Descripción de la Exposición
En esta exposición José Antonio Ochoa presenta un trabajo que gira en torno al paisaje cinematográfico de resonancias pictóricas. Este trabajo aborda conceptos como silencio, velo, belleza y tragedia. El misterio del paisaje es el núcleo del tema, así como la dimensión emocional de la contemplación del paisaje. Se busca ahondar y dilatar el espacio de la naturaleza, enfatizar la distancia entre el individuo y el horizonte, que se agranda mediante la escala de representación y apunta a sensaciones de trascendencia.
Con esta obra, al tratar la vastedad inabarcable de un paisaje sublime y silencioso, se pretende señalar ese otro paisaje interior de cada uno, en el que el espectador pueda adentrarse y quizá habitarlo.
Desde la pintura se busca invocar el concepto de lo sublime y actualizar su sentido en nuestros días. Ochoa considera relevante traer a colación el discurso sobre lo sublime en el arte contemporáneo ya que trata sobre experiencias y cuestiones fundamentales para la persona que siguen siendo significativas dentro de nuestro mundo contemporáneo.
Es un discurso que más que generar respuestas, plantea preguntas. Tratar este tema supone un posicionamiento de resistencia a la cultura de producción y consumo, y su inercia deshumanizadora.
José Antonio Ochoa con esta obra busca llevar la pintura a convivir con otros lenguajes de representación contemporáneos -el cine en este caso-, para reclamar así la naturaleza dialéctica de la imagen con la intención de interpelar al espectador.
La obra que se presenta tiene origen en un trabajo anterior titulado Ut Pictura Kinesis, título que proviene del cineasta español José Luis Guerín, quien a raíz de su exposición La dama de Corinto da un nuevo giro a la frase del poeta Horacio Ut pictura poesis (como la pintura así la poesía) y la transforma en Ut pictura kinesis (como la pintura así el cine). La sentencia horaciana, que probablemente encuentra su origen en la frase de Simónides de Ceos “la poesía es pintura que habla y la pintura poesía muda”, equipara a ambas artes, no sólo por su capacidad de producir goce estético en el observador, como por su cualidad de representar lo visible. Se puede entender con la frase de Guerín, no sólo que ambas artes son semejantes, sino que el cine ha tomado la experiencia estética y el testigo de representar lo visible; ahora el séptimo arte es quien documenta la vida.
Sí, la pintura ha dejado de ser exclusivamente una representación de lo visible, pero eso no significa que haya perdido dicha facultad; precisamente porque aún es capaz de hacerlo, en este proyecto trataré, desde la misma pintura, su relación con el cine.
José Antonio recurre al cine no sólo por la pasión que siente por él, más aún, porque las imágenes que he encontrado en el cine le han cautivado hasta el punto de querer suspenderlas en el tiempo, para poder disfrutar de ellas fuera de su movimiento, tiempo y espacio; para poder contemplarlas –a diferencia de cómo se podría contemplar el cine– en pausa y en silencio. Otro motivo para tener como referente al cine y no a la naturaleza, es la capacidad del cine de contar historias con imágenes, la narración, el misterio y sus personajes; esta capacidad narrativa será clave para interpelar al espectador, una vez descontextualizada la imagen cinematográfica, es él quien tiene la posibilidad de dotar de sentido a esa imagen.
En el proceso de trabajo, el artista realiza un recorte del film, descontextualizando así una imagen, actúa como si cogiera una foto de una secuencia narrativa, aquella que la mirada decide que es “el instante decisivo”, aunque algunas veces, alejándose del concepto de Cartier-Bresson, busca ampliar el tiempo de ese instante mediante la integración de fotogramas próximos, confiando en la capacidad de la pintura de trasmitir un sentimiento de tiempo sostenido. Se apropia pues de la imagen pregnante que necesita y sus adyacentes, cuya totalidad quiere señalar con la pintura. Porque para él, el cine ya ha construido esa imagen y toda su secuencia en la atmósfera de una pintura que se hubiera puesto en movimiento. Los fotogramas detenidos que se renuevan e intensifican al pintarlos convocan la presencia del paisaje desde la naturaleza artificiosa de la imagen fílmica. Con ello busca crear una posmoderna visión romántica del paisaje en plena efervescencia del poder de los media con la que quiero denuncia lo raquítico de la uniformización del pensamiento dominante.
En esta exposición se presentan obras pintadas con óleo sobre papel de poliéster, material que acentúa la relación conceptual con el cine debido a su cercanía al celuloide; así mismo se muestran algunos cuadros trabajados en óleo sobre tela.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España