Descripción de la Exposición
The Not So Still Life
by
Celestino Mesa.
La interpretación de “la soledad” en la Naturaleza no tan muerta… y las relaciones interpersonales, a través de una mirada crítica artística donde plantas y objetos inanimados conversan en el lienzo o en el cartón… o no...
El sentimiento de soledad, tal y como lo definen Peplau y Perlman (1979), es la percepción de la brecha entre lo que la persona espera de las relaciones interpersonales y lo que hubiera deseado. En la misma línea el psicólogo Guy Winch hace hincapié en la subjetividad de la soledad, ese sentimiento sólo depende de si uno se siente emocional o socialmente desconectado de quienes le rodean, independientemente de se esté rodeado de personas, amigos, familia, etc.
El sentimiento de soledad, por tanto, es producto de las creencias que la persona tiene y de las valoraciones que realiza acerca de su situación emocional y, o social.
La soledad nos afecta a todos en algún momento de nuestras vidas; frases como: «Estoy solo» o «No tengo a nadie» suelen ser bastantes frecuentes.
A veces, la persona que las dice puede tener familia, amigos o incluso un gran número de seguidores en las redes sociales, pero, en realidad, no se siente en verdadera sintonía con nadie; y es que lo que, de verdad quiere transmitir, es que se siente sola.
Es una sensación difícil de explicar, de aquí esta interpretación personal con naturalezas no tan muertas, se trata de una mezcla de sentimientos de inadecuación, de carencia, pero sobre todo de vacío.
La OMS define la salud como: «el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». En ese sentido, el bienestar general depende en gran medida de la calidad de los vínculos que establecemos con los demás.
El sentimiento de soledad es un factor perjudicial para nuestra salud, llegando incluso a generar consecuencias negativas en nuestro bienestar emocional y psicológico, como: tristeza, estrés, falta de motivación, desesperanza, angustia, miedo…
La soledad es un sentimiento que nos advierte de una carencia de contacto afectivo o social, un panorama que en este caso Celestino Mesa recrea con los colores más neutros y entornos grises, pero, como casi siempre, el problema no es la sensación que sentimos, si no lo que hacemos con ella y como la gestionamos.
Se puede interpretar esa señal como un impulso para actuar y, en consecuencia, a buscar relaciones de forma más activa, o bien, puede ser el motivo que nos lleve a aislarnos todavía más, en un intento de protegernos para que los demás no nos hagan daño.
Un factor que parece estar relacionado con el sentimiento de soledad es la competencia social, es decir, entre otras cosas, la capacidad de las personas para manifestar sus sentimiento y opiniones. En este sentido, suelen aparecer pensamientos distorsionados en los que la persona se convence de que no resulta amable, interesante ni digna de ser apreciada, y rechaza, por tanto, cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí misma del posible rechazo.
La base que subyace a este tipo de creencias, suele ser el miedo a compartir, a mostrarse tal y como uno es…; este tipo de temores dificulta mucho la creación de relaciones interpersonales sólidas. La soledad no sólo tiene consecuencias a nivel psicológico, sino que también hace mella en nuestra salud física.
Suele ser común que las personas que se sienten solas se sumerjan en un círculo vicioso: la persona se siente sola, se deprime, y entonces se siente más sola y más deprimida. El resultado es una pérdida de interés por el día a día y por emprender nuevas actividades que quizás le ayudarían a conocer a otras personas con las cuales podría compartir gustos y valores.
Al igual que la soledad no siempre tiene que ver con la presencia o ausencia de otras personas, tampoco tiene que tener siempre una connotación negativa o ser dañina.
Existe un tiempo para comunicarnos con los demás y otro para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos, en el que la soledad es indispensable. Los periodos de soledad nos sirven para dar un paso atrás, mirar nuestra vida en retrospectiva y planear el futuro.
Estar solos, sin dar explicaciones a nadie, simplemente disfrutando de aquellas cosas que más nos apetecen lejos de las obligaciones cotidianas puede ser altamente terapéutico, y es un ejercicio muy recomendable, sobre todo cuando nuestra rutina diaria es muy estresante.
Al igual que Edward Hopper pintor de la soledad del aislamiento, en esta serie Celestino Mesa busca un dialogo entre grises o encuadres perdidos, en una pared negra o decolorada y en su interior la huella del tiempo, de una cruz o un tenedor en la mesa, solo, sobre un mantel arrugado… o una pared olvidada en el tiempo, sola y esperando la impronta de un nuevo día. Un jarrón de ángulos rectos que aísla y protege el esqueleto…su costilla de Adán, monstera, sola con sus luces y sombra ante un lienzo blanco; reflexión ante todo lo que queda por llegar o vivir, cada uno de ellos sumergido, aislado en su melancolía. Un Café a la espera en la taza, la huella femenina en ella, esa que ya no está, particularidad de esta exposición ya que Celestino Mesa deja de lado la figura humana para centrarse en objetos simples y unitarios que conforman esas naturalezas muertas, cada una en su soledad, mínimos complementos que invitan al espectador a buscar ese mensaje, o el porqué de la distribución de espacios.
Espacios, naturalezas no tan muertas, manteles, costillas, sombras, luces, encuadres que dialogan con la pared entre tonos neutros, componentes que Celestino Mesa ha utilizado para caracterizar este mensaje particular, de soledad que nos ha tocado vivir a muchos de nosotros en estos días de pandemia.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España