Descripción de la Exposición
Somos argentinos y de alguna manera hijos de la Ilustración tamizada por la revolución francesa. Nos creemos muy lejos de lo atávico y desde nuestra perspectiva cultural podemos pensar que somos hijos de la luz y que en ella vivimos, sin percibir los restos de aquella oscuridad esencial en cuyo barro nutriente se forman la civilización y las costumbres. El Arte, por su tarea de trabajar con imágenes muchas veces nos devuelve ecos de aquellos rituales esenciales en los que nos hemos formado, cuyos deslucidos y debilitados vestigios no reflejan ya su ferocidad. No hablamos de volver a una Arcadia perdida sino de entendernos a través de la verdad, aunque ella no sea siempre un espejo de lo mejor de nosotros.
Kiper trae de su paso por Europa lo contrario de lo que esperaríamos de un artista moderno. En lugar del convencional deslumbramiento con ejemplos directos del arte contemporáneo, su mirada se posa sobre los rituales ancestrales que formaron occidente, o lo que se intuye de lo que ellos fueron. Es la tauromaquia en este caso o mas directamente el toro, el objeto de su atenta reflexión visual. Es notable y de alguna manera razonable que su contacto con lo “salvaje” se haya dado en los centros de civilización y lejos de casa.
Kiper reduce al toro a su impulso vital rearticulando su forma, a veces por medio de una esfericidad esencial (remite a la Tierra?), otras en relación con la figura humana y siempre con una línea envolvente que se abandona a si misma hasta transformarse en trazo negro, casi tan primitivo en su ataque como el tema al que se aplica. El toro entonces es interpretado plásticamente y se hace visible por ese medio tanto como por el reconocimiento de su forma. El omnipresente fondo traspasa la forma, que se construye y deconstruye ante los ojos del espectador generando una cierta vibración en nuestra interpretación formal.
Kiper se atreve con un tema inagotable. Llega a él con el deslumbramiento inocente de su atención cultural pura y su práctica desprejuiciada pero mas atenta a las soluciones clásicas de las que él mismo supone. Dentro de lo que es posible para un artista occidental salta por sobre Picasso y va a las fuentes cretenses, a la dimensión lúdica y feliz del hombre en armonía con la naturaleza, pero también se hunde en la sangre del sacrificio cuando evoca tangencialmente a Mitra.
Su mirada refresca nuestras intuiciones y nos ayudan a recordar una íntima atracción por una esencia descarnada, menos relacionada con lo filosófico que con el deseo y la supervivencia.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España