La muestra reúne los proyectos fotográficos realizados a lo largo del curso del Rhin y alrededor de las Islas Baleares, además de una serie de destacados trabajos en pintura. Kaluza ha destacado a lo largo de su carrera por su particular uso de la pintura, medio en el que ha desarrollado una precisa técnica fotorrealista que cuestionaba su propia autenticidad por medio de una disposición que obliga al espectador a forzar la visión. En su trabajo fotográfico, fuerza los límites de la imagen al plantearse reproducir algo que escapa a los márgenes del encuadre, a la vez que convierte la fotografía en parte de un proceso que implica al propio espectador, quien no puede ya adoptar la cómoda posición del punto de vista único, sino que debe desplazarse para captar la totalidad de la imagen.