Descripción de la Exposición
Travesía Cuatro presenta una exposición colectiva que celebra el 10º aniversario de la galería en la ciudad de Guadalajara.
Reuniendo obra de 10 artistas que conforman el programa de la galería, la muestra pone de manifiesto el arte visual como un campo en el que se puede resignificar cosas. De esta forma, la selección de obras ha sido realizada con la intención de destacar los aspectos lúdicos con los que los artistas intervienen el espacio o la relación entre los objetos con el espectador. Estos artistas emplean el arte como un instrumento con el que estudian, desarrollan y contemplan la vida para desencadenar un cambio en nuestro comportamiento y pensamiento como seres humanos.
Jorge Méndez Blake (Guadalajara, 1974) es un artista que reside en Guadalajara, que trabaja en diversos medios como el dibujo, la pintura, el video, la escultura, la instalación y la performance, para argumentar las relaciones potenciales entre las obras clave de la literatura universal y el espacio, a través de la arquitectura. Al establecer una relación especulativa con los autores y los libros, Méndez Blake juega con la capacidad poética de los objetos y las acciones, y lo que éstos pueden revelar sobre las tramas. El artista ha utilizado la naturaleza misma del lenguaje, las letras, las palabras y los signos diacríticos, así como el acto de escribir -en particular con una máquina de escribir- como método para componer una serie de caligramas en papel, y otras composiciones visuales.
John Isaacs (Edinburgh, 1968) lleva más de quince años trabajando con una amplia gama de materiales -cera, tela, bronce, neón, cerámica, pintura, collage, vidrio, fotografía- que utiliza para explorar la complejidad de habitar el mundo moderno, las paradojas de la vida cotidiana, la identidad del hombre. Sus obras, a menudo grotescas pero fascinantes y técnicamente perfectas, son una crítica a nuestra sociedad, con su despilfarro y extravagancia, su consumismo y su contaminación.
Asunción Molinos Gordo (Aranda de Duero, Burgos, 1979) trabaja desde una perspectiva fuertemente influida por los métodos de disciplinas como la antropología, la sociología y los estudios culturales. El principal foco de su obra es el campesinado contemporáneo. Su entendimiento de la figura del agricultor pequeño o mediano no se ciñe solo a la de productor alimenticio sino también a la de agente cultural, responsable tanto de perpetuar el saber tradicional como de generar una nueva pericia para enfrentar los retos actuales. Ha producido obra que reflexiona sobre el uso de la tierra, la arquitectura nómada, las huelgas de los campesinos, la burocracia sobre el territorio, la transformación del trabajo rural, la biotecnología y el comercio internacional de alimentos.
Gonzalo Lebrija (Ciudad de México, 1972) trabaja principalmente con el estudio del tiempo y la experiencia subjetiva que tenemos de él. Utilizando el vídeo y la fotografía como sistemas de registro, el artista utiliza el tiempo como materia prima para capturar momentos efímeros, al tiempo que intenta estirar la distancia entre el pasado y el futuro para investigar el concepto del destino y caos en una sucesión de acontecimientos.
En sus proyectos recientes Lebrija se aproxima a la cotidianidad mexicana, diseccionando las estructuras sociales y culturales que la sostienen. Por medio de gestos que podrían parecer ingenuos, el artista hace evidente la contingencia de las instituciones que proporcionan solidez a la vida cotidiana; las dinámicas burocráticas son traducidas a juegos infantiles y la obsesión con la productividad del ethos capitalista se reduce al absurdo.
Charlie Billingham (Londres, 1984) toma prestadas secciones recortadas de ilustraciones y grabados satíricos de la época georgiana y del período Regencia para crear su pintura. Mediante el recorte y la recomposición, vacía de contenido narrativo la fuente original histórica y satírica, aislando momentos concretos, gestos y expresiones para crear nuevas composiciones.
La obra de Mateo López (Bogotá, Colombia, 1978) expande la práctica del dibujo llevando sus consecuencias más allá de lo bidimensional y convierte el trazo en una herramienta para construir objetos tangibles. Para el artista el dibujo es una forma de posicionarse en el límite de los objetos y por lo tanto de jugar con su especificidad, lo que produce un cierto carácter onírico que revela al espectador la existencia de múltiples narrativas personales. Las esculturas de López nacen del dibujo sobre papel, antes de llegar a su forma tridimensional. Sus esculturas son modulares, tienen una proporción a escala con el cuerpo humano, son modestas y anti-monumentales, y existen como arquitectura efímera.
