Cada pintura y escultura en la exposición se basa en los encuentros de Cordero con clarividentes, también conocidos como videntes, a quienes describe como "aquellos que siempre tratan de ver más allá". Recordando su fascinación por sus experiencias, afirma, "curiosamente en tales reuniones, uno es siempre requerido por esas personas para mirar primero un determinado objeto que a su vez se convierte en el centro de la sesión. "Extrayendo de sus sesiones y sueños recurrentes, Cordero emplea imágenes, candelabros, una casa de marco A y cabinas gemelas, que se le ha aparecido Las misteriosas imágenes similares a sueños resultantes tienen bordes suaves que alteran la percepción de la figura y los patrones enigmáticos del texto. Reconociendo en su investigación espiritual un proceso análogo de mirar un cine o ver una obra de arte; Cordero declara, "esta suite está dedicada a la increíble virtud humana de mirar y pensar".