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A través de un título sugerente y ambiguo, “Velocidad sobre el agua”, el artista Rufo Criado (Aranda de Duero, 1952), continúa profundizando en la interpretación de la naturaleza en su realidad más cercana, el entorno que le rodea, y cuyo resultado es un conjunto de pinturas de un marcado carácter formalista y abstracto.

Parte de las sensaciones que le transmite el paisaje, cada vez más intervenido por el hombre, más atravesado por autovías y autopistas que forman parte de un entorno nada bucólico, que se va conformando poco a poco como una secuencia de natural-artificial y artificial-natural, tan característico de nuestra época, las traduce con intensa expresividad sobre el plano pictórico.

Rufo Criado trata de asumir como inevitable este encadenamiento ... de flujos naturales y necesidades humanas de movilidad, para transformarlo en un todo de carácter constructivo, dotándolo de una cierta filosofía que trata de convertir en positiva y equilibrada una experiencia que en un primer momento nos puede resultar inestable y de una cierta agresividad visual.

Para este proyecto ha trabajado únicamente con la pintura, aunque las composiciones y estudios previos los haya realizado con ordenador.

Como recordarán, en la última exposición realizada en 2003 en esta galería y en las últimas ediciones de ARCO lo que mostró fueron trabajos digitales presentados en cajas de luz y otro tipo de soportes. Esta exposición reafirma que la pintura de Rufo Criado se ha ido transformando en estos últimos años a través de la experimentación sobre diversos recursos y soportes que ofrecen las tecnologías actuales, pero asumiéndolas desde premisas pictóricas. Busca la adecuación de sus composiciones al tipo de soporte más idóneo.

La presente muestra se convierte en la primera de Rufo Criado después de dejar recientemente la dirección del Centro de Arte Caja de Burgos, CAB, cargo que asumió desde su apertura en 2003. Los motivos, según nos indica, son recuperar el silencio y la intensidad necesaria para el desarrollo de su propia obra.

Reproducimos fragmentos de un texto reciente del artista en el que reflexiona sobre el sentido de las obras que aquí se muestran:

“…Espacios abigarrados, esquemas laberínticos que participan de un orden inestable. Su acumulación hace perder cualquier sentido de perspectiva para derivar así hacia fugas indeterminadas.

El color como plano de color. Intersecciones ilógicas a pesar de un orden aparente. Color expresivo, tenso, ácido como la existencia misma.

Es curioso, pero me gustaría que mis pinturas recientes se interpretasen dentro de un contexto cercano a un “expresionismo formalista”. Sé que es difícil de asimilar, porque ambas palabras parecen antitéticas en su formulación, pero entiendo que lo expresado en una obra no tiene por qué tener un carácter existencial ni excesivamente dramático para intentar transmitir el estado de cosas del momento presente.

Desde la observación y el análisis se puede ser consciente de las turbulencias que acontecen, y, por qué no, traducir la desazón, el desasosiego e incluso los temores hacia lo que nos puede llegar en formalismos abstractos cargados de intensidad emocional.

Razón expresada mediante formas y superficies de color de contundencia expansiva.”