Las pinturas de Morten Slettemeås son expresivas y orgánicas, con intensos brochazos de color. Sus obras llenas de luz, se toman muy seriamente la 'lamentable' historia de la pintura. En sus cuadros uno puede ver seres anónimos parcialmente localizados en posturas heroicas que nos recuerdan las históricas pinturas post modernistas, pero también se refieren a las pinturas del periodo expresionista nórdico de posguerras, como las pinturas del grupo COBRA y de Per Kirkeby.

Se podría decir que su principal característica, es la mezcla, totalmente irreverente y audaz, de sus diversas fuentes; La historia del arte más dignificada con sus viejas pinturas heroicas, junto con imágenes de la prensa diaria, anuncios publicitarios y cómics de viejos héroes. Una interesante combinación entre la Baja y la Alta cultura.

Uno de estos puntos de referencia es ... la pintura del siglo XVII, en la que se describen de forma elevada y dignificante a los conquistadores españoles. En su reinterpretación, Slettemeås conserva algo de la estructura barroca de los cuadros; la diagonal y el espacio pictórico pero la figura ya no está en una posición superior al espectador, más bien se acerca a una representación cómica o ridícula. Una cierta profanación de lo sagrado que nos abre los ojos a una interpretación exquisita y perversa al mismo tiempo.

Por un lado, la acción es medio destructiva (el punto de arranque es siempre muy próximo a una imagen existente que va a ser 'destruida') y, por otro lado, el efecto es siempre una nueva pintura, parcialmente reconstruida, reciclada, centrifugada y presentada como una explosión orgásmica de colores, muy seductora a la vista.

Slettemeås se revela bajo una actitud anti autoritaria hacia la pintura y la sociedad. Corta y pega sus motivos en una especie de conspiración que nos fuerza a seguir la evanescente narrativa que toma lugar en sus imágenes. Roba como una urraca y juega alrededor de la historia de arte como si fuera su gran tesoro.