ha desarrollado a lo largo de los siglos, de manera exacerbada, para presentar a Eva como una tentadora que seduce a Adán y lo inclina al pecado. El artista ha representado a la serpiente como una mujer para enfatizar la responsabilidad de Eva en la caída de la humanidad. En el polo opuesto de Adán y Eva, en el mundo hindú, Krishna y su amante Radha representan el sexo y el deseo de forma más positiva y más próxima a la naturaleza divina.
La mirada contemporánea: apasionado volcán
En el momento en el que se estaba produciendo la revolución de Fidel Castro contra la dictadura de Batista, los padres de la artista cubana Ana Mendieta quisieron que sus hijas estuvieran protegidas y las enviaron a los Estados Unidos a un internado muy rígido, muy estricto, donde a la artista se le despertó una nostalgia enorme por su tierra natal. Gracias a que pudo estudiar las nuevas tendencias y los lenguajes más evolucionados, esta nostalgia se tradujo en una serie de obras que rememoran las siluetas prehistóricas y los elementos originarios de las culturas ancestrales. Volcán (1979) representa la pasión, el fuego, la energía que lo quema y lo desborda todo. Mendieta construyó un túmulo en el que dibujó una silueta femenina, rellenó el agujero con pólvora y lo hizo explotar. Es lo que se recoge en el vídeo en una imagen poderosísima.
3. MAGIA Y MALDAD
El tercer apartado conecta a las mujeres y a la autoridad femenina con un peligro o una amenaza para la sociedad: brujas, monstruos y demonios. En la exposición se intentan cuestionar estas creencias y observar las complejidades de muchos de estos personajes: mujeres independientes, apartadas de la sociedad, solteras y sin hijos. Dotadas de un conocimiento esotérico y habilidades mágicas, son ambiciosas en la búsqueda de sus propios intereses. Existe una gran ambigüedad en torno a ellas, porque pueden verse como figuras peligrosas, pero también protectoras. Por ejemplo, Medusa, el monstruo de la mitología griega, concentra las dos vertientes. Desde mediados del siglo XX, su imagen se ha adoptado como icono de la rabia y de la rebelión feminista.
Esta sección presenta monstruos y demonios de distintas tradiciones de todo el mundo. Muchas de sus narrativas incluyen elementos de sufrimiento, dolor y venganza contra la sociedad. Una máscara representa a un ogro caníbal del poema épico hindú Ramayana. Una máscara del Japón muestra a un demonio, una mujer que se transforma por la fuerza de la ira que nace de los celos.
Condena o sátira
Una pieza destacada de este apartado es una representación del sabbat de Hans Baldung Grien (1510): una muestra temprana del estereotipo de la bruja malvada satánica, volando hacia atrás sobre una escoba, con una cabra que es en sí misma un símbolo de la lujuria. Grien era un humanista, y aquí parece estar burlándose deliberadamente de las acusaciones que circulaban absurdamente sobre mujeres señaladas como brujas. Es una imagen interesante porque demuestra que, hace 500 años, cuando el miedo a la brujería y la asociación con mujeres dañinas ganaba terreno en Europa, existían puntos de vista divergentes.
La mirada contemporánea: rituales mágicos
Marina Abramović es mundialmente conocida por la radicalidad de sus performances en los límites entre la vida y la muerte. En Dragon Heads (2018), toma como referente a la serpiente, un animal que representa los mundos tectónicos, subterráneos, símbolo de la Medusa, que paraliza y mata a los seres que se enfrentan a ella. En la cultura cristiana, la serpiente es el símbolo del demonio y del mal. Las serpientes sienten el calor del miedo que se genera en el cuerpo del animal que van a atacar. Abramović conserva la frialdad y la rigidez mientras una serpiente pitón le recorre el cuerpo. La artista es una maga, capaz con su propia fuerza de controlar ese poder demoledor.
Zanele Muholi es una artista sudafricana que se declara no binaria, hace gala de su negritud y critica las proyecciones coloniales que se han hecho en su país de la negritud como una fuerza incontrolable o como algo que debía ser domesticado por los colonizadores. En la exposición se presentan tres obras suyas de 2015. En Somnyama IV, se representa como leona: mujer salvaje, poderosa, dotada de una gran melena. En Bonna, juega con la tradición occidental de la mujer que se mira al espejo, reinterpretando el mito de Narciso: una «Narcisa» negra. Al mismo tiempo, reinterpreta a la Venus del espejo de Velázquez. Sus obras tienen lecturas múltiples, muy abiertas. Pero el cuestionamiento de cómo Occidente ve la negritud está siempre presente en la personificación que lleva a cabo de sí misma disfrazándose, ataviándose con elementos simbólicos. En MalD Harlem, incorpora los elementos de los chamanes, los atributos que utilizan en sus rituales mágicos.
