Descripción de la Exposición
CaixaForum Barcelona se cita con los grandes espías del cine.
El centro cultural de la Fundación ”la Caixa” acoge la exposición Top secret. Cine y espionaje, en una nueva colaboración con la Cinémathèque française que explora la historia inédita de los vínculos entre el oficio de actores y de espías, así como de ficción y los hechos históricos.
La exposición toma como punto de partida este juego de espejos entre cine y espionaje y sigue un recorrido cronológico-temático que abarca un siglo de relación: desde Mata Hari hasta Carrie Mathison, pasando por James Bond y Edward Snowden.
Top secret. Cine y espionaje cuenta con cerca de unas 270 piezas de muy diversos formatos y procedentes de 30 prestadores, entre las que figuran accesorios y objetos procedentes tanto del mundo del cine como del espionaje, carteles originales, trajes, archivos y documentos, fotografías, instalaciones y obras artísticas y clips de 90 películas.
Barcelona, 23 de noviembre de 2023. El director corporativo del Área de Cultura y Ciencia de la Fundación ”la Caixa”, Ignasi Miró; la directora de CaixaForum Barcelona, Mireia Domingo, y la comisaria Alexandra Midal, han presentado este jueves Top Secret. Cine y espionaje en CaixaForum Barcelona.
Coorganizada por la Fundación ”la Caixa” y La Cinémathèque française, la exposición propone un viaje entre las relaciones del cine y el espionaje en un recorrido cronológico-temático que abarca todo un siglo. Tras su paso por La Cinémathèque française, en París, y por CaixaForum Madrid, la muestra llega a CaixaForum Barcelona hasta el 17 de marzo de 2024, para luego viajar a CaixaForum Zaragoza, Sevilla, y València.
Dentro de su programación cultural, la Fundación ”la Caixa” dedica una atención preferente a las manifestaciones artísticas más características del siglo XX y XXI. En esta línea se enmarcan las exposiciones dedicadas al cine. Así, la entidad ha dedicado retrospectivas a grandes nombres del mundo del cine, como Charles Chaplin, Federico Fellini y Georges Méliès, y a compañías pioneras como Pixar o Disney. Gracias a la colaboración con La Cinémathèque française, se han presentado con anterioridad proyectos conjuntos como George Méliès. La magia del cine; Arte y cine. 120 años de intercambios; Cine y emociones. Un viaje a la infancia; Vampiros. La evolución del mito y Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier.
Nota introductoria de los comisarios
«Top Secret. Cine y espionaje recorre la historia inédita de los vínculos entre cine y espionaje: entre el oficio de actor/actriz y la figura del o la espía (el disfraz, el ocultamiento, el juego); entre la ficción y los hechos históricos; entre los elementos de attrezzo, los gadgets y la tecnología desplegada por los verdaderos agentes de los servicios de inteligencia. Pero aunque todos los espías tienen algo de actores, lo contrario no es forzosamente cierto. La metáfora debería de ser diferente: todos los directores son espías, porque despliegan técnicas para registrar y, a la vez, falsificar el mundo.
Siguiendo un recorrido cronológico-temático, la exposición establecerá como punto de partida este juego de espejos, casi de semejanzas, entre el cineasta y el espía, aportando ejemplos concretos, cinematográficos e históricos que demuestran al visitante hasta qué punto ambos utilizan tecnologías de grabación de sonidos e imágenes cada vez más eficientes para poder escenificar la realidad. Para los dos se trata de elaborar y, al mismo tiempo, imaginar, sin olvidar lo más importante: explicar historias.
La idea de la exposición es, también, implicar al visitante en una investigación. En un primer nivel, se podrían imaginar carteles u otros textos redactados en morse que deban descifrarse. Pero a un nivel más sofisticado, se podrían imaginar incluso dispositivos de vigilancia que convirtieran al visitante un potencial sujeto a vigilar. Actualmente, existen muchos inventos que permitirían, por ejemplo, jugar a distancia con el teléfono móvil de las personas que entren en la exposición. El visitante “pirateado” se volverá participativo al tratar de entender qué hay detrás de esa intrusión tecnológica».
Alexandra Midal y Matthieu Orléan, comisarios de la exposición A través de las figuras de espías emblemáticos —desde Mata Hari hasta Carrie Mathison, pasando por James Bond y Edward Snowden—, la exposición se infiltra en las relaciones entre cine y espionaje a lo largo de un siglo. La exposición recupera el papel de la mujer espía, más allá del estereotipo del sexpionaje ampliamente explotado en el mundo del cine. Además, la muestra intercala un total de 16 obras de arte de artistas como Andy Warhol, Ceryth Wyn Evans, Julien Prévieux, Jean-Luc Blanc, Nina Childress, David Lynch, Nemanja Nikolic, Simon Menner, Walid Raad, Trevor Paglen, Heather Dewey-Hagborg y Sophie Calle, de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación ”la Caixa”, entre otras.
