Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El 27 de octubre de 1960, Yves Klein publica en una falsa edición del diario francés Dimanche (Le Journal d´un seul jour) la obra Saut dans le vide, salto al vacío realizado desde la ventana del segundo piso de un edificio, con las manos al aire, evidenciando su intento ficticio de realizar algún viaje imposible a la luna, nirvana soñado de la desmaterialización de la era moderna. Su acción artística hace énfasis en un estado de levitación, un punto de flotación que nos remite por igual a la ascensión que a la caída en una búsqueda espacio-espiritual. '¡El pintor del espacio salta al vacío!' es el título de la imagen, y debajo hay una declaración de Klein: 'Soy el pintor del vacío. Seamos sinceros, para pintar el espacio, tengo que estar en posición. Tengo que estar en el espacio'. En su intento de hacer creer que su salto fue verdadero (y no un fotomontaje), Klein divulgó la fotografía- testimonio de su performance a través de volantes, buscando masificar su impacto, y yendo más lejos en su búsqueda de la inmaterialidad, a través del simulacro de una acción que no se hizo verdaderamente. 'Toda obra es un temblor del futuro' nos decía André Breton. Intuición mística, el salto de Klein encuentra un eco distorsionado en la novela de Julio Verne De la terre à la lune (De la Tierra a la luna) dónde el intento de lanzar un proyectil en la luna fracasa y se convierte en un satélite de la misma tierra, espejo de si mismo, de la aldea planetaria. Por ende, el hombre se auto-bombardea de imágenes, anticipando la era de Google Earth y su colonialismo sin precedente. El efecto bumerang, devastador por su capacidad de cobertura y su riesgo de uniformización, nos lleva a lo que Claude Lévy-Srauss llamaba en Tristes Tropiques en 1955 'la monocultura que tanto agota el imaginario y los particularismos existentes'. Así, caeríamos en el riesgo de fomentar una atomización del saber, una visión globalizada, estandardizada de nuestro entorno y una hiperrealidad sujeta a la modelación de los medios de comunicación. Contra-atacando, Nicolas Bourriaud nos incita a apostar por 'una modernidad especifica de nuestra época que haga referencia a sus problemáticas: una altermodernidad, surgimiento de una forma de pensamiento susceptible de operar interconexiones entre culturas dispares, sin negar por ello su singularidad, construcción de un espacio de negociaciones que superarían el multiculturalismo posmoderno, más atento al origen de los discursos y de las formas que a su dinamismo. A esta pregunta de la procedencia, hay que sustituir la del destino: ¿ A dónde ir ? '. Dicha pregunta fue uno de los fundamentos de la tan comentada exposición Les magiciens de la Terre (Los magos de la tierra) presentada en 1989 en el Centre Pompidou, uniendo en un mismo espacio a creadores de todos los continentes, enfrentando manifestaciones diversas y propiciando diálogos interculturales y múlti-temáticos: un receptáculo ecléctico y 'desoccidentalizante' que incitó a reflexionar acerca de la autonomía del arte frente a su contexto social y su posible apreciación como tal. El artista nómada y 'glocalizado', que va de información en información, deambula por las épocas y los estilos en el inmenso depósito. Apuesta por una reescritura de la historia oficial en beneficio de relatos plurales. Para Marcel Duchamp, el arte no era más que 'un juego entre todos los hombres de todas las épocas', una caja de herramientas para 'habitar' y 'recargar' el interminable espacio discursivo. O una manera de (re)interpretar lo existente, tal como lo escribió Guy Debord en 1956 en 'Modo de empleo de desvío': 'todos los elementos, tomados de cualquier parte, pueden ser objeto de nuevos abordajes'. Y de ahí la importancia, recordando al mismo Klein, de crear una zona neutral de sensibilidades propias. Asger Jorn era aún más radical en este sentido: 'todas las obras del pasado deben ser reinvestidas o desaparecer'. Partiendo del postulado duchampiano, la exposición Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja pretende así propiciar resonancias entre obras de artistas de diferentes épocas, géneros y estilos, centrando su discurso en los núcleos temáticos influenciados por la trinidad de Klein: cuerpo, color, espíritu. Componentes activos y participativos, las 'obras abiertas' (concepto teorizado por Umberto Eco), ponen en escena espacios de intercambio, convirtiéndose en un entorno locatario, una simple plataforma de discusión que anhela proyectar una co-presencia a través de un relato: un terreno de juego de lo (im)posible.
Exposición colectiva: Francis Bacon, Tomás Casademunt, James Ensor, Mathias Goeritz, José González Veites, Gabriela Gutiérrez, Perla Krauze, Asger Jorn, Tina Modotti, Lucebert, Mario Núñez, Manuel Rocha Iturbide, Mauricio Sandoval, Patrick Silve, Francisco Toledo, Roberto Turnbull, Boris Viskin, etc.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España