Descripción de la Exposición
UN HOGAR EXTRAÑO, comisariada por Sofía Fernández Álvarez
Adriana Berges, Carmen González Castro, César Lacalle, Cristina Toledo y Magda Arnaud
Desde hace alrededor de un año, los habitantes del mundo nos encontramos en un proceso duro, constante y paulatino de reconocer (y reconocernos en) el lugar en el que vivimos. La idea de volver atrás, de que la pandemia fuese tan sólo un bache transitorio tras el cual todo volvería a ser como antes, se torna cada vez menos realista, cobrando peso la percepción de que nos encontramos ante una realidad en perpetuo devenir, donde cada día, cada reto, cada relación, cada espacio y cada imagen debe ser afrontada desde cero, con nuevos ojos, nuevos sentidos y nuevas mentalidades. Este reaprendizaje se encuentra plagado de tensiones, de ansiedad a menudo, e incluso de nostalgia y ciertos tintes de pérdida.
Un hogar extraño, lejos de ser otra panorámica más sobre la creación artística durante el confinamiento o la pandemia, se cuestiona de una manera más global y abstracta la relación entre las personas y los espacios que habitan, cuando éstos no son estables y cómodos, sino cambiantes e inaprehensibles. La experiencia reciente –de la que es difícil mantenerse al margen, en tanto que la cultura contemporánea refleja y dialoga con la realidad y las preocupaciones del momento–, es tan sólo el punto de partida para revisar cómo, a través de la práctica artística, una serie de creadoras actuales tratan de conocer y explicarse aquello que les rodea; de resolver la tensión entre un mundo cambiante, saturado de información, y su propia necesidad de comprender o conceptualizar, para situarse en el mismo, como individuos y como artistas.
Esta exploración de lo creativo como herramienta descodificadora de lo que nos rodea, incluye pero no se limita al espacio físico, como la ciudad o la casa: pretende abarcar también ámbitos como el propio cuerpo, el proceso creativo, la imagen e incluso el entorno digital.
Trata de abordar una diversidad de espacios, físicos y no-físicos, que nos resultan cercanos y cotidianos pero, en un momento dado o bajo ciertas circunstancias, se vuelven también irreconocibles, exóticos, ajenos o incluso siniestros (Unheimlich). Un hogar extraño contempla varias estrategias y puntos de vista desde los cuales las artistas problematizan esta confrontación, definiendo, describiendo y aproximándose a la cotidianeidad mediante su obra para lograr –o al menos intentar– hacer suyas y aprender a vivir con realidades complejas y cambiantes. Un abordaje desde la práctica artística que nos puede aportar algunas herramientas para desarrollar nuestra propia nueva manera de estar en el mundo.
Magda Arnaud convierte en materia su proceso creativo, a caballo entre la poesía y la creación plástica, en una obra que funciona como atlas de su práctica y su pensamiento. Adriana Berges traspasa a la pintura imágenes digitales archiconocidas –los fondos de pantalla de Windows– en una reflexión sobre la construcción del paisaje en el siglo XXI, a la vez que cuestiona la hiperproductividad y saturación de imágenes en su serie En calma, aquí representada por la obra Almohadilla. Carmen González Castro recurre al mito de Narciso para explorar la cultura del selfie, donde la representación del propio cuerpo a través de la cámara sirve a la vez para vernos y mostrarnos, gustar y gustarnos. La cámara de César Lacalle retrata con fascinación la vida en las grandes ciudades: los procesos sociales y culturales que tienen lugar dentro de unas arquitecturas cada vez más uniformes en todo el mundo. Cristina Toledo rescata fotografías antiguas y las transfiere a la pintura –bien sobre lienzo o sobre menaje metálico–, generando en esa transición entre tiempos y soportes un fuerte sentido de extrañeza que desvela lo siniestro y la violencia que subyace en muchas imágenes que consumimos a diario con naturalidad.
Sofía Fernández Álvarez
Comisaria de la exposición