Descripción de la Exposición
Con frecuencia, las colecciones de arte son fruto de arranques más ligados al entusiasmo que a la planificación fría. Las que nacen desde un apoyo económico fuerte suelen querer reflejar la historia reciente o la última actualidad; las que parten casi desde el silencio, optan por ir tejiendo una especie de tela de araña en la que se hacen posibles los diálogos, desde un claro compromiso con una contemporaneidad plural. Obras y nombres hacen que se creen relaciones y vaya fluyendo, hasta hacerse visible, nítido, un relato que, con frecuencia, estaba en el origen.
La colección del MARCO, incipiente, señala su campo de incidencia en su primera exposición con fondos propios, reuniendo obra central de tres artistas: una viguesa, otra bilbaína residente en Pontevedra y una tercera cubana residente en México. La intención de la propuesta es clara: poner en relación el mejor arte gallego con el exterior, especialmente el peninsular y el americano, en sintonía con nuestra historia.
De las tres artistas seleccionadas se muestra una amplia representación de su trabajo –casi a modo de pequeñas exposiciones de cámara, con ese ambiente íntimo característico, en el que cada propuesta solo se ve alterada por la presencia de las otras. Se eligen temas afines como son la identidad, el autorretrato, la presencia del cuerpo, la vindicación de la condición femenina, las referencias a la historia, al arte, a símbolos de culturas cercanas por lo vivido o por lo emocional, las preguntas, el compromiso.
Yolanda Herranz Pascual (Barakaldo, 1957) y Andrea Costas Lago (Vigo, 1978) reconocen en Marta María Pérez Bravo (La Habana, 1959) un referente ético y estético, pero a ella le sorprenden la rotundidad y el toque personal de las propuestas de sus compañeras. Y en ese diálogo, en esa complicidad de objetivos, es en donde el espectador asiste a ese t´juego de miradas, de ecos y sorpresas que está siempre presente en el arte.
“Una imagen de sí” sirve de presentación a un proyecto de colección que terminará concretándose en los próximos años, cuando la tela de araña que empezamos a trazar adquiera una clara presencia física.
Miguel Fernández-Cid / María Seoane
Comisarios de la exposición
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UNA IMAGEN DE SÍ
“La autorrepresentación se ha configurado en las últimas décadas como uno de los ejes más productivos dentro de la creación artística. Desde el auge de la performance a partir de finales de los años sesenta, pasando por la irrupción de la perspectiva de género y el despliegue de la teoría feminista en la esfera del arte, hasta llegar al más reciente giro autobiográfico, la autorrepresentación aparece como una herramienta decisiva para abordar toda una serie de aspectos relacionados con la producción de la identidad, la construcción del sujeto, la representación del cuerpo o la exploración y manifestación de la subjetividad.
Yolanda Herranz Pascual (Barakaldo, 1957), Marta María Pérez Bravo (La Habana, 1959) y Andrea Costas Lago (Vigo, 1978), son tres artistas que han profundizado en estos territorios desde diferentes perspectivas. La confluencia de sus propuestas en esta exposición, a partir de obras pertenecientes a la Colección del MARCO de Vigo, permite hacer una lectura, no sólo de las temáticas apuntadas en torno a la identidad, el cuerpo, el sujeto o la subjetividad, sino también de dos campos estrechamente relacionados con la autorrepresentación y lo autobiográfico como son el autorretrato y la performance, en los que la fotografía, y por extensión el vídeo, aparecen como medios privilegiados para su desarrollo.
Estas tres creadoras, con mayor o menor intensidad a lo largo de su trayectoria, han acudido al autorretrato como ámbito de indagación donde el propio cuerpo, como expresión y autorrepresentación del propio yo, aparece como el territorio físico, simbólico y social desde el que explorar y manifestar diversas subjetividades, construirse como sujetos, cuestionar identidades y adscripciones tanto a nivel individual como colectivo, o revelar, en suma, el carácter fluido y ambiguo de la interioridad subjetiva. Un impulso performativo alimenta y sustenta sus propuestas en esta dirección, no ya sólo por el manifiesto tránsito por la corporalidad, por el rastro de experiencialidad que hay en ellas, o por el acusado sentido de interioridad que albergan, sino también por su capacidad para alentar la exploración de la subjetividad como vía de transformación.
