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Uno lo mío y lo tuyo: Tres décadas de arte en expansión, 1980 al presente

Exposición / Banco de la República - Biblioteca Luis Ángel Arango / Calle 11 # 4 - 14 / Bogotá, Distrito Especial de Bogotá, Colombia
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Cuándo:
Desde 08 nov de 2013

Inauguración:
08 nov de 2013

Comisariada por:
Carolina Ponce de León, Santiago Rueda Fajardo

Organizada por:
Museos Banco de la República

       


Descripción de la Exposición

Bajo el título Uno lo mío y lo tuyo: Tres décadas de arte en expansión, 1980 al presente, la quinta y última curaduría del nuevo montaje permanente de la Colección de Arte del Banco de la República ofrece una muestra representativa del arte contemporáneo producido en las últimas tres décadas en Colombia. En palabras de Carolina Ponce de León y Santiago Rueda, los curadores, en ellas se reflejan los conflictos y dinámicas que agitan a una sociedad volátil y turbulenta como la nuestra . Son 143 obras, entre pinturas, grabados, esculturas, técnicas mixtas y medios expandidos, que se exhibirán de forma permanente en la Casa Republicana de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

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Esta exposición, conformada por una selección de obras de la Colección Permanente del Banco de la República, ofrece una muestra de arte contemporáneo producido entre 1980 y el presente, con un énfasis en arte colombiano, aunque cuenta también con algunas obras de artistas latinoamericanos y, en menor número, de artistas europeos. Las obras reunidas en esta exposición reflejan la pluralidad del arte contemporáneo en Colombia. Están organizadas en torno a siete categorías: Memoria, Resistencias, Cuerpos, Medios expandidos, Metodologías, Espacios y Geometrías. Estas agrupaciones reflejan algunas de las ideas y prácticas más relevantes del arte contemporáneo colombiano.

 

Como en muchos países de América Latina, el arte moderno en Colombia se sirvió de modelos eurocéntricos con un sentimiento ambiguo de pertenencia cultural a Occidente. No obstante, el filtro unificador del modernismo -en términos genéricos- poco revela sobre la particularidad histórica que implica inventar, extemporáneamente, la modernidad latinoamericana. La aspiración principal consistió en validar un arte autónomo que consolidara tradición, identidad y universalidad. Así, la respuesta de los artistas, durante buena parte de la segunda mitad del siglo xx, fue conciliar el formalismo modernista internacional con los cabos sueltos de una tradición precolombina. Esto ofrecía una solución intermedia que brindaba, a la vez, un sello de autonomía cultural y uno de arraigo internacional. En otras palabras, el proyecto modernista nacional consistió en mitificar el pasado para inventar la utopía del futuro. Esta actitud se mantuvo presente en las ultimas décadas cuando los artistas utilizaron materiales con cierta carga cultural -el maíz, la panela, las maderas nativas- que aludían a una espiritualidad americana, arraigada en la tierra, al fusionarla en obras de carácter minimalista y conceptual.

 

Felicidad perdida: Memoria cultural

 

Las últimas tres décadas, sin embargo, son particularmente complejas por la diversificación, cada vez más enredada y cruel, de la violencia. Esto abarca desde las formas de violencia política, económica y psicológica hasta las fuentes que la ocasionan: narcotráfico, guerrilla, fuerzas militares y paramilitares y delincuencia común atadas por la desolación, la corrupción administrativa y el desamparo colectivo.

 

En medio de esta complejidad, el arte colombiano de los años ochenta y noventa se dirigió permanentemente a confrontar el caos, a cuestionar el contexto y a forjar una ética artística. Si el arte modernista propició un vínculo entre arte e identidad nacional para legitimar el ejercicio artístico de un país sumido en múltiples crisis, con el arte contemporáneo ocurrió un proceso inverso: un divorcio entre arte y propósitos oficiales. El concepto de 'identidad cultural' no se asumió programáticamente, al contrario, se sometió a un minucioso cuestionamiento crítico. Y aquí surgen las preguntas que plantearon los artistas en ese período: ¿cómo aproximarse a la historia de Colombia, sus signos, emblemas y mitos frente a las versiones oficiales, el olvido y la censura? ¿Cómo abordar la violencia política a través del arte sin ilustrarla o estilizarla? ¿Cómo o qué representar? ¿Cuáles son los límites o alcances de una ética artística para formular significados?

 

Una cosa es una cosa: Metodologías

 

Conocer los discursos de la ciencia, la historia, la política, la ley, la cultura y el arte, como construcciones colectivas que obedecen a intereses y contextos y no como verdades absolutas, se convirtió, para los artistas, en uno de los problemas que debían enfrentar. Los artistas asumieron, por ejemplo, métodos de la ciencia y la cultura. La apropiación crítica, el análisis y hasta la parodia de métodos científicos, que puede remontarse a la Expedición Botánica y a los viajeros del siglo XIX, aparece junto a reflexiones sobre el espacio urbano, las instituciones del arte y el arte mismo.

 

Algunos artistas, valiéndose de una interpretación libre de la historia, de la reafirmación del gusto personal e incluso del 'mal gusto' y del uso de medios tradicionales -especialmente la pintura- retrataron una sociedad inestable y en movimiento acelerado, a la vez que permitieron una entrada en los mundos privados donde habitan la imaginación, el miedo, el sexo y el placer.