4. JUSTICIA Y DEFENSA
Muchas tradiciones religiosas relacionan el poder femenino con la fuerza física, la justicia y la autoridad moral. Destaca en la exposición una gran estatua de la diosa leona Sekhmet, relacionada con la guerra, la aniquilación y la enfermedad, pero también con la protección. Fue llamada dama de la matanza y también dueña de la vida porque podía retenerla. Hathor era la diosa con cabeza de vaca de la belleza, el placer, la fertilidad y la sexualidad. Sekhmet i Hathor no son dos seres separados, sino dos aspectos del mismo poder.
Destrucción o crecimiento espiritual
En la creencia hindú contemporánea, Sakti es una fuerza divina activa que irradia y anima el cosmos. Una obra realizada por un artesano indio contemporáneo representa a la diosa Kali, asociada al tiempo, la destrucción y la valentía, que se ve como una guerrera sedienta de sangre que usa su poder para derrotar a las hordas demoniacas del caos y aligerar a los seguidores de su ego, simbolizado por las cabezas cortadas en torno a su cuello. Pero Kali también es honrada como la Madre Suprema en la creencia hindú. En ella, la violencia es un acto de compasión; usa su espada para separar a sus seguidores de las cualidades negativas que limitan su crecimiento espiritual: codicia, envidia y miedo.
La mirada contemporánea: contra la inmovilidad de las mujeres
Las artistas contemporáneas reinterpretan desde la perspectiva actual los valores de justicia y defensa. La Inquisición quemó a muchas mujeres, acusándolas de brujería. El sentido de justicia del patriarcado hizo que muchas mujeres vivieran sometidas y que tuvieran que cumplir órdenes de sumisión. La idea de la mujer estática y obediente es cuestionada por dos artistas contemporáneas. A pesar de haber sufrido violencia por parte de su propio padre y de haber padecido psicológicamente mucho a causa de esta agresión, Niki de Saint Phalle crea en su arte figuras coloristas, de formas redondeadas y acogedoras. Sphinx, que puede contemplarse en la exposición, es una escultura de resina pintada con una puerta de entrada en la parte inferior, que corresponde al sexo femenino, y unos senos protuberantes, uno con una flor y el otro con un corazón. Pero la esfinge sigue siendo una figura silente, hermética, que guarda secretos. Es la idea de la mujer como ser habitable, sensual, aunque reservado. Quizás ese deseo de inmovilidad de las mujeres haya sido una injusticia histórica que hay que reparar.
Habla (2008), de Cristina Lucas, propone reparar esta falta de forma muy radical. La artista tardó más de dos años en obtener el permiso para realizar una réplica del Moisés de Miguel Ángel. Cuando Miguel Ángel finalizó su Moisés, le dio un golpe y le dijo «Habla», porque era tan perfecto que solo le faltaba hablar. Moisés es uno de los representantes de la religión patriarcal, de las religiones monoteístas, sentado en su trono, con las Tablas de la Ley. Cristina Lucas, vestida de color púrpura —para simbolizar el feminismo y los oropeles de los cardenales de la religión católica—, sube por la escultura y la destruye a mazazos. Hace realidad una frase de Nietzsche que afirmaba que, a veces, hay que filosofar a martillazos.
5. COMPASIÓN Y SALVACIÓN
María ha sido honrada en múltiples formas, en diferentes tradiciones abrahámicas y cristianas, y también en el islam. En la exposición se puede contemplar un icono ortodoxo oriental, de los más antiguos: la Virgen Odighitria, que significa ‘la que muestra el camino’. Sostiene a su hijo en el regazo, y con la mano apunta hacia él. De esta forma guía a los fieles hacia la salvación. La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, realizada con briznas de paja teñidas de diferentes colores y dispuestas en un mosaico que crea un resultado brillante, reproduce el efecto que produjo la aparición de la Virgen a un hombre indígena, en la ciudad de México, en 1531: le ordenó que construyera una iglesia en su honor, que hoy es el lugar de peregrinación católica más visitado del mundo.