Siguiendo un recorrido cronológico -desde finales del siglo XIX hasta nuestros días- y mediante ámbitos diferenciados, la exposición presenta un conjunto de unas 270 piezas que establecen un diálogo entre gadgets de cine, artefactos históricos, documentos de archivo, clips de 90 películas e incluso obras de arte, contemporáneo en su mayoría.
La muestra cuenta con cinco ámbitos distintos: «Espionaje y cine, una historia de técnicas»; «Clandestinas de las grandes guerras»; «Guerras frías y gentlemen», «Terrores y terroristas (década de 1970 a nuestros días)», y «¿Todos espías? El ciudadano espía: perspectivas de futuro».
Durante el recorrido, se abordan la historia de las técnicas desplegadas por los agentes de los servicios de inteligencia y el papel singular que tuvieron las espías entre 1870 y 1945, así como sus representaciones cinematográficas, el nacimiento del mito del espía moderno durante la Guerra Fría (principalmente a través del personaje de James Bond), la evolución de la figura del agente secreto en relación con las transformaciones geopolíticas de la década de 1970 y, finalmente, la aparición de nuevas formas de espionaje encarnadas por los alertadores que solo obedecen a sus propios valores en un contexto de vigilancia generalizada.
La exposición hace un esfuerzo por incluir títulos de la cinematografía española del género como El Lobo, de Miguel Courtois, Mataharis, de Icíar Bollaín, y Estambul 65, de Antonio Isasi-Isasmendi, y un fragmento del documental Garbo, el espía, de Edmon Roch entre otros, además de carteles españoles de filmes internacionales.
El aspecto participativo y de mediación ocupa un lugar destacado en la muestra, reforzado por una museografía inmersiva: el visitante se implica en una investigación que abarca juegos de encriptado y diferentes paradas que quieren expandir noción de vigilancia y espionaje a la experiencia del espectador para que el espectador se convierta en espía y a la vez en un ser espiado.
De hecho, los títulos de cada ámbito expositivo están inscritos en la pared a través de un código que solo puede leerse cuando un foco de luz dorada pasa por encima.
A través de preguntas y diferentes elementos, la muestra quiere convertirse en un espacio de reflexión y análisis de los temas y debates que presenta la exposición, así como busca convertirse en un espacio en el que el espectador “sea espiado” y en la que se simule la recogida de datos e imágenes de los visitantes, que se muestran al final.
La exposición se complementa con un catálogo, un ciclo de conferencias, una retrospectiva de películas, así como una noche temática, un escape room, visitas guiadas para diferentes públicos y edades.
Recorrido de la exposición: bienvenida en código morse
Un juego de espejos con siluetas que pertenecen a seis estereotipos del mundo del espionaje recibe al visitante, envolviéndolo ya en un universo de capas y ocultaciones amplificadas por la lámpara de araña y adornos de cristal del artista, escultor y cineasta Cerith Wyn Evans, cuyo encendido y apagado responde a un sistema de código morse. El mensaje codificado pertenece al ensayo La part maudite, de Georges Bataille publicado en 1949.
A continuación, a modo de gabinete de curiosidades elegante y misterioso, se muestran numerosos objetos originales en vitrinas, ya sean procedentes el ámbito del espionaje como del cine. En este espacio, se pueden ver desde una estación de reprografía usada por agentes de la KGB y del Departamento Central de Espionaje Ruso (GRU, en sus siglas en ruso), a minicámaras automáticas ocultas de la Guerra Fría. También un receptor automático usado por agentes de la CIA, monedas con compartimentos secretos para microfilmes de la KGB, tres falsos vinilos hechos con radiografías que permitían transmitir música y mensajes del Este al Oeste, hasta carteles de cine, cámaras y micros utilizados de atrezo en el cine.
En este ámbito, se incluyen tres proyecciones con montajes audiovisuales que hacen patente que, en el ámbito del espionaje y los servicios de inteligencia, el cine constituye una herramienta de investigación esencial: la proyección de todo tipo de imágenes es un método generalizado en las reuniones con colaboradores, subalternos o superiores jerárquicos. Así, las películas de espías rebosan de sesiones de proyección, como La carta del Kremlin (John Huston, 1970), que abre este bucle de fragmentos. En Minority Report (Steven Spielberg, 2002), que lo cierra, el personaje interpretado por Tom Cruise maneja unas pantallas táctiles intangibles, ofreciéndonos así una reflexión sobre la omnipresencia de las imágenes en el mundo actual.
