Juanma VIDAL o la inclinación oriental. Su alma de samurái forjada en las enseñanzas del campo que cultiva desde hace, ya, dieciséis años en su retiro de Aljaraque, le lleva, como un marco polo contemporáneo, a viajar en repetidas ocasiones a Japón. Se llena y disfruta del legado y la práctica zen para volver a su estudio-taller y devolvernos en su obra todo el amor por lo oriental, toda su admiración por el universo de sensaciones y enseñanzas de la cultura japonesa.

Su preocupación constante por alcanzar la armonía y la paz interior, y esa idea obsesiva de “tengo que hacer…” dan forma a una obra de factura matérica muy elaborada, intensa y de gran profundidad emocional.