Nix Ruo comenzó su composición como una expresión profunda de su ser emocional y aspectos más auténticos de su interioridad asociado a su pasión personal por las diferentes mitologías. Tanto es así que, apoyado en la literatura, la filosofía, la historia de la cultura y en su propio bagaje existencial, Nix Ruo pinta con la evolución natural hacia la realización de lo que un amigo de su infancia denominó su "Teogonía Plástica".
Los mitos han existido desde siempre, están en la raíz de cada pueblo, de cada tradición conocida, son la base de nuestra inmensa riqueza cultural. En tiempos remotos, los seres humanos encontraban en ellos pautas y ejemplos, consejos, direcciones y vías para encauzar la trayectoria que debían dar a sus propias vidas. Veían en ellos el camino que podía llevarles al descubrimiento y a la realización del sentido de la existencia, ese oculto y ansiado sendero que nos...lleva al conocimiento de nosotros mismos, a saber que somos uno con los demás y con toda la naturaleza que nos rodea.
Esta obra revive una serie de pinturas que dialoga con las obras clásicas de Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia. Se le han atribuido muchas obras pero actualmente se consideran auténticas solo la "Teogonía", en la que relata la genealogía de los dioses de la mitología griega, "Los Trabajos y los Días", los 54 primeros versos de "El escudo de Heracles".
La interpelación de su obra suele producir en los observadores una "experiencia" de insight. Es ese momento de iluminación, cuando se descubre una visión inesperada a un problema, o cuando de repente, se entiende el sentido misterioso de la pintura. En ese momento, se produce la emoción y esa es la garantía de que se genera la pregunta que nos abre a otros mundos.
