Descripción de la Exposición Al confluir en nuestra percepción de la naturaleza el espacio y el tiempo, la sensación es de infinito, inquietándonos ante él por parecernos inasequible. Para hacer comprensible esta sensación, se requiere acotar el espacio y llevarlo a un tiempo común concorde con nuestra sensibilidad, mediante el arte creativo e indagador que nos hace la realidad razonable, operable, asimilable, conocida y cercana. El espacio entendido como universo: planetas, galaxias, y también otras entidades: hombre, árbol, animal, roca; desde la superficie hasta la profundidad de su constitución, son todos ellos mundos infinitos por sus mecanismos y estructuras y por las complejas relaciones internas y externas con los otros seres. Necesitamos conocerlos para convivir, acercarlos representándolos mediante el arte para sentirlos, reconocerlos y reconocernos. Todos los seres y objetos, animados o inanimados, tienen tres dimensiones físicas mensurables: 1 altura, 2 anchura, 3 profundidad o grueso. Desde hace muchos miles de años se ha representado, en pintura, con las dos primeras dimensiones reales: 1 altura y 2 anchura. A partir de los pintores renacentistas y mediante su descubrimiento científico de la perspectiva cónica y de la perspectiva aérea, se hicieron representaciones con la dimensión 3 profundidad o grueso, reducida al plano del cuadro, sin dimensión física real, llegándose a culminar obras humanísticas de cuyas maravillas están llenos los museos del mundo. Sí se representa con las tres dimensiones físicas en la escultura, en producciones que han coronado la identidad de todas las culturas y civilizaciones del globo. Aunque la consciencia de vacío lleva a colorear algunas esculturas y arquitecturas, al no querer prescindir del color como una de las principales referencias de la vida, quedando este incorporado, no integrado. Después de las riquísimas aportaciones creadoras de las vanguardias de los siglos XIX-XX, por el enriquecimiento del color y la acrecentación de los valores abstractos y formales de las artes plásticas, pioneras y conductoras de todas las artes en esa época, cabe preguntarse sobre la continuidad de la relación con la naturaleza desde nuestros conocimientos actuales, tanto del arte como de la importancia de la materia en nuestra existencia y en el medio entorno, cuya permanencia está amenazada y con ella la humanidad precisamente por no respetarse la materia en su ser natural. Entre los dos entes que componen el espacio-tiempo einsteniano -la realidad- al espacio le corresponden las tres dimensiones físicas de las que hablamos. La dimensión tiempo, además de su condición de componente de lo real, funciona como una cuarta dimensión, casi física, del objeto-arte y tiene la doble misión de identificarse, conectando como un espejo, con el tiempo histórico en el que la obra se ha hecho, coincidente en nivel y precediendo en muchos casos, con la situación de los conocimientos técnicos, creativos e ideológicos de su época. Entre los que opera como equilibrador humano por su condición est-ética. Cuando las tres dimensiones físicas, además, del color, están integradas en la representación plástica como unidad indivisible, habremos avanzado en la representación y en el enriquecimiento estético de los contenidos, acercándonos más a la naturaleza. Un paso más, siempre y cuando mantengamos como primeras y principales condiciones para el existir de la obra de arte: la libertad ideológica, conseguida por los artistas con las vanguardias del siglo XIX-XX, y la libertad imaginativa. Con estas dos condiciones se alcanzaron siempre las máximas calidades y cualidades en el conocimiento del mundo y en el del ser humano. Creamos para conocer-nos. Me intereso por establecer una conexión emocional más evidente, entre la llamada convencionalmente pintura abstracta o no figurativa con la naturaleza, de la que esa pintura 'parece' alejada tal y como se la entiende socialmente, como si toda la pintura, desde Altamira no haya sido siempre abstracta y figurativa. Una conexión creativa, no imitativa, pero sí dotada de valores que la naturaleza nos aporta, visuales y táctiles, que no han sido aún incorporados en la historia de la pintura a pesar de su evidencia y de su peso emocional y vital. No poniendo únicamente el acento en la información e impresión que la vista nos ofrece y sí tanto en ellas como en los valores táctiles reales y sobre todo en el profundo poso que la naturaleza deja en todos los sentidos del cuerpo entero, poniendo en primer lugar los plásticos. Llevo trabajando en esto setenta y siete años, definiendo el objetivo final, cincuenta y dos de ellos inmerso en nuestra naturaleza espléndida. Presento los últimos resultados porque considero imprescindibles la colaboración del espectador para culminar una indagación creativa artística, pues sin él lo que llamamos cultura no existiría. La función de la pintura es ecologista, ayer, hoy y mañana. Leonardo aconsejaba no alejarnos de la naturaleza, para no perdernos.
Exposición. 26 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España