Las creaciones de Anzano se basan en el trabajo sin ideas previas, con absoluta libertad y desinhibición, se trata de una creación pura.

Carmen teje e hila sus formas bajo un sentimiento romántico, emotivo, formas que comunican diversas épocas históricas. Tejer el paisaje, metáfora de la formación- transformación, es el deseo de expresar la naturaleza y cómo la percibimos a través del tejido metamorfoseándola sin modificar su esencia. Con la naturaleza se dialoga, y al contemplarla se establecen lazos de afinidad, de identificación. Anhelo captar la imagen sensorial, donde el espectador sienta esa comunicación: la magia y la paz que buscamos al visualizar un paisaje.

La imagen del paisaje me seduce e interpretarla por medio de materiales que la evoquen, me impulsa a experimentar con las superposiciones de los tejidos, del color, de la luz. La suma de todo ello, hace que la mirada no tenga un solo foco de atención, sino ... que se pierda, como cuando miramos al horizonte y las sensaciones de funden.

Tejer el paisaje no es más que dejarnos llevar por la contemplación de la naturaleza. Un entorno dialogado.

Carmen abarca una espléndida puesta en escena en Arnuero a través de la pintura, la fotografía y una instalación, donde las tramas y los tejidos tejen a través de la una purísima línea, el dibujo más preciso y bajo una perfecta estructura. Todo ello bajo un manto orgánico, solitario y a la vez cercano en el que Carmen se desenvuelve como pez en el agua. Queda patente su anhelo por atrapar el espacio, utilizando como vehículo esta serie de entramados y tejidos.