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Al titular esta exposición Una Habitación propia transmitimos al espectador la idea de que va ... a entrar en un lugar íntimo en el que nos encontraremos confortablemente y donde no vamos a intentar dar en ningún momento una definición concreta de lo femenino como algo universal, sino todo lo contrario, mostraremos la diversidad de aquello que nos connota y a la misma vez nos une desde la distancia. El título de la exposición lo es también de un libro de  Virginia Wolf que usa como metáfora para referirse a 'la conquista de un espacio propio como sujeto en lo privado y en lo público', en este caso una habitación propia del feminismo.

Durante mucho tiempo lo femenino ha sido uno de los otros que se han hecho visibles en el transcurso del último siglo, el problema que esto supone en cuanto la mujer se inserta en lo social y deja de ser el otro, es que surge la dificultad de definirse dentro de este espacio del que ha sido durante siglos relegada, el de lo social. En la exposición retratamos el espacio íntimo de la mujer desde varios puntos de vista: el de la mujer hacia otras mujeres, el de la sociedad hacia la mujer, desde la mujer hacia otras mujeres y el autorretrato.

En la exposición nos encontraremos con 28 fotografías:

8 de Clara González, de su serie Amas de casa, en la que aborda este grupo de mujeres como una tipología susceptible de ser catalogada, estudiada, analizada y clasificada visualmente. Las retrata en sus dormitorios, en el espacio más íntimo de la casa, imprescindible en este caso para elaborar una tipificación y generalización. Escoge la ventana como punto de luz y apertura del espacio cerrado para unificar la serie. La ubicación del vano en el dormitorio obliga y determina el posicionamiento de la cámara, y por ende, de la ama de casa.

8 de Mariella van der Rijst, de su serie Dans le Bain, en la que acudimos a una escena de deliciosa intimidad y sensualidad, tan recurrente a lo largo de la Historia del Arte, como es una escena privada entre dos mujeres en el baño, llenas de referencias visuales. En este caso la fotógrafa subvierte la idea del espacio doméstico en el que suele aparecer la mujer en tareas del hogar y familiares, para jugar con el  concepto de lo doméstico, lugar para lo prohibido y sensual. Hay una fuerte influencia y homenaje a las primeras fotografías eróticas que pintadas a mano enfatizaban la carnalidad de las modelos. Estas aparecen en actitud de reposo envueltas por el vapor del agua seduciendo al espectador y captando su mirada.

8 de Beatriz Ros, de su serie Intimidad, en la que la artista se autorretrata en diferentes actitudes vitales. Existe una cierta narratividad onírica que el espectador percibe al contemplar las diferentes secuencias de imágenes que se suceden. La ira, el deseo, placer, el llanto o la alegría están presente sin palabras, a través de un universal mapa emocional y gestual con el que el espectador difícilmente no empatice.

2 dípticos de Laura Franco, Autorretrato I y II y Cicatices I y II, en ellos aparece la artista autorretratada, usando su cuerpo como contenedor de sus vivencias y sus padecimientos. El cuerpo, ella misma, como residuo físico de sus dolencias, de sus cicatrices.