El espionaje tiene nombre de mujer: el mito de Mata Hari
El segundo ámbito de la exposición hace parada en las agentes secretas en la Primera y Segunda Guerra Mundial, teniendo en cuenta los inicios del espionaje moderno, que coinciden con las convulsiones históricas de finales del siglo XIX.
Durante la primera mitad del siglo XX, muchos de los filmes de espías están basados en hechos reales, y tiene como personaje principal a una mujer que es agente secreta clandestina. El arte de la seducción es fundamental en la concepción del espionaje de aquellos años, y el sexpionaje se convirtió en motor de multitud de narraciones cinematográficas, en su mayoría filmadas solo por hombres como femmes fatales. Por ejemplo, Mata Hari, condenada a muerte por realizar presuntamente labores de espionaje a favor del enemigo alemán durante la Primera Guerra Mundial, e interpretada en la gran pantalla por Greta Garbo, Jeanne Moreau, Sylvia Kristel o Vahina Giocante; Marlene Dietrich como agente X27 en Fatalidad, sobre la cual también se ha dicho que habría espiado a los nazis en la vida real. Otra actriz a destacar en esta sección, como inventora por su aportación a la tecnología del espionaje es Hedy Lamarr quien, de hecho, inventó un sistema secreto de codificación de transmisores precursor del GPS y del Wifi.
Esta sección cuenta con el retrato de la actriz Greta Garbo como Mata Hari de Andy Warhol (The Star), además de cuatro fotografías originales de la famosa bailarina y cortesana neerlandesa, de la que también se exponen álbumes personales que, a su vez, se proyectan digitalizados en una pequeña pantalla. También incluye documentos sobre el camuflaje: archivos, fotografías y carteles.
James Bond: el espía gentlemen más pop
El tercer ámbito evoca el mundo de la Guerra Fría, basado en la bipolaridad ideológica EEUU-URSS y CIA-KGB. Se trata de la época de los agentes dobles y de los tránsfugas, de los juegos con las identidades y las nacionalidades y, aunque en la realidad todo estaba mezclado, la exposición separa de forma clara, visual y gráfica: el Bloque del Oeste y el Bloque del Este. La primera de estas subsecciones está dedicada a los filmes de James Bond, a sus herederos y predecesores con numerosos fragmentos de películas, accesorios, trajes y fotografías, así como obras de arte desde la década de los 60 hasta nuestros días, entre otras, dos piezas de Sophie Calle y la instalación Casino Royale (Sculpture de Voyage), del artista Rodney Graham (1990), un homenaje a la primera novela en la que aparece James Bond: héroe literario tipo gentleman, creado por Ian Fleming en 1953 e inspirado en el escocés Fitzroy Maclean, diplomático y militar del Special Air Service.
Sobre la saga de películas de James Bond, se exhiben desde un traje de esmoquin y zapatos llevados por Daniel Craig en Casino Royale, numerosos carteles originales, dibujos de Ken Adam para James Bond, el traje granate con cremalleras delantero que llevó Hale Berry en Muere otro día, el cocodrilo submarino en el que se ocultó James Bond (interpretado por Roger Moore) en Octopussy, así como un vestido y un collar de la personaje de ficción Vesper Lynd en las películas de Bond, en este caso interpretado por Eva Green.
En los montajes audiovisuales de la sección occidental, sobresalen proyecciones en las que se comparan secuencias de filmes de James Bond con películas de Alfred Hitchcock, padre indiscutible del género que sentó las bases en films cómo La muerto en los talones. Uno de los espacios de esta sección queda reservado a la gadgetología, palabra utilizada por el crítico británico Reyner Banham (The Great Gizmo, 1965) para definir la esencia del héroe y que recoge objetos multifuncionales, como unos zapatos negros de hombre con una hoja de acero oculta, una pipa con un proyectil de dardo, una pulsera con pistola de dardos, un traje reversible con abrigo-gavardina por un lado y traje de tweed por el otro, un pintalabios pistola y otros inventos especiales para ocultarse o deshacerse del enemigo.