 

Color que soy: cuerpos, resistencias  

En esta confrontación ética, el cuerpo, como frontera y envoltorio que nos contiene y nos define, se convierte en objeto de atención y escenario de los más diversos debates, controversias y luchas. Los artistas asumen el cuerpo como el vehículo de afirmación de la diferencia, sea esta personal, política, racial, religiosa o de género, en concordancia con intereses y debates similares que se desarrollaban, en el mismo momento, en todo Occidente. Los artistas, apartándose del canon clásico y del ideal de belleza tradicional, se ocuparon y se ocupan de enseñar la precariedad, la corpulencia, la complejidad y la fragilidad que nos contiene.

 

Soñar cuesta ideas: medios expandidos  

Los artistas surgidos en la década 2.0 abordan una realidad compleja donde el cuerpo, progresivamente, ha sido transformado por el poder de los medios de comunicación, los dispositivos electrónicos, el consumo epidémico de drogas de todo tipo -legales e ilegales- y la brutalidad y la volatilidad del mercado.

 

Los artistas no solo migraron hacia nuevas formas y técnicas sino que también reelaboraron los medios tradicionales. La reinterpretación de la gráfica -de crucial importancia en la década de 1970-, la experimentación fotográfica, la reelaboración de aparatos de alta, media y baja tecnología aparecen en obras diferentes.

 

Así, los artistas empiezan a ocuparse de maneras diversas, aunque coincidentes, de los problemas de vivir con la tecnología y el deseo de desmembrarla y reinventarla. El proceso creativo de algunos artistas asimiló los modos de la economía del rebusque. Esa cultura de la supervivencia que recicla los desperdicios para solucionar las carencias domésticas primarias al tomar la precariedad económica como raíz idiosincrática e insistir en promover, con sus obras, vínculos de identificación y comunicación con un público más amplio que el reducido círculo del mundo del arte.

 

Bosque para espacio interior: espacios  

Mientras la tecnología es protagonista de nuestras vidas y de nuestro arte como estructura de la comunicación, del lenguaje y de la energía, hay también una toma de conciencia del valor simbólico del lugar del arte a través de sus implicaciones políticas, sociales, culturales, filosóficas, psicológicas y poéticas. La arquitectura, por ejemplo, constituye otra de las preocupaciones de hoy, ya que el espacio arquitectónico, aparte de ser el escenario de nuestras vidas, es concebido como un clima psíquico y un reflejo de nuestra mente. Mientras la ciudad es un punto focal de atención, el paisaje -un género fuerte en nuestra tradición local- se redefine y se diversifica. La fotografía es elegida como el método más directo y objetivo para definir y relatar lo que puede significar el espacio. De hecho, el espacio de nuestra geografía define los discursos de apropiación y conocimiento. Así, el interés por nuestra naturaleza tropical, tan diferente a la matriz europea que nos define, se convierte en querencia para los artistas.

 

Retrospectiva: críticas institucionales  

Una de las características del arte contemporáneo es la toma de conciencia de sus propios procedimientos y de sus formas de significación y validación. Así aparecen obras que intentan describir y analizar sus espacios e instituciones o, simplemente, se ocupan de las maneras en que entendemos el arte.

 

El escepticismo ante el medio del arte y sus dinámicas (la parodia a la excesiva teorización y la reflexión sobre el lugar del artista, el exhibicionismo al que se le somete y su mercantilización) es otro de los temas tratados. Siguiendo a Baudelaire, los artistas saben que 'el arte no debe gustar en el sentido tradicional: debe criticar, sorprender, incordiar, iluminar, sacudir, incomodar. En suma: disgustar'.

 

Geometrías  

Finalmente, no puede olvidarse que numerosos artistas no se han interesado ni en el críptico hardware teórico, ni en la crítica institucional, ni en el dramatismo tanático. El espíritu abstracto, inherente a la historia visual de todas las civilizaciones, tiene una fuerte presencia en las culturas prehispánicas y en el arte ornamental de la Colonia.

 

Igualmente, está presente de diversas maneras en el arte contemporáneo, ya sea para hacer comentarios sobre la utilización de la abstracción y la geometría como sistemas de pensamiento, control y productividad; como motivo para revisar la aparente rigidez de las tradiciones implícitas en la abstracción misma, o como una forma de explorar sus posibilidades vigentes. Las geometrías -estrictas, aleatorias, orgánicas- se convierten en un vehículo de pensamientos y sensaciones.

 

Esta exposición, cuyo título -Uno lo mío y lo tuyo: Tres décadas del arte en expansión, 1980 al presente- fue prestado de una canción del grupo de rock colombiano Los Aterciopelados, evoca una época de cambio -cambio de siglo, cambio de conciencia y cambio en las maneras de pensar, sentir y aproximarse a la realidad-. Con este título queremos reconocer el carácter incluyente del arte de nuestra época, una práctica que se asume cada vez más en función de una colectividad productiva de relaciones sociales y culturales: una conciencia del otro en conjunción con lo individual.

 


Imágenes de la Exposición
Uno lo mío y lo tuyo

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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