Descripción de la Exposición La saga del Taller Libre de Arte, aquel irrepetible capítulo que alguna vez llamé y continúo repitiéndolo, el Período Flamígero del Taller Libre, cubrió apenas los cuatro años que median entre el viernes 9 de julio de 1948, fecha de su apertura en el 4° piso del edificio Miranda en la esquina de Mercaderes y el 14 de agosto de 1952 cuando, reunidos en el primer piso del edificio Cipreses, frente a la fachada sur del Teatro Nacional, última escala del Taller luego de su breve tránsito por el edificio El Pájaro entre las esquinas de El Pájaro y Curamichate, asistimos a la inauguración de la gran Exposición de las Nuevas Generaciones de Pintores Venezolanos, coordinada como una suerte de rendición de cuentas, por los viejos pintores José Fernández Díaz (FEZ) y Rafael Rivero Oramas, los mismos tenaces e incansables activistas de la cultura que desde 1948, nos acompañaron como otros de los jóvenes de la parvada. Estos fueron los años de la Exposición Panamericana de Pintura Moderna en el Museo de Bellas Artes, nuestro primer contacto con el arte moderno y, simultáneamente, del ascenso de Rómulo Gallegos a la Presidencia de la República luego de las primeras elecciones 'universales, directas y secretas' realizadas en Venezuela, así como su derrocamiento nueve meses más tarde como resultado de un golpe palaciego, pero también los años de la Proclamación Universal de los Derechos Humanos y del inicio del Proyecto de Integración de las Artes diseñado por Carlos Raúl Villanueva para la construcción de la Ciudad Universitaria; de la identificación de Feliciano Carvallo con cuya obra se inició un nuevo capítulo en el arte venezolano y de la sorpresiva arremetida desde París por la revista 'Los Disidentes'. Del asesinato del líder Leonardo Ruiz Pineda, en plena calle, como expresión de la política-de-estado de la muerte selectiva, pública y notoria, de los opositores al régimen. Los años del terremoto de El Tocuyo; de la constitución de la República Democrática Popular China; de 'La Balandra Isabel llegó esta tarde', el gran film venezolano de Carlos Hugo Christensen con las actuaciones protagónicas de Arturo de Córdova, Virginia Luque, Tomás Enríquez y Juana Sujo; de la avasallante edificación de las torres y de la Avenida Bolívar que partió en dos mitades el armonioso damero urbano original de Caracas; del inicio de la dictadura del entonces Coronel Marcos Pérez Jiménez y de la historiada exposición de pintura francesa De Manet a nuestros días; del secuestro y miserable asesinato del Coronel Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta Militar de Gobierno, el único magnicidio que registra nuestra historia y de las sorprendentes exposiciones de 'Las cafeteras' de Alejandro Otero y de 'Las brujas' de Oswaldo Vigas, con las cuales se abrieron y cerraron en una suerte de sincrónicos e imprevistos sucesos, esos decisivos cuatro años del acontecer nacional del siglo XX. Pero además de ello, también fueron los años cuando las obras del Taller -las nuevas imágenes de la pintura venezolana- invadieron los centros educativos y culturales de la ciudad: el Liceo Fermín Toro, el Andrés Bello, el Luis Razetti, la Escuela Normal Gran Colombia y la Rafael Acevedo de Petare; la Asociación de Escritores, La Casa del Orinoco, el Ateneo de Caracas, el Instituto Cultural Venezolano-Soviético, el Salón Planchart, los Salones Arturo Michelena del Ateneo de Valencia y los Salones Oficiales en el Museo de Bellas Artes. Eran días de oscuros y silenciosos dramas y de espectaculares cambios en las ciudades, en el país, en las gentes, en las comunicaciones, a las cuales se añadía la primera estación televisora instalada por el régimen y, sin que nadie se lo hubiera propuesto, el Taller devenía el ámbito por excelencia donde pintores y poetas, cineastas y gente de teatro, escritores y músicos, periodistas y estudiantes, coleccionistas y diletantes coincidían y se manifestaban como en ningún otro espacio citadino. En su ensayo curatorial sobre el Taller Libre para la exposición del Museo Jacobo Borges en 1997, Lía Caraballo afirma que 'sus miembros, en sentido estricto', eran entre otros: Mario Abreu, Lourdes Armas, Jacobo Borges, Omar Carreño, Feliciano Carvallo, Pedro León Castro, Carlos Cruz Diez, Francisco Da Antonio, Narciso Debourg, César Enríquez, Perán Erminy, José Fernández Díaz (FEZ), Emma García, Luis Guevara Moreno, Ángel Hurtado, Humberto Jaimes Sánchez, L.F. Martínez, Genaro Moreno, Rubén Núñez, Alirio Oramas, Régulo Pérez, Luis Rawlinson, Rafael Rivero Oramas, Alirio Rodríguez, Federico Sandoval (El policía), Enrique Sardá, Marius Sznajderman Oswaldo Trejo, Virgilio Trompiz y Oswaldo Vigas. Pero al Taller también acudieron artistas de la generación anterior; un grupo bastante ecléctico, divergente y, en cuanto a búsquedas estéticas, acaso opuestas. Es por ello que a la hora de hablar del Taller Libre de Arte (1948- 1952), no podemos decir que fue un grupo, una tendencia o un movimiento, sino un lugar de reunión abierto a todas las tendencias'. Y en efecto, el Taller Libre no fue un 'movimiento', que ni tan siquiera un cuerpo de proposiciones estéticas o ideológicas coincidentes. A diferencia de los maestros del Círculo de Bellas Artes y de la Escuela de Caracas cuya mirada devino la consolidación positivista del paisaje y como también distinto a 'Los Disidentes', que radicalizaron sus proposiciones hasta los términos del Manifiesto, la saga del Taller quedó amarrada a los modestos limites de un 'local' trashumante en virtud la implacable eficiencia constructiva y edilicia de la Dictadura. Como por paradoja, quizá tales carencias devinieron su mayor fortaleza histórica: el haber potenciado las fuerzas de transformación y de cambios contenidas en el entorno social y en todos y cada uno de los hombres y mujeres que, en virtud de su talento, de su trabajo y de su obra, convirtieron la plástica venezolana en un valor universal.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España