Los filmes más oscuros, en la Europa del Este
En la segunda subsección, dedicada al Bloque del Este, se impregna de los filmes más oscuros ambientados en la Europa del Este (principalmente Berlín y la RDA, territorio cinematográfico sobrerrepresentado), como El espía que surgió del frío o La vida de los otros. En este espacio, se muestra el uso que hacían los espías de la Alemania del Este de la cámara, la fotografía, el maquillaje, los postizos, a través de algunos ejemplos reales utilizados por miembros de la KGB y también a través de los archivos fotográficos recuperados por el artista Simon Menner. En ellos, se pueden ver espías inmersos en distintos looks y atuendos para fingir diversas identidades con diferentes elementos de atrezo.
Desde los 70 hasta nuestros días: terrores y terrorismos
El cuarto ámbito, muestra una evolución del contexto geopolítico, desde los 70 hasta nuestros días, con un cine más ambiguo y también más comprometido. La acción de las películas se desplaza mayoritariamente de Europa a Oriente Medio (Argo, de Ben Affleck, La noche más oscura, de Kathryn Bigelow o Múnich, de Steven Spielberg) y Latinoamérica (Carlos, de Olivier Assayas), en un contexto en el que el terrorismo ha sustituido cualquier forma de ejército civil.
Los agentes secretos han cambiado (tanto mujeres como hombres), y también las puestas en escena que lo representan. La realidad más descarnada y sucia del espionaje se muestra en filmes exigentes, de larga duración, que optan por mostrar la duplicidad, márgenes de un mundo cínico en que reina el simulacro. El agente secreto ya no es un héroe unilateral. De hecho, este ámbito hace parada en los agentes turbios y espías torturados con Paul Greengrass (Jason Bourne), Olivier Assayas (La red avispa), Miguel Courtois (El Lobo) y Ridley Scott (Red de mentiras), entre otros. Algunos filmes pueden considerarse lo más parecido a una ópera macabra, mientras que otros son minimalistas y están interesados en mostrar una realidad sórdida y desmitificada. En este ámbito, se puede ver un busto del actor Arnold Schwarzenegger utilizado para sustituir al actor en el rodaje de la escena en la que su personaje se saca por la nariz un sensor que tenía en la cabeza del film Desafío total de Paul Verhoeven.
El espía, a veces al borde de la implosión o de la locura, a veces, es perjudicado, traicionado por su propia jerarquía que al final le abandona. De hecho, series de televisión de culto como Homeland y Oficina de infiltrados presentan a agentes secretos maltratados. El ámbito también aborda el fenómeno de espías a la fuerza: entre la paranoia y el control mental a la gente le preocupa que la manipulen sin ser consciente de ello o el lavado de cerebro que han abordado películas como Ipcress, Sidney Furie. En esta sección se muestran numerosos fragmentos de películas y de series, accesorios, trajes, fotografías, así como unas litografías de David Lynch que reflejan un espionaje que se ha vuelto caótico.
Todos podemos ser espías y todos somos espiados
Por último, la sección final aborda la actual era de la vigilancia, información e hipermediatización, en que el ciudadano espía muestra y denuncia. ¿Y si todo el mundo estuviera vigilado? De hecho, hoy en día, en estas primeras décadas del siglo XXI, todo el mundo parece ser espía: todo el mundo cuenta con las herramientas para espiar, recoger información, exponerla, denunciar, vigilar o tender una trampa a los sistemas de vigilancia del Estado. La práctica se ha generalizado y los que espían no son siempre identificables y reconocibles como tales. El nuevo espía ultracontemporáneo forma parte de una comunidad de perfil desdibujado, como lo demuestran los documentales Citizenfour, sobre el informático Edward Snowden, y XY Chelsea, sobre la analista militar transgénero Chelsea Manning. Estas mujeres, hombres, personas transgénero que espían tienen acceso a los secretos de defensa, pero no son espías de profesión. Su arma es revelar secretos sirviéndose de los medios como una cámara de eco gigante. Por primera vez en la historia del espionaje, el sistema general se pone en marcha y las propias agencias de información se ven sobrepasadas o en peligro por estos agentes secretos de una nueva época: los alertadores.
Espionaje e historia en CaixaForum +
Coincidiendo con la inauguración de Top Secret. Cine y moda, llega a CaixaForum+ -la plataforma digital gratuita para la divulgación de la ciencia y el arte- el largometraje documental Bombshell. The Hedy Lamarr Story (Alexandra Dean, 2017), que redescubre a la icónica estrella del Hollywood de los años cuarenta Hedy Lamarr, no solo como actriz, sino también como pionera inventora de la tecnología inalámbrica que posteriormente permitió la aparición del sónar, el GPS, el wifi o el bluetooth.
