Descripción de la Exposición
Trazos rosa flúor, nubes visionarias, esquejes de cactus, piedras con lágrimas de purpurina, arcoíris invertidos, estrellas fugaces, salpicaduras bicéfalas… Personajes que inundan las obras y desbordan felicidad y vida. Grandes formatos a color de pintura a spray en madera se contraponen con dibujos a tinta negra sobre papel.
Con esta exposición iniciamos un viaje profundo a lo más expresivo de la pintura. En ella encontramos un tríptico explosivo y una galería de retratos nada aristocráticos a la que Olga de Dios nos invita a incluirnos sumergiéndonos en sus procesos de creación.
Entrar en el universo de Spray Cocktail Party es asumir que el optimismo se convierte en nuestra forma de mirar. Esta experiencia es una celebración colectiva, diversa, abierta y muy divertida.
Lo único que necesitas es ganas de pasarlo bien, aquí y ahora.
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La fiesta y la revolución
Se le atribuye a Emma Goldman, la anarquista y feminista que defendió el sufragio femenino encarnizadamente, la icónica frase de “si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”. Aunque parece poco probable que la pronunciara, lo cierto es que el espíritu de lo que representa se ha convertido en un lema. El baile, la fiesta, el disfrute como algo inherente a la revolución, la verdadera rebeldía de las mujeres es socavar los cimientos de un patriarcado fuertemente aliado con el capitalismo, cuyos dos ejes de acción son el extractivismo neoliberal y la represión de la mitad de la población humana.
Este “Spray Cockail Party” de Olga de Dios tiene mucho de ambas cosas, de baile y de revolución. El baile se pudo disfrutar en la inauguración de la exposición, que fue acompañada de los visuales y la música de IvanaBytes. La revolución la vemos todo el tiempo. Esta fiesta es una celebración de la diversidad, con multitud de personajes que, progresivamente, van adueñándose de las escenas y los lienzos, en una ruptura absoluta con anteriores patrones creativos de la artista. A lo largo de más de dos años, Olga de Dios ha ido perfilando una comunidad de seres diversos que han crecido con ella, tomando expresión y volumen. De alguna manera, la investigación formal que ha desarrollado en este tiempo ha permitido que los protagonistas de las escenas se vuelvan más presentes, con más rasgos y más carácter. Esta exposición aúna este proceso diferenciador en la carrera de Olga de Dios: del libro al lienzo, de las manos a la pared, utilizando grandes formatos que requieren un estudio pormenorizado de los habitantes que van a aparecer dentro.
La comunidad, la diversidad
Esta fiesta es, sin embargo, mucho más. Si vamos del libro a la pared, en determinado momento volvemos al libro, como podemos apreciar en este que tenemos entre las manos. Olga de Dios culmina este “Spray Cockail Party” con una publicación que reafirma su posición subversiva: un libro publicado con licencia libre, cuya estructura juega con una idea más establecida de catálogo de exposición pero también con la intervención de cualquiera que lo tenga. Un libro para leer y para arrancar sus páginas, para dibujar, para crear. La fiesta de la diversidad no tendría sentido si fuera finita, de ahí que los personajes que cada uno incorpore en este baile son bienvenidos, son parte de la misma familia.
Han sido meses de conversaciones, encuentros e investigación en el estudio de Olga de Dios que culminan con esta exposición que, como digo, es también una investigación formal y matérica. Hay un interés por la estructura y organización espacial de la pintura que se desarrolla en el expresionismo abstracto americano (ese gran invento también del capitalismo intelectual) pero, sin embargo, Olga de Dios ha conseguido exactamente lo contrario, la subversión del movimiento abstracto. Si bien tiene interés en su composición, lo cierto es que los planteamