Imposible no fijarse en la técnica de este artista. Bueno, a menos que uno crea a primera vista, que son fotografías. Y no lo son. Son acuarelas. Ni más ni menos. Con un trabajo minucioso, hasta el más mínimo detalle, puesto al servicio de un resultado final verdaderamente sorprendente.

Y lo más desconcertante. Muchas de las acuarelas están hechas sobre madera lo que hace todavía más atrayente el trabajo de Carlos Brú. El efecto así conseguido es extraordinario. Tanto en los matizados entre el blanco y el negro, como con los más clásico en color. Los motivos van desde los bodegones con flores hasta la representación de objetos menos habituales en ese campo como bombillas y otras cosas que tenemos a nuestro alrededor en la vida diaria.