Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Ricardo Calero resuelve las formas desde la tensión poética. Su lugar es el límite en el que tiembla lo posible, donde la imagen se intenta anunciar. Como una botella arrojada al mar, su obra funciona como una suerte de silencio capaz de imponerse como voz de la ausencia. Algo así como un paisaje evaporado incesantemente pero que, sin embargo, se afirma con firmeza y se asienta en ese enigma, entre el dolor de la falta y la reivindicación política de una voz capaz de interpelar el mundo desde lo frágil. Por eso opera desde la pausa. Ricardo Calero procura la utopía de la palabra, el poder del gesto, su revelación. De ahí que construya desde lo inacabado, buscando la huella breve del poema, el rastro de un tiempo que se ofrece como rumor, como resaca del viaje. Desde mediados de los años ochenta, Ricardo Calero reflexiona sobre lo social desde lo natural, trabajando con la esencialidad del agua, el vapor, los olores, los sonidos y, por supuesto, las imágenes. Lo hace de una manera versátil, voluble, nada rígida, combinando disciplinas como el dibujo, el grabado, la instalación, la fotografía o la escultura, con una serie de intervenciones exteriores que paradójicamente se fraguan en el terreno de lo íntimo. Cuando el espacio es interior, la tensión se despliega a la arquitectura del lugar, que reverbera, y el vacío gana presencia física, también misterio. Ricardo Calero convoca lo político desde lo poético. Sus obras son alusiones a cuestiones globales de la experiencia, esenciales. Por eso el tamaño de sus obras es menos relevante que su peso, que es indudable. Aunque ese peso se guarde en lo ingrávido, en la transparencia. De ahí sus materiales, como cristales, agua, unos granos de arroz... Y sus lugares, de intimidad y olvido. A la hora de concebir el proyecto de su exposición para el Palacio de la Diputación Provincial de Huesca, resultó esencial la idea de conservar la condición enigmática de su trabajo generando un paisaje que se ofrece al espectador como desposesión. Así, esos territorios de ausencia son el verdadero tema de las obras de Ricardo Calero, condición que no le impide ser crítico con, por ejemplo, los problemas de la identidad y de las fronteras del mundo globalizado. Consciente de que la 'frontera' es como un colador donde siempre queda lo tejido y que, como el arte, es sinónimo de tensión, de deseo soñado, Ricardo Calero lleva toda una década inundando el mar de pasaportes, lanzando al mar 365 cada año desde una barca, un total de 3.650, de los que únicamente 78 fragmentos de ellos consiguieron ser rescatados. El mar, lugar de tránsito, paisaje emocional, responde metafóricamente a esa dificultad de acceder de un lugar a otro, sentimiento que nos invade desde el comienzo de la exposición. El saturado paisaje físico se funde con la asfixia del paisaje mental. La serie denominada Sueños del mar, que actúa como eje de la exposición, es una metáfora crítica, pero también de esperanza. En ella, Ricardo Calero apela a lo épico, a lo imposible, como esa idea paradójica que titula su vídeo: Inundar el mar. Nos recuerda así que no se puede viajar sin naufragar y ese naufragio nos puede conceder definitivamente la dimensión del mar, la dimensión del mundo, del sueño. Por donde la frontera se rompe.
Acción realizada entre el mar y la costa del sur de España 2001 - 2011.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España