A través de la voz en off de la propia Lamarr, el documental muestra sus primeros pasos como actriz en su Austria natal, donde protagonizó un filme escandaloso (Ecstasy, de Gustav Machatý), su ascenso al estrellato en Hollywood gracias a su contrato con Metro Goldwyn Mayer. También habla de su amistad con el magnate Howard Hughes, para quien llegó a diseñar un avión, y de su invento de un sistema de comunicación secreto que ayudó al ejército aliado en su lucha contra los nazis.
CaixaForum + también ofrece la pieza de ballet en dos actos Mata Hari, una creación del coreógrafo Ted Brandsen con música de Tarik O'Regan y el Ballet Nacional de Holanda. El respetado coreógrafo cuenta en esta pieza de ballet la vida de la legendaria Margaretha Geertruida Zelle, la bailarina convertida en espía y conocida como Mata Hari.
El primer acto de esta pieza relata la juventud y el infeliz matrimonio de la joven Margaretha, así como su posterior partida a París, donde se reinventará como Mata Hari. En el segundo acto, Brandsen dramatiza su faceta como espía al trabajar para el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial. El inmenso talento de la bailarina principal Anna Tsygankova y el realismo de las más de 300 piezas de vestuario que ha creado François-Noël Cherpin, así como la impresionante escenografía de Clement & Sanôu, sumergen al espectador por completo en el salvaje mundo de esta figura histórica, fascinante y enigmática.
ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN – TEXTOS DE SALA
1) Cine y espionaje: una historia de técnicas
El cine y el espionaje siempre han ido de la mano, desde el serial cinematográfico del cine mudo hasta los éxitos de taquilla más contemporáneos. El agente secreto, ese personaje misterioso y objeto de todas las fantasías y ambigüedades novelescas, también suele seguir la marcha de la historia. En ocasiones invencible y en otras atormentado, el espía opera tanto en el cine de autor como en el de serie B.
Pero, ante todo, el cine y el espionaje comparten el arte y la técnica de encuadrar, filmar y grabar sonidos e imágenes. Como el espía, el cineasta recurre a la tecnología, más o menos sofisticada, para registrar o alterar la realidad, para contar una historia. Como el espionaje, el cine es una técnica que no deja de evolucionar y sofisticarse. El cine también hurga en nuestra intimidad y coloniza nuestro imaginario; también él conoce nuestros secretos y sabe avanzarse a nuestros deseos para ejercer mejor su control.
Analizando esa tan fecunda relación entre cine y espionaje, esta exposición invita a descubrir una nueva historia del séptimo arte.
2) Las agentes secretas en la Primera y Segunda Guerra Mundial (1914-1945)
De Protea, apasionada del jiu-jitsu y primera espía de la historia del cine, a Mata Hari (interpretada por Greta Garbo, Jeanne Moreau o Sylvia Kristel), fusilada por sus actos de espionaje a favor del enemigo alemán, el cine adora poner en primer plano a las agentes secretas. Así, Marthe Richard, la Chatte («la Gata») o Mademoiselle Docteur («la Doctora») son heroínas inspiradas en espías reales, mientras que Alicia Huberman, interpretada por Ingrid Bergman en el filme Encadenados de Hitchcock, es un puro fantasma ficcional de la mujer espía.
Durante las dos guerras mundiales, un gran número de estrellas supieron aprovechar su aura para operar en distintos servicios de inteligencia. Joséphine Baker pasaba información clasificada a la BCRA francesa durante sus viajes, y Marlene Dietrich, que interpretó a la agente X-27 en la gran pantalla (Fatalidad), espió a los nazis para la OSS estadounidense.
Estos riesgos reales permiten reevaluar la importancia de estas espías en el arte de la inteligencia, y ponen de manifiesto, comparativamente, el modo en que el cine ha solido caricaturizarlas mediante la hipersexualización del sexpionaje. El estereotipo de la cortesana se opone a la invisibilidad de esas mujeres valerosas y patriotas.
3) Héroes de los dos bloques (1945-1989)
El cine de espionaje de posguerra se asienta durante más de cuarenta años en una bipolaridad ideológica que enfrenta al bloque democrático del Oeste con el bloque comunista del Este, según la regla de oro argumental: CIA + MI6 versus KGB + Stasi.
Dirigidos por los más talentosos cineastas hollywoodienses (Hitchcock, Mankiewicz, Huston, Mann, Peckinpah), los superespías resuelven los peores conflictos diplomáticos bajo una cobertura de paz aparente. Cuentan con la ayuda de artilugios de alta tecnología, a menudo más revolucionarios que sus equivalentes reales.