En esta línea se sitúa Yolanda Herranz Pascual, al desarrollar dentro de su proyecto El Arte Sana / El Arte Cura (en alusión clara a esa potencia de transformación /curación) una serie de autorretratos que remite precisamente al proceso de indagación en la interioridad subjetiva, un elemento estrechamente relacionado a su vez con la reflexión sobre la identidad que guía su trayectoria. Utilizando una combinación de texto e imagen, muy característica en su trabajo, propone un doble marco visual y textual. El desplazamiento de la identidad convencional asociada al retrato, a través de la desfiguración del rostro, se reconfigura en una nueva identidad que se expresa y construye a través de la palabra. El yo de la imagen visual, el singular del autorretrato, bascula hacia un somos, hacia una escritura en plural ambigua, abierta y poética, que explora esferas interiores ocultas, silenciosas. Una interconexión entre texto e imagen que construye metáforas sobre la identidad, la que corresponde al rostro de la artista densificado en una mirada que parece volcarse hacia las zonas ocultas de nuestro interior, y las que emanan de las impresiones y percepciones que acompañan a cada una de las imágenes, cuyo conjunto de textos ofrece un recorrido existencial compartido con el lector / espectador, y que tanto puede ser entendido desde una expresión de naturaleza autobiográfica como desde la base de una experiencia emocional común.
La ritualidad, fuertemente anclada en la práctica artística latinoamericana, así como las referencias a un marcado sincretismo religioso enraizado en su cultura local de origen, recorren la trayectoria de Marta María Pérez Bravo, caracterizada por una continuada práctica del autorretrato concebido a partir de elaboradas escenografías de alto contenido simbólico. La puesta en escena del propio cuerpo lo convierte en un paisaje para la inscripción de signos y alegorías elaboradas a partir de la hibridación de tradiciones, cultos y rituales. La cultura afrocubana, en toda su diversidad, es el camino de referencia para abrir un territorio que transita entre lo espiritual, lo material y lo corpóreo, un mundo onírico habitado por objetos y materiales que adquieren toda su compleja dimensión a través de la gestualidad y el lenguaje corporal de la artista. Cada imagen es entendida y abordada como una acción performativa destinada a ser fotografiada con una estética que evade lo referencial para adentrarse en el terreno de lo onírico, de lo impalpable, de lo mágico, configurando la fusión de esos dos mundos, de lo material y lo espiritual. Los pies de foto de cada imagen abren un camino de lectura plagado de significados y referencias tanto simbólicas como cotidianas, tanto referidas a la cultura afrocubana como a las esperanzas, temores, premoniciones o deseos que configuran la identidad subjetiva de cada uno.
La problemática de un cuerpo socialmente determinado, asociado al hecho de la maternidad, es la base sobre la que Andrea Costas Lago desarrolla su proyecto Desapego, en el que expone y examina su propia experiencia autobiográfica. Una acción autorreflexiva que se despliega de manera compleja desde tres perspectivas simultáneas, lo que le permite abordar, a un mismo tiempo, tanto su propia subjetividad, su interioridad, como la cuestión más amplia de la identidad femenina. Por una parte, confronta la maternidad con el marco social y político que la determina y condiciona, algo que realiza, desde su doble condición de artista y madre, mediante un gesto de apropiación del título de la performance de Marina Abramović, Arts Must Be Beautiful, ArtIsts Must Be Beautiful (1975), que ella reformula para el vídeo que realiza junto a sus hijos en un ambivalente y paradójico Moms Must Be Beautiful, que confronta literalmente con el contenido de la grabación. Por otra, remite al espectador al ámbito de las relaciones intrafamiliares y a la esfera de lo cotidiano, tanto mediante la reformulación de las fotografías y los vídeos de familia, como a través de la repetición de gestos cotidianos y ordinarios, alterando su sentido y significación. Y, por último, a través de la apelación a su propia interioridad subjetiva, encaminada por diversas vías: desde el flujo autobiográfico que canaliza el proyecto, pasando por el uso metafórico del color rojo, tan biológico como emocional en este caso, hasta el tipo de acciones cotidianas elegidas para autorepresentarse. Con todo ello construye una difícil reflexión que transita por una amplia gama de sentimientos y condiciones, que van desde lo individual a lo colectivo: dolor, vulnerabilidad, presión, expectativas, fragilidad o resistencia.
Tres artistas que construyen y arrojan una imagen de sí a partir de sus cuerpos y de sus subjetividades, dejando con ello, a su vez, la huella de una transformación posible, tanto para ellas como para nosotros, espectadores.”
Alberto Martín Expósito
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SOBRE LAS ARTISTAS
Marta María Pérez Bravo (La Habana, Cuba, 1959) vive y trabaja en México desde 1995. Cursó sus estudios de grado en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte ISA (La Habana, Cuba).
