Descripción de la Exposición
Me formé en el cine y fue desde ahí que me relacione con la imagen, siempre ligada al movimiento. Y aunque soy hijo de fotógrafo, recién hace un par de años me animé a tomar una cámara de fotos y a pensar en lo estático: en ese mundo que tanto me fascinó del viejo pero al que, por pudor o inseguridad, nunca me animé a cruzar.
En aquel momento no sabía si hacía foto o cine, si eran cosas separadas o dos caras de una misma moneda. Creo que en el fondo siempre fui fotógrafo a la hora de filmar y cineasta al momento de fotografiar. Y es que siempre me gustó contar historias con imágenes, fueran fijas o en movimiento. Por eso esta serie que hoy presento tiene algo del espíritu cinematográfico, pero también tiene algo de archivismo, y por que no de coleccionismo. Me gusta coleccionar imágenes, acumular ideas, situaciones absurdas, diálogos incómodos y todo lo que me ofrece la calle diariamente. Soy como una caja sin fondo, de objetos obsoletos guardados para ser usados en algún momento, o para ser directamente olvidados.
Para alguien que proviene del documental, el material crudo que te ofrece la calle es invaluable. Caminar con los ojos “abiertos” es como vivir un “casting” permanente (búsqueda de personajes callejeros), o un “scouting” interminable (búsqueda de locaciones). Eso es lo que yo hago diariamente cuando transito la ciudad: rastrear «locaciones» y «actores» para una película mental, una puesta en escena imaginaria que combina lo cotidiano con la ciencia ficción, lo terrenal con lo sagrado, la ficción con el documental.
Quizás sea sólo cuestión de supervivencia, una forma intuitiva que tengo de accionar frente a la locura cotidiana. Frente esa máquina infernal (o rutina cotidiana) que te quita la capacidad de sorpresa y te tapa los ojos para que no mires ni te preguntes nada de lo que ves.
Hace algunos años tuve la suerte (o la desgracia) de trabajar como camarógrafo en el programa POLICÍAS EN ACCION. Fue duro, algunos hasta llegaron a enloquecer y abandonaron. Había que soportar estar todos los días arriba de un patrullero con policías armados y uniformados. Y había también que intercambiar palabras amistosas y hasta fingir complicidad. Fue en esos momentos bisagra, metido de cabeza en ese mundo de discriminación, mediocridad y violencia cotidiana, que aprendí a utilizar mi cámara como arma, o como herramienta de defensa para generar ficción. Frente a ciertas situaciones límites (sobrevivir a una balacera o a una persecución en camionetas sin frenos), sólo me quedaba el humor y la distancia que te da mirar a través del lente de tu cámara. Desde allí creaba mis historias, robaba planos que no debía y construía mi mundo privado, un universo personal con actores que nunca supieron que lo fueron, o escenarios que nunca habían sido pensados como tales.
Mi experiencia como cronista de guerra (como me gusta llamarlo) me enseñó el oficio del “afano silencioso”, y de la potencia que sólo una cámara puede tener al usarse como arma de discurso masivo y trasgresor.
Hoy los personajes de la serie TRANSEÚNTE no tienen nada que ver con aquel universo que viví en ese conurbano profundo, aquel lejano oeste berreta con policías de cartón. Estos transeúntes que hoy presento son citadinos, almas solitarias que huyen o se aburren de la vida urbana. Son personajes en situaciones inesperadas, capturados al azar y suspendidos en un tiempo indefinido en donde las miradas hablan mas que las posturas, o viceversa. El humor y la ironía son inevitables (o acaso la vida no suele ser sarcástica y absurda?). Mi única tarea fue tener paciencia y esperar lo inesperado. Y para ello mas de una vez tuve que volverme invisible, inventar técnicas improvisadas de camuflaje y nunca llamar la atención. Aquel método, que fui perfeccionando con el tiempo, incluyó la gestualidad (poner cara de boludo), anticipar al posible retratado y, al momento del disparo, simular estar interesado en otra cosa (generalmente en algún edificio o graffiti lejano, siempre atrás del retratado). Finalmente ser muy veloz y estar listo para encontrar la excusa justa o para salir corriendo si fuera necesario.
Que mas decir? Que TRANSEÚNTE no es sólo una obra audiovisual (que incluye también un largometraje y un libro de fotos), es mas que nada una búsqueda interior a través del mundo que me rodea. Es una mirada en trance, esa que se permite hurgar en la cerradura de lo privado y ajeno para espiar almas y los misterios que en ellas se esconden. Quizás ese costado vouyeur, de curioso incurable, siempre apuntará hacia ese mismo lado. El mas oscuro, ese que te enceguece cuando el sol te da directo a los ojos.
Por último quiero agradecer a FOLA, a Gastón Deleau por darme el espacio, a Ataulfo Perez Aznar por los consejos, y por ultimo al viejo que me invitó a acompañarlo y hacer posible que mi primera muestra se de en un espacio tan prestigioso como éste.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España