Descripción de la Exposición
La exposición "Un contínuum común indefinidamente liso" se adentra en la Colección del IVAM para proyectar otras miradas hacia lo contemporáneo, invitándonos a abordar las piezas desde una perspectiva mucho más amplia y compleja. La muestra reúne un total de 117 obras, de las cuales cuatro proceden del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) y 113 pertenecen a la Colección del IVAM. Entre las obras podemos encontrar pinturas, fotografías, esculturas, vídeo e instalación de artistas como Bruce Nauman, Julio González, Sonia Delaunay, Marcel Duchamp, Grete Stern, Dan Graham, Richard Prince o Sanja Ivekovic, entre otros. Las obras provenientes del MUSAC son de los artistas Marc Bijl, Pipilotti Rist y Olaf Breuning.
El hilo conductor que articula la exposición gira en torno al concepto de lo contemporáneo: cómo podemos acercarnos a este término y su complejidad por medio de la narrativa que se configura con la selección de piezas de la Colección del IVAM, entendiendo dicha colección como una construcción histórica y social.
La exposición se interesa principalmente en dos aspectos: los vacíos que podemos encontrar y que ayudan a construir un relato alternativo, y en cómo desmontar una narrativa lineal adscrita a los discursos expositivos que va unida siempre a un principio y un final. A través de las obras expuestas, la muestra sirve para reflexionar sobre la naturaleza de la institución museística («Cuando algo falta, cuando algo no está»), el papel del artista y su identidad («La contradicción como principio») y, por último, las anticipaciones de ciertos movimientos que cambian nuestras respuestas ante el arte («Un lugar significa definir un campo»).
Las piezas asumirán otros significados dependiendo de la óptica desde la que se analicen, demostrándonos que, en este presente que nos envuelve donde todo puede significar cualquier cosa, no hay nada mejor que acercarnos a un territorio difuso para descubrir que lo importante no es definir qué es lo contemporáneo, sino descubrir cuándo lo es.
CUANDO ALGO FALTA, CUANDO ALGO NO ESTÁ
Lo cotidiano es esto que todavía no hemos asimilado: una condición en la que la intensidad de los cambios nos impide muchas veces tomar conciencia, de manera profunda y verdadera, de la época. Dentro de esta dimensión encontramos un elemento altamente evocador, que lo es por las contradicciones que atesora, por su complejidad innata y, sobre todo, por ser, en su esencia, la figura por excelencia de la revolución detenida. Hablamos del museo.
Dentro del arte contemporáneo y su continuo shock ante la postmodernidad que le ha tocado vivir, encontramos a un museo que se mueve en un contexto social globalizado. Un mundo en el que incluso lo deslocalizado busca cierta identidad y en el que, para sobrevivir, esta institución debe comprometerse con otros modos de producción. El museo nos está enseñando que puede funcionar de manera transversal, que puede mostrarnos lo que normalmente no vemos y que podemos aprender a leer los acontecimientos de otros modos. La mirada que nos propone aún nos parece algo lejana, no tanto por falta de interés, como porque los mecanismos de la percepción se han asentado en base a ciertos parámetros y desmontar algunas cuestiones suele costar un tiempo.
Una colección, como la que aquí analizamos, es una construcción histórico-social que permite rastrear una multiplicidad de códigos, ideologías, modas y condiciones. Es un artefacto que arroja luz sobre una época que, asimismo, necesita ser mirada transversalmente. Su potencia radica en que tiene la capacidad de medir un tiempo de presencia y de ausencias. Para ello, es necesario observarla desde un cierto compromiso social.
Así, si nos encontramos dentro de un espacio y un sistema del arte determinados y a la espera de su ansiada revolución, nada mejor que entender al museo como el entorno adecuado para desarrollar un nuevo movimiento cultural. Uno capaz de prolongar las líneas de experimentación y de reflexión que alguna vez fueron llamadas al orden.
En este apartado, para acercar los modos de funcionamiento de la institución museística, se ha generado una instalación site specific en el espacio de la exposición donde piezas escultóricas como las de André Derain (Tete) dialogan con obras como Cabeza de Judith de Markus Lüpertz, Maqueta para Valencia de Per Kirkeby o Pierced Spiral de Robert Smithson. Y se analiza el papel cambiante de los museos y su conexión con el contexto a través de obras como pueden ser Roman statue in the Glyptothek (Estatua romana en la gliptoteca) de Herbert List o Portrait of portrait (Retrato de retrato) de Barbara Ess.