Belleza espiritual y corporal
La figura de la Virgen María se examina junto con el concepto de compasión del budismo. Como Guanyin, su conexión con la humanidad es lo que la ha hecho tan importante en la vida de millones de personas en todo el mundo.
A través de la iluminación, Guanyin ha trascendido todas las limitaciones y no tiene género. Puede aparecer en cualquier forma que desee para promover la salvación de todos los individuos. En el budismo tibetano, Guanyin y Tara se perciben como seres espirituales, con atributos de belleza que atraen a los creyentes. La sexualidad, el encanto y el atractivo femeninos se ven como una influencia positiva en la vida humana.
La exposición propone una narración de múltiples capas y hace conversar a las obras a través del tiempo.
La mirada contemporánea: laberinto de libertad
En el apartado «Compasión y salvación», encontramos Dédalo ideó una vez en Cnossos una pista de baile para Ariadna (2019-2023), de la catalana Tania Berta Judith. La artista borda tres sábanas heredadas de su familia, zurcidas, cuidadas y reparadas a través del tiempo. Sobre ellas borda motivos simbólicos. A veces son los nombres de sus abuelas, buscando la línea transgeneracional femenina. En esta pieza, intenta sacar a las personas del estereotipo en el que la historia las ha situado. Para ello, se sirve de una frase de Homero. No presenta a Ariadna como la abandonada de Dionisos, que se la lleva del laberinto y la deja en Naxos. La representa como una bacante, bailando en un ritual extático de felicidad y danza, y mezclando culturas distintas. El minotauro está hibridado con el bisonte de Altamira. Sitúa en el centro el laberinto, que es una pista de baile. Un punto de luz representa el encontrarse a sí misma. Con ello, la artista defiende la necesidad de vivir una alegría diferente a la impuesta en la tradición patriarcal, en la que el hombre abandona a la mujer.
Portia Zvavahera, en This is where I travelled (2020), utiliza tintas de impresión para representar el mundo de los sueños, el mundo de la noche, que es donde aparecen los fantasmas, los miedos y los espíritus de los ancestros. Viste la figura que flota en el mundo onírico con una especie de manto de novia de la tradición textil de Zimbabue, su país. Representa la posibilidad de reconfigurar una nueva posibilidad de amor, de salvación de los sufrimientos y los estereotipos del pasado.
EPÍLOGO. UNA REFLEXIÓN DESDE EL PRESENTE
Las obras Leiva (2021-2022), de Austin Camilleri, y Corona (2017), de Marta María Pérez Bravo, son dos aperturas hacia el siglo XXI. Camilleri presenta a su propia hija en una posición desafiante: ¿por qué yo, por el hecho de haber nacido mujer, he de ser juzgada? En la videoperformance de Marta María Perez Bravo vemos una figura cubierta por una sábana blanca de la cual salen dos brazos que van estirando con fuerza, y al final aparece una corona dorada, que es el símbolo del gran esfuerzo que todos tenemos que hacer para encontrar nuestra propia luz en este inicio del tercer milenio.
Espacio de mediación: una reflexión desde el presente
Situado al final del recorrido, el espacio de mediación quiere despertar el sentido crítico del público en torno a algunos temas que aborda la exposición desde una perspectiva actual.
En una pantalla encontramos la pregunta «¿Poder o condena?». A continuación, se levantan cinco tótems en los que los visitantes encuentran un botón de poder y un botón de condena. El público se para un momento a pensar: hemos visto muchas figuras veneradas a lo largo de la historia porque representan la fertilidad. Este atributo, ¿cómo lo vivimos hoy en día? ¿Es un poder o, en ciertos contextos, puede ser una condena? Al votar, los visitantes podrán descubrir cuál es el porcentaje votado por el público. Los cinco atributos escogidos son: fertilidad, sensualidad, rabia, ambición y resiliencia.
Terminada esta sección, pasamos a un rincón que invita a los visitantes a compartir su historia, porque han hecho una elección u otra. En este espacio podrá verse un mural con todas las opiniones de los visitantes.
Exposición. 28 sep de 2023 - 14 ene de 2024 / Fundación La Caixa - CaixaForum Madrid / Madrid, España
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España