El símbolo por excelencia de esta era mítica es el británico James Bond, el leal agente 007. Bond se enfrenta tanto a agentes soviéticos (de Desde Rusia con amor a GoldenEye), como a miembros de la organización criminal SPECTRA (SPECTRE). Le seguirán, en la pantalla, todo un cortejo de imitadores: el amable Harry Palmer, la heroína de cómic Modesty Blaise, el paródico OSS 117 o el psicodélico Derek Flint.
Todos ellos contribuyen a la edad de oro del cine de espionaje y su «propaganda pop». El arte cinematográfico transforma así la violencia de la Guerra Fría en un animado espectáculo que invita a la imaginación.
TSS 3.1: El bloque occidental
Durante la Guerra Fría, en un ambiente propenso a la paranoia, el cine libra su propia batalla bajo la apariencia de entretenimiento. Berlín aparece como el enclave estratégico donde el capitalismo y la CIA se enfrentan al comunismo y el KGB.
En el bloque del Oeste, el cine de espías se convierte en el escaparate de una propaganda que no duda en ensalzar la libertad individual y la opulencia de los bienes de consumo imposibles de encontrar en el Este, en una contraposición en ocasiones caricaturesca.
Sin embargo, a través de sus novelas con frecuencia llevadas a la gran pantalla, el exespía convertido en escritor John le Carré demuestra que esa dualidad traduce de hecho la interdependencia entre el espía y el espiado, entre el espía del Oeste y el del Este, reinterpretando la célebre dialéctica del amo y el esclavo.
TSS 3.2: El bloque del Este
El cine osó llevar al primer intérprete de James Bond, Sean Connery, al bloque del Este: en el papel del comandante soviético del submarino en La caza del Octubre Rojo (John McTiernan, 1990), y en el de un editor inglés que colabora con el KGB en La casa Rusia (Fred Schepisi, 1990), rodada en Moscú y basada en la novela homónima de John le Carré, muy bien documentada sobre los servicios secretos de los estados comunistas. En El topo (publicada en 1974 y adaptada para la serie de televisión Calderero, sastre, soldado, espía por John Irvin en 1979 y para el cine como El topo por Thomas Alfredson en 2011), le Carré se inspira en el director de la sección exterior de la Stasi, el implacable Markus Wolf, para crear el personaje del agente soviético Karla.
Una de las particularidades de la Guerra Fría fue el constante diálogo ficcional entre el bloque oriental y occidental, que, a través de las películas, obtenían nuevas informaciones sobre el estado de ánimo y los avances tecnológicos del campo enemigo.
4) Terror y terrorismo (1975-2020)
El mundo dual de la Guerra Fría terminó engendrando a unos espías miméticamente bipolares, como Carrie Mathison en la serie Homeland, creada en 2011: agentes atormentados, manipulados, a menudo desacreditados por los propios superiores a quienes creían servir.
Se consolida así un universo cinematográfico desmitificado, poblado de agentes dobles y tránsfugas, que catapulta a sus personajes hacia el angustioso reino de la desilusión y la opacidad. En Los tres días del Cóndor (Sydney Pollack, 1975), en un clima post-Watergate, el analista interpretado por Robert Redford es traicionado por su propio bando.
La sospecha se convierte en el paradigma de un gran número de películas de espionaje construidas como verdaderos thrillers paranoicos, desde La conversación (Francis Ford Coppola) a La centinela (Arnaud Desplechin). Estos filmes muestran la realidad más sórdida y brutal de la inteligencia, el inhumano engranaje de un vasto sistema donde impera el simulacro. El estupor frente a estas distopías es equiparable al que se experimenta ante las películas basadas en hechos reales: en La noche más oscura (2012), detallado relato sobre la persecución secreta de Bin Laden por parte de la CIA, Kathryn Bigelow sitúa voluntariamente al espectador frente a unas escenas de una extrema violencia.
5) El ciudadano espía (siglo XXI)
En este inicio del siglo XXI, resulta fácil disponer de las herramientas tecnológicas necesarias para obtener información, incluso intentando escapar a los sistemas de vigilancia del Estado. En el cine, el emblema del ciudadano espía es el geek Jason Bourne, interpretado por Matt Damon en los cinco filmes de la saga del mismo nombre a partir de 2002. Renegado exagente de la CIA, es la encarnación contemporánea del justiciero solitario que desafía a los poderosos en unas escenas de acción rodadas cámara en hombro.
En el mundo real, los modelos de Bourne se encuentran entre los alertadores independientes como Edward Snowden o Chelsea Manning, cuya única ambición es su propia moral. Tras haber podido acceder a información clasificada de alto secreto, realizan sus denuncias a través de la prensa, de internet o del cine documental.
