Catálogo
Descripción de la Exposición
La Sala Parés conmemora el 150º aniversario del nacimiento de Joaquín Torres-García con la exposición “TORRES-GARCÍA. Entre el Noucentisme y las vanguardias (1891-1934)”, una muestra de gran formato que ocupará los tres espacios de la galería de la calle Petritxol.
La exposición, que se podrá visitar del 30 de noviembre de 2024 al 1 de febrero de 2025, y está organizada en colaboración con el Museo Torres García de Montevideo y la Generalitat de Catalunya, reúne 120 obras, entre óleos, obra sobre papel y juguetes, provenientes de importantes colecciones privadas de París, Nueva York, Montevideo, Madrid y Barcelona.
La muestra repasa algunos de los años más prolíferos de Joaquín Torres-García, y remarca la relevancia entre el artista y Cataluña, así como con la galería, puesto que la primera exposición de Torres-García fue en la Sala Parés en 1897 en una muestra colectiva junto con artistas del Cercle Artístic de Sant Lluc.
“En la exposición se entrecruza la producción de Torres-García de estas cuatro décadas, clave en la comprensión de su evolución, así como en la gestación del arte constructivo”, escribe Sergio Fuentes Milà, doctor en Historia del Arte y subdirector de la Sala Parés.
Del Noucentisme a las vanguardias
La exposición, organizada de forma cronológica, repasa cuatro décadas primordiales en la creación artística de Joaquín Torres-García, desde su llegada a Cataluña en 1891, y hasta el inicio de la década de los años treinta cuando vuelve a Montevideo.
“En Cataluña es donde decide firmemente su vocación: “ser pintor”. Su tesón y genialidad lo llevan a ser el pintor clave del Noucentisme, movimiento artístico e intelectual del que no solo participa con su obra. Torres-García también se revela como un pensador, con sus tempranos escritos y pensamientos sobre arte y ejerciendo la docencia, formando parte activa del debate artístico, intelectual y cultural de la época”, explica en el prólogo Jimena Perera Díaz, Vicepresidenta de la Fundación Torres García y bisnieta del artista.
Durante este periodo, Torres-García evoluciona de una temprana obra ecléctica en la cual combina apuntes de carácter académico con otros de influencia modernista, a la amplia producción noucentista que tiene como colofón la decoración del Saló de Sant Jordi del Palau de la Generalitat de Catalunya, encargo de Enric Prat de la Riba, presidente de la Mancomunitat de Catalunya.
En la muestra se pueden ver los esbozos preparatorios de tres de los frescos del Palau de la Generalitat: “La Catalunya eterna”, “La bòbila”, y “La Catalunya industrial”, cedidos por la Generalitat de Catalunya, así como otros dibujos preparatorios de otros murales noucentistes como los de la Casa Badiella (1917) o de Mon Repòs de Terrassa (1914).
En 1920 inicia un periplo por Nueva York, París y Madrid, entre otras ciudades. En este momento, su obra se vuelve más dinámica y experimenta un cambio cromático, fruto de su vinculación con artistas de vanguardia y del dinamismo de las ciudades. Este periodo culminará con el desarrollo más importante de su legado artístico por el arte moderno del siglo XX, el constructivismo.
De esta época de abandono del Noucentisme y de la fascinación por la ciudad moderna, en la exposición destacan obras como “Entoldado”, “Calle de Barcelona” o “Estación” (1917). La etapa parisina está representada con obras relevantes de 1927 y de 1928 como “Café de París”, “Bodegón” o el “Retrat de Blasco Ibáñez”.
Además, la exposición muestra una selección de juguetes realizados por Torres-García en la carpintería de la Sociedad del Juguete Desmontable (c.1917-1919), así como otros de la etapa americana, Aladdin Toys (c.1922-1925), o de París (c.1930).
Joaquín Torres-García y la Sala Parés
En el mes de marzo de 1897, un joven Joaquín Torres-García participaba en la III muestra del Cercle Artístic de Sant Lluc organizada en la Sala Parés. Gracias a su participación en otras exposiciones con esta institución (1907 y 1908) y de su participación en varias colectivas como la de enero de 1902, el artista uruguayo estableció una relación de cierta recurrencia con la galería barcelonesa.
La exposición que el crítico Raimon Casellas tituló “Joves a Can Parés”, celebrada en abril de 1905, merece una mención destacada. En esta exposición, Torres-García presentó una serie de pinturas que fueron definidas como composiciones de carácter simbolista que empleaban la obra de Puvis de Chavannes como modelo. A pesar de tratarse de una muestra colectiva, en la que expuso junto a Xavier Nogués, Marià Pidelaserra y Pere Ysern Alié, la obra de Torres-García fue la más comentada.
“TORRES-GARCÍA. Entre el Noucentisme y las vanguardias (1891-1934)”, en colaboración con el Museo Torres García de Montevideo y la Generalitat de Catalunya, celebra el arte de Torres-García y recupera el vínculo que el artista tuvo con la Sala Parés en los inicios de su carrera. Las múltiples facetas de su arte vuelven a la galería barcelonesa para contraponerse unas con las otras, para complementarse y, en definitiva, para mostrarse de un modo completo e insistir en la investigación ‘de aquello esencial’ por parte del artista-constructor.
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