Jose Dávila (Guadalajara, 1974) ha creado en años recientes un extenso cuerpo de obra compuesto por esculturas cinéticas que replican los arreglos geométricos creados por el artista alemán Josef Albers. Las composiciones formales y los ritmos cromáticos plasmados en las pinturas de Albers son reproducidas en las esculturas de Dávila a través de marcos de metal suspendidos desde el techo. Cada marco está pintado con un tono distinto de pintura y al moverse en conjunto produce una determinada cadencia de colores. El movimiento de estas secuencias flotantes genera un efecto prismático que a su vez genera una sucesión infinita de composiciones visuales. El formato previamente en dos dimensiones se desdobla a sí mismo como una presencia tridimensional; la percepción del color depende directamente de la luz y de las interacciones superficiales que estas esculturas tienen con el entorno y otros objetos cercanos. La serie Homage to the Square de Albers buscaba concretar nuevas formas de percibir el color, haciendo uso del movimiento y de la expansión del lienzo hacia el espacio circundante. Dávila transporta estas intenciones hacia el campo de lo escultórico utilizando materiales industriales y ofreciendo nuevas perspectivas de obras de arte icónicas pertenecientes al canon modernista.
Sara Ramo (Madrid, 1975) parte de restos para reconstruirlos manualmente, un ejercicio de recuperación de episodios u objetos olvidados, apartados o conscientemente marginados por la historia, para reconstruir un presente a partir de los residuos del pasado. Las muñecas de Sara Ramo remiten a lo lúdico, pero también a lo oculto, lo que permanece en la oscuridad, el enigma. Esa organicidad derivada de los cuerpos remendados confiere a los textiles un aspecto animado. Se revelan como representaciones de seres sobrenaturales. Comparte, con el vídeo una y otra vez, esa alusión al vínculo tradicional entre las mujeres y la potencia mágica que poseen curanderas y brujas. Una investigación sobre las políticas de representación inspirada, en su formalización, en recursos del teatro popular con el fin de intentar desvelar cómo se comportan nuestros cuerpos dentro de las estructuras sociales o los sistemas de poder impositivos y coloniales.
Ana Prata (Sete Lagoas, Minas Gerais, Brasil, 1980). Hay una ambigüedad latente en la obra de Ana Prata que puede caminar entre el humor, la interioridad y el espíritu crítico. Sus pinturas figurativas coloristas representan bodegones de frutas y objetos que parecen recortados del paisaje. Un paisaje interior que apenas se insinúa ya que no se utiliza como recurso de realidad o contexto, al contrario, nos enfrenta a un diálogo lírico y simbólico con lo doméstico. La artista se relaciona con el repertorio modernista de un modo que no es reverencial ni nostálgico, más bien parece sondearlo como si fuera una arqueóloga, tomando prestados y distorsionando jeroglíficos para asimilarlos a la conversación sobre la pintura contemporánea. El resultado es una obra que coquetea con las artes decorativas y el grafismo. Su exuberante trazo se combina al mismo tiempo con transparencias que dan un efecto atmosférico, solar y luminoso a sus imágenes ópticamente dinámicas.
Milena Muzquiz (Tijuana, 1972) trabaja principalmente en cerámica y pintura. Está interesada en explorar los jarrones como objetos funcionales de diseño, abordando las contradicciones y preguntas sobre la utilidad, la apropiación y la forma en que vemos los objetos tradicionales. Trabaja bajo una rotundidad expresiva concebida a través de la contemplación de la naturaleza y expresada con la plasticidad del uso directo de su cuerpo y sus manos en la arcilla. Cada pieza forma parte de una narrativa fragmentada más amplia, caótica y ecléctica que constituye su imaginario.
En sus pinturas también podemos observar estos gestos épicos y cierta inocencia infantil que remiten a disciplinas tradicionales, así como un cierto primitivismo que enmarca sus obras en un espacio de libertad atemporal.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España