ficciones reveladas
Recordar lo olvidado. La materia semántica de este oxímoron perfila el perímetro elástico y abierto del espacio de reflexión compartido por Cristina R. Vecino y María Tinaut en Memoria construida, proyecto expositivo que presenta la Galería Javier Silva dentro de la programación de diálogos creativos que define su actual temporada.
Las capas del recuerdo configuran en cada persona un sedimento caprichoso, intermitente, repleto de huecos, elementos sorpresivos, extrañas conexiones y resonancias difusas. La fotografía, que históricamente ha tenido asociada una función documental de la realidad, actúa también como agente condicionante de la huella biográfica. El testimonio de la imagen reemplaza la herencia de la propia experiencia y configura un relato distinto al original. Pero, ¿cómo opera la fotografía cuándo no existe marco referencial?, ¿qué activa en los ámbitos perdidos del pasado?
María Tinaut analiza en su obra las posibilidades de construcción de una imagen, explorando la narrativa...visual de nuevas ficciones que resulten verosímiles. Utiliza su archivo familiar o fotografías adquiridas en rastros, en un ejercicio de re-definición que altera la veracidad, autoría y propiedad del recuerdo. Se trata de una búsqueda sin pretensión de respuestas. A la artista le interesa no saber y tampoco contar. Habitar el recuerdo de lo no vivido. Trabaja una misma imagen con diferentes técnicas para investigar las lecturas alternativas que proporcionan y, mediante procesos de repetición, descontextualización, fragmentación, ampliación o reproducción, desafía su significado original, como ocurre en la serie basada en la estructura secuencial de las tiras de fotomatón.
Cristina R. Vecino emplea como detonante una serie de carretes propios de fotografía analógica recuperados tras años sin ser revelados. Despliega ante sí un archivo sin referencia temporal clara, que pone en evidencia una especie de documentación del olvido, de representación del vacío. La presencia del error asume un papel narrativo fundamental, velando información, desenfocando el recuerdo, evocando sensaciones discontinuas. Lo ausente cobra fisicidad mediante un ejercicio de recuperación donde las imágenes se encadenan y solapan como fogonazos vitales. La sucesión aleatoria que proporciona la película del negativo se desvincula de la memoria factual para dar forma a nuevas ensoñaciones desde la mirada presente de la autora.
El diálogo entre las dos artistas produce interesantes confluencias conceptuales desde puntos de partida diferentes. María desarrolla un proceso de indagación donde desentraña la sintaxis de la fotografía y de los procedimientos de reproducción gráfica para articular un lenguaje dotado de la carga subjetiva de la práctica pictórica. En sentido inverso, Cristina se sumerge deliberadamente en la alquimia del azar, para imaginar un universo plástico que, desde la fotografía, invade los resortes emocionales e intuitivos de la pintura o el cine.
Ambos proyectos ponen en común la esencialidad del blanco y negro. Acaso para eludir distracciones en el juego dialéctico sobre las luces y sombras de la memoria. También coinciden en el valor del defecto. Quizás porque ninguna realidad es perfecta.
ignacio gil
María Tinaut | Cristina R. Vecino
Entrada actualizada el el 28 mar de 2016
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