El ciberactivismo comporta riesgos reales. Desde esta perspectiva, los artistas que exploran cuestiones relacionadas con la vigilancia masiva proponen estrategias de camuflaje para escapar a lo que el fotógrafo y activista Trevor Paglen denomina Seeing Machines (desde los satélites a los escáneres de los aeropuertos). Con el nuevo milenio, los mitos del espionaje han cambiado radicalmente y producen formas artísticas críticas totalmente inéditas.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS A LA EXPOSICIÓN
CONFERENCIA A CARGO DE LA COMISARIA, ALEXANDRA MIDAL
VIERNES 24 DE NOVIEMBRE A LAS 18 H
La comisaria de "Top Secret. Cine y espionaje", Alexandra Midal, introducirá la exposición y su conceptualización. La muestra se centra en el concepto doble agente, que juega con la idea de un espía que trabaja de incógnito. El papel de la agente doble, una mujer espía que, si bien pretende servir a la idea dominante de espía, en realidad sirve a un empoderamiento más político y feminista.
Alexandra Midal es ensayista de cine y profesora de arte y diseño en la Universidad de Arte y Diseño de Ginebra (HEAD).
CICLO DE CONFERENCIAS: ESPÍAS. UNA HISTORIA SECRETA DEL SIGLO XX
DEL 12 DE ENERO AL 16 DE FEBRERO DE 2024
En la primera mitad del siglo XX se libraron dos guerras. Una, enfrentó a los ejércitos en el campo de batalla. La otra fue invisible y tuvo lugar en el terreno del desciframiento de códigos y el espionaje que cumplió un papel decisivo en el devenir del conflicto. En la guerra secreta hubo operaciones que se movieron en el ámbito de la fantasía, como el plan británico para reducir la calidad de los productos alimenticios españoles durante la Segunda Guerra Mundial para que la población organizara una revolución contra Franco. No obstante, la guerra secreta no fue una fantasía, sino una realidad en la que cientos de hombres y mujeres se jugaron la vida (Garbo, Halina Symantska, Sorge, Madelaine y tantos otros). En este ciclo de conferencias se analizará una serie de situaciones y acontecimientos que explican cómo cualquier dato arrancado al enemigo podía significar la diferencia entre la vida y la muerte para muchos de los soldados que luchaban en los frentes de los tres acontecimientos bélicos más señalados del siglo XX: la Primera, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
Ciclo comisariado por Luis Horrillo Sánchez, doctor en Historia (Universidad Complutense, Madrid).
El laboratorio del espionaje: la Primera Guerra Mundial en el escenario español
Viernes, 12 de enero a las 18 h
La Gran Guerra cambió el mundo. En 1918 nada era igual a 1914, tampoco en los servicios de inteligencia o de información, que salieron fortalecidos y redimensionados en tal medida que puede situarse en aquel conflicto bélico el origen de los servicios de inteligencia tal y como los conocemos en la actualidad. España tuvo, a su pesar, un papel protagonista en la guerra, hasta el punto de que la atención que le dedicaron los beligerantes se tradujo en la creación ex profeso de unos servicios de espionaje y contraespionaje que camparon a sus anchas, introduciéndose en todos los vericuetos de la vida nacional. España se fue convirtiendo poco a poco en el mayor escenario del espionaje de la Primera Guerra Mundial y, de esta manera, en el laboratorio para la nueva actividad de información que se desarrollaría a lo largo del siglo XX.
Conferencia a cargo de Fernando García Sanz, Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Espionaje antijaponés en China, Birmania y Tailandia durante la Segunda Guerra Mundial
Martes,30 de enero a las 18:30 h
Un análisis a la actuación de la antecesora de la CIA, la Organization of Strategic Services, en el llamado “China-Burma-India Theater” (CBI), entre 1942 y 1945, que incluyó diversas labores. Por un lado, el espionaje en las zonas de la China ocupadas por Japón y la organización de guerrillas en Birmania y otros lugares. Por el otro, las labores de información para facilitar “La Joroba”, el puente aéreo India-Birmania-China sobrevolando el Himalaya, así como la propaganda y la desmoralización del adversario japonés en toda la región, incluyendo el propio Japón, con el protagonismo de una serie de agentes femeninas estadounidenses.
Conferencia a cargo de Joan Maria Thomàs, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Rovira i Virgili
Incorporación de la mujer en los servicios secretos españoles durante la Guerra Fría. Un gran reto profesional
Martes, 6 de febrero a las 18:30 h
La creación en 1977 del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) implicó la reorganización y modernización del servicio de Inteligencia en España, llevando a cabo una serie de iniciativas exitosas, entre las que destaca la incorporación de la mujer en la agencia. Posteriormente, con la ley de 2002, el CESID sería reemplazado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), lo que supuso la transición de la época de la Guerra Fría a una nueva institución orientada a los nuevos retos del siglo XXI.