LA CONTRADICCIÓN COMO PRINCIPIO
Esta sección de la exposición pretende ref lexionar sobre la construcción de la figura artística, cómo a través de ciertas piezas como The critic sees de Jasper Johns, el autorretrato de Claude Cahun, la pieza Sobre los nuevos sistemas en el arte de Kazimir Malévich o con Käte Steinitz y The Designer podemos analizar la propia concepción que se ha tenido de las obras y de uno mismo como sujeto.
Analizar la figura del artista no es ni será una tarea sencilla. No hay que olvidar que nos encontramos ante un sistema configurado por relaciones errantes donde aparecen figuras de identidad nómada. Dentro de los mundos del arte, algunas de estas figuras nos han guiado u orientado en la clasificación de los movimientos artísticos y en la reinvención del gusto estético. Un fenómeno que provocaba —y aún provoca— que la condición de obra de arte y de artista se desplace como quien mueve las cosas de sitio.
No obstante, con la aparición de las obras de arte y artistas siempre ocurre cierta discriminación, una especie de criba en la que no nos queda mucho más que aferrarnos a ese pensamiento según el cual una obra solo es considerada arte si la sociedad dice que lo es. Esta idea acerca de cierta estética de la colectividad reconstruye, nos guste o no, lo posible de nuestra época y potencia la olvidada implicación de un público que ahora manipula e interpreta las obras y las hace revivir cada vez desde una perspectiva original.
De algún modo, esta es la idea que defendía Duchamp cuando argumentaba que para que las intuiciones del artista fuesen fructíferas y reveladoras, necesitaban de una posición de cierta exterioridad, ya que aquí reside la fuerza de la sociedad.
La labor del artista se convierte así en una tarea de ambivalencia incómoda, porque transita entre el trabajo de investigación y el de archivo; entre sus relaciones con la periferia profesional o con el entorno cercano. En este universo, lo personal y lo profesional se fusionan con un mundo cuya textura cambia según el movimiento que la invade. Un lugar en el que el objetivo de la práctica artística se basa finalmente en encontrar sus propios significados entre las luces y las sombras del contínuum social en el que habitamos.
UN LUGAR SIGNIFICA DEFINIR UN CAMPO
Es extraña esta ansia por comprender: comprender nuestro tiempo y nuestra época en una búsqueda incesante por la explicación.
En ocasiones, todo llega «demasiado pronto », que es también «demasiado tarde», y lo contemporáneo se transforma en otra cosa, algo así como ser puntuales a una cita a la que solo se puede faltar.
En este rastreo minucioso, la colección y sus obras se presentan como «anticipaciones» que se mueven dentro de una historia del arte por capítulos.
Aunque nos parezca nueva, esta historia no tiene nada de original. Somos la muestra viva de que nos encontramos en una trama social y global configurada a base de parches. En esta situación, las obras nos indican que algo diferente está por venir y que debemos decidir cómo afrontarlo. La decisión que tomemos será contemporánea o no será, no puede pertenecer al pasado ni al futuro, solo al presente.
La posibilidad de conectar con otras cosas requiere de otro tipo de alfabetización, de preparación ante los objetos. Chris Kraus en su libro Video Green nos advierte que muchas veces es «el objeto el que simplemente funciona como un disparador de la colección real, y que esta es completamente interna». Es una fantasía en la que se nos invita a participar y que contiene la creencia en la primacía y el misterio del objeto; una escena que quiere escapar de ese temido significado real de la obra para regresar a lo que una vez fue una actitud o incluso un gesto. Una posición que se nos presenta algo esquiva, pero que se estira, se curva y se muestra descarada en un siglo XXI en el que todo el mundo piensa que ya no tenemos nada más que perder.
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Con motivo de la exposición se publica un catálogo que incluye fotografías de las obras expuestas. La publicación se acompaña de textos de la directora del IVAM, Nuria Enguita, y de la comisaria Diana Guijarro. El catálogo estará disponible en la recepción del museo y a través de la tienda online del IVAM.
Exposición. 10 jun de 2022 - 23 abr de 2023 / Ivam Cada Alcoi / Alcoy/Alcoi, Alicante, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España