Sus exposiciones individuales más recientes incluyen Firmeza (Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, 2020); Un símbolo es una verdad (Espacio Cultural Ex Teresa, Foto México, Ciudad de México, 2019 / Museo MUSAS, Hermosillo, Sonora, 2017); Yo vine a buscar (Galería Lucy García, Santo Domingo, República Dominicana, 2018); Esprits de corps (Maison de L’Amerique Latin, París, 2013); Vidente (Galería Fernando Pradilla, Madrid, 2012); Relaciones Negativas. Marta María Pérez y René Peña (Centro de Arte La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria, 2011); Homenaje a Rodin (EDS Galería, México DF, 2010); Marta María Pérez (Galería Fernando Pradilla, Madrid, 2007). Entre las muestras colectivas más recientes en las que ha participado se cuentan, entre otras, Nada Personal. XIII Bienal de La Habana (Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, 2019); Under Cosntruction: Relatos desde Latinoamérica en la colección CIFO (Casa Fugaz, Monumental Callao. Perú, 2019); La pobreza irradiante: 24 horas de videoarte (Casa de Cultura de Gibara, Cuba, 2019); Radical Women. Latin American Art: 1960-1985 (Pinacoteca de São Paulo, Brasil, 2018 / Hammer Museum, Los Angeles / Brooklyn Museum, NY, 2016-17); Herencia: Origen y Mito (Fundación Escondida. Antofagasta, Chile, 2018); La Fotografía construida, Biblioteca Nacional, Bogotá, Colombia, 2015); Estrictamente personal: XII Bienal de La Habana. Centro Hispanoamericano de Cultura, La Habana, 2015); Re-action. Genealogía y contracanon, Casal Solleric, Mallorca, 2015); Video Arte en América Latina (The Getty Research Institute, 2011-2013); Iconocracia (ARTIUM, Vitoria-Gasteiz, 2015); Desdoblamientos. Exploraciones a partir de la fotografía en México (Museo Universitario del Chopo, México DF, 2015).
Catedrática de escultura en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra (Universidad de Vigo), la trayectoria artística de Yolanda Herranz Pascual (Baracaldo, Vizcaya, 1957) comienza en 1979, compaginando el trabajo individual, en proyectos de clara vindicación feminista, con el colectivo, agrupando artistas con las que siente vínculos comunes. El convencimiento de que es necesario sumar voces en defensa de ideas y mensajes de claro matiz político la lleva a volcarse en trabajos y plataformas colectivas, siendo su obra personal menos conocida entre el público de lo que su trascendencia reclama.
Algunas muestras individuales, como …NO, AÚN NO… (MARCO, Vigo, 2020); Pronunciamiento y pasión (Galería Ad Hoc, Vigo, 1994); Tomar la palabra (Galería Arteara, Madrid, 1994); Pese al paso del tiempo (Patio de Escuelas de la Universidad de Salamanca, 2007), y su inclusión en colectivas como Genealogías feministas en el arte del estado español, 1960-2010 (MUSAC, León, 2012) o Alén dos xéneros (MARCO, Vigo, 2016) le otorgan el lugar que merece, como una de las artistas pioneras en la defensa de posiciones de género.
Andrea Costas Lago (Vigo, 1978) es artista visual, profesora de fotografía en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, Universidad de Vigo, y en la escuela de diseño Aula D. Desarrolla su labor creativa utilizando diversos lenguajes como instalación, vídeo o performance, aunque es más conocida por su trabajo fotográfico. Su personal narrativa suele tratar temas tan cotidianos como universales desde una perspectiva emocional y psicológica. En los últimos años ha combinado su trayectoria artística y docente con la investigación y preparación de su tesis doctoral, sobre “Lactancia materna en fotógrafas del siglo XXI”.
Su obra ha sido protagonista de la muestra individual Desapego (MARCO, Vigo, 2022), y ha estado presente en numerosas exposiciones colectivas, como Cruzamentos na arte galega da Colección CGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea. Santiago de Compostela, 2022); A paisaxe e a súa pegada (Casa do Cabildo, Santiago de Compostela, 2019); Alén dos Xéneros. Prácticas artísticas feministas en Galicia (MARCO Vigo y Auditorio de Galicia. Santiago de Compostela, 2017); Alivio (Alterarte, Ourense, 2011); Mapas creativos. Nuevos nombres en el arte gallego (Galería Orígenes, La Habana, 2008); Márgenes y mapas. La creación de género en Galicia (Auditorio de Galicia, Compostela, 2008); La jeune création photographique en Galice (Espace Bonefoy Toulouse, 2007); La buena vida (CGAC, Santiago de Compostela, 2006); O Feito Fotográfico (MARCO, Vigo, 2004).
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España