Conferencia a cargo de Isabel Martínez Zaraza, del Centro Nacional de Inteligencia.
El espionaje británico y Franco (1936-1945) Viernes, 16 de febrero a las 18 h
El MI6, el servicio de espionaje británico, ayudó a organizar el golpe de estado que permitió al General Franco conseguir el poder. Esta ayuda estuvo caracterizada por un conjunto de sobornos, tramas y dilemas morales, detrás de uno de los actos más controvertidos, llevados a cabo por el Gobierno británico en nombre de sus intereses estratégicos. El espionaje inglés continuó su relación con Franco durante la Segunda Guerra Mundial. En caso de producirse la invasión alemana de la Península Ibérica, Gran Bretaña tenía diseñadas operaciones de espionaje secreto para evitarlo. El SOE, la institución de espionaje, fue la encargada de organizar una “quinta columna” de espías para reducir la influencia de Italia y Alemania en la zona.
Conferencia a cargo de Luis Horrillo Sánchez, doctor en Historia de la Universidad Complutense de Madrid.
CICLO DE CINE: CINE Y ESPÍAS
DEL 13 DE ENERO AL 10 DE FEBRERO DE 2024
En este ciclo de proyecciones alrededor de la exposición “Top Secret, cine y espionaje”, proponemos cinco grandes títulos de la historia del cine que ofrecen una mirada diversa de la figura del espía desde distintas procedencias, puntos de vista y momentos históricos.
Ciclo comisariado por Casa Asia.
Presentación a cargo de Fernando R. Lafuente, director de Revista de Occidente y director del Máster Cultura Contemporánea en el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. Es autor de numerosos trabajos sobre el ámbito cinematográfico.
Alarma en el expreso (Alfred Hitchcock, 1938, Reino Unido) 97 min. VOSE Sábado, 13 de enero de 2024 a las 19:30 h
Durante su viaje en el expreso transcontinental, una mujer conoce a una anciana institutriz inglesa. Cuando esta desaparece misteriosamente de su compartimento sin dejar rastro alguno de su presencia en el tren, la joven intentará encontrar una explicación. Con los pasajeros en su contra y sin nadie que pueda corroborar la existencia de la anciana, ella misma comienza a dudar de su propio estado mental. Pero a medida que el tren avanza y gracias a su perseverancia, durante el viaje se pondrá al descubierto una trama de espionaje internacional con un sorprendente desenlace.
Garbo, el espía (El hombre que salvó el mundo) (Edmon Roch, 2009, España) 88 min. VOSE Sábado, 20 de enero de 2024 a las 19:30 h
Documental sobre espías y agentes dobles, secretos y mentiras, memoria y olvido, hecho con fragmentos de películas de Hollywood, material de archivo, entrevistas y efectos digitales. Esta estructura nos fuerza a elegir nuestra particular interpretación sobre la verdad de Juan Pujol. "Garbo, el espía" es la delirante historia del español que embaucó a los nazis.
La mujer del espía (Japón, Kiyoshi Kurosawa, 2020) 115 min. VOSE Sábado, 27 de enero de 2024 a las 19:30 h
En vísperas del estallido de la II Guerra Mundial, Yusaku es el director de una compañía comercial en Kobe (Japón), y está casado con Satoko. En un viaje a Manchuria durante 1940, Yusaku descubre un terrible secreto nacional. En nombre de la justicia decide hacerlo público, lo que le convierte al instante en un enemigo público. Sin embargo, Satoko asegura creerle y jura que estará a su lado independientemente de las consecuencias.
Bajo el fuego (Roger Spottiswoode,1983, EEUU) 128 min. VOSE Sábado, 10 de febrero de 2024 a las 19:30 h
Centroamérica, años ochenta. Tres periodistas americanos van a Nicaragua, donde la guerrilla sandinista está a punto de derrocar al dictador Somoza, a pesar de que cuenta con la ayuda de la CIA. Russell Price es un fotógrafo al que Claire, una periodista radiofónica, presiona para que se involucre en la revolución. En una situación similar se encuentra otro colega de profesión. En una zona en conflicto cada uno deberá tomar partido, sobre todo tras conocer al oscuro Oates, un oscuro mercenario, al servicio de la CIA, con la misión de desestabilizar el conflicto armado a favor de Estados Unidos.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España