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La obra de Slater Bradley se ha venido caracterizando por la utilización de la figura y el concepto del "Doppelgänger", del Doble. En este caso se trata del doble del propio artista, Benjamin Brock, al que conoció una noche y, desde entonces, ha venido protagonizando sus trabajos en fotografía o en vídeo.

De esta forma Brock "hace de" de Bradley "haciendo de" otro personaje como en los vídeos que conforman la "Trilogía del Doppelgänger", adquirida recientemente para la colección del Museo Guggenheim de Nueva York. En estas obras el doble se reencarna en las figuras de Ian Curtis, Kurt Cobain o Michael Jackson para llevar a cabo la ceremonia de apropiacionismo con que cualquier fan adolescente sueña. Casi como final a esta experiencia de admiración, en otro vídeo, "My Conclusion/My Necessity", filma en el cementerio de Pere Lachaise en París la actividad que se ... desarrolla en torno a las tumbas de otros tantos artistas como Jim Morrison u Oscar Wilde.

El doble le permite al artista hacer lo que está fuera del alcance de cualquiera: des-doblarse entre artista y objeto, estar a ambos lados de la cámara a la vez y, de esta forma, poder lanzar una mirada cargada de ironía sobre el proceso de creación.

La inspiración para su trabajo le viene tanto de su propia experiencia biográfica como de referencias externas, sobre todo de la cultura popular reciente: desde Godard a Joy Division. Un elemento importante es la utilización de la música con la que dota a su trabajo de una fuerte carga emocional.

En esta exposición presenta el vídeo "Dark Night of the Soul", en el que el Doppelgänger, convertido esta vez en astronauta, recorre las salas vacías del museo de Historia Natural. En su paseo contempla un mundo que no puede tocar, que adivinamos muerto o desaparecido hace tiempo, mientras en la mano lleva una caja de música que toca la sonata "Claro de luna" de Beethoven. Es una obra melancólica que celebra o llora un mundo perdido. Las influencias mas evidentes en este caso van desde "2001, Una odisea en el espacio" de Stanley Kubrick hasta "Naves misteriosas" de Douglas Trumbull.

Si esta obra en vídeo viaja por los últimos millones de años de la Historia de nuestro planeta, en las fotografías que presenta en la exposición hace un repaso a su propia historia y a su carrera artística.

Partiendo de imágenes ya conocidas de su trayectoria, interviene sobre ellas con pintura de oro. De esta forma las reencuadra, las rehace, las retoca o las reconstruye. Las fotografías se convierten en dibujos y al cubrir parte de la imagen dan lugar a nuevas escenas. Pero también, el objeto, deviene algo nuevo que nos recuerda tanto al arte bizantino como a la pintura religiosa del Gótico o a la obra de Gustav Klimt. La propia obra convertida en icono de la cultura actual.