Marta Cervera presenta Sunflower, una exposición de Max Brand, en la Calle Valencia, 28, Madrid, del 13 de septiembre al 8 de noviembre de 2018.
Max Brand (Alemania, 1982) vive y trabaja en Glasgow. Estudió en el Städelschule Frankfurt/Main con Michael Krebber, y después ha residido en Berlín.
El artista usa diferentes medios para desarrollar sus trabajos, incluyendo pintura en spray o tiza para crear lienzos frenéticos y llenos de color, a los que añade collages o bordes de trozos de tela. A menudo la obra es acompañada de instalaciones escultóricas. Algunas de sus influencias son el Expresionismo Alemán y el Neo- Expresionismo. Su primera exposición individual en los EE.UU. fue en el MoMA PS1 en 2012, y desde ese momento ha participado en otras muestras en Kunstverein Oldenburg, GoMA Gallery of Modern Art Glasgow o Goethe Institut New York, entre otras.
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“El hotel Lisboa es el primer puerto de escala. Por fuera...es un edificio grande con una especie de calabaza eléctrica en la base. Al otro lado de la calle está el Gran Lisboa, que es parte casino, parte hotel, y parte inimaginable. Los dos están conectados por un pasaje subterráneo para facilitar el acceso.
El vestíbulo es un espectáculo de opulencia desmedida. Candelabros, fuentes contra las que se arremeten águilas de cerámica, relieves innecesariamente detallados emergiendo de orgánicos capuchones de jade, compactas esculturas de hormigón, jarrones, pavos reales disecados con incrustaciones instalados en vitrinas, etc. Está claro que toda esta ornamentación sirve un solo propósito, que es ponerte cachondo con la idea de todo el dinero que podrías ganar en la planta inferior.
Bajo al casino en ascensor, pasando por un puesto de seguridad más o menos informal. La primera habitación está llena de máquinas tragaperras. Tienen toda clase de nombres tentadores. Gato de la Fortuna, Explotador de Bancos (con una foto de un cerdo en un traje de policía), Objetivos Dorados y Cenicienta. Aquí hay algo para prácticamente todo tipo de protagonistas en busca de suerte, sea cual sea su género de fantasía preferido.
Al lado de las máquinas están los empleados, repartiendo fichas en mesas verdes para algún juego de apuestas. Bajo a otra planta en ascensor y me encuentro en un vestíbulo muy parecido. Se ofrece té gratis para mantener a los clientes suficientemente alerta, pero son los empleados los que parecen estar agotados.
Un cofre del tesoro da vueltas en un disco giratorio en frente de los dispensadores de fichas. ¿Qué necio pirata lo ha dejado ahí? Me siento suficientemente impresionado y decido dirigirme hacia la salida. Irse es más difícil de lo que me había parecido. Lo que pensé que era la salida desemboca en otro vestíbulo similar, lo mismo que el siguiente ascensor, y el siguiente. Me doy cuenta de la verdadera escala de este sitio. Me resigno a estar perdido y echo un vistazo a otra habitación construida para el juego. Esta es la más curiosa. En el centro hay un gigante huevo resplandeciente, alternando entre tonalidades verdes, rojas, rosas y azules. ¿Un color para cada humor, quizás? Está situado en lo que sólo se puede describir como una base de pintalabios incrustada con joyas, y su lugar en el centro lo confirma como el epicentro psíquico de esta colmena.
Fuera llueve a cántaros, pero decido añadir un par de casino más a mi ruta ahora que tengo algo con lo que compararlos. El Casino de los Presidentes tenía un perfil bastante bajo.
Menos ostentoso de lo que me esperaba. Algunas decoraciones en el vestíbulo y ya, en verdad. La planta superior era una cueva de fumadores manoseada, sórdida pero no amenazante.
A lo mejor fue un sitio más orgulloso en el pasado, como revela el rojo real que uno puede ver entre el camuflaje de manchas al entrecerrar los ojos. Hay poco que mirar, así que me voy tan deprisa como había entrado.”
Ryan Siegan Smith
Imágenes de la Exposición
Max Brand, Sunflower — Cortesía de la Galería Marta Cervera
Entrada actualizada el el 07 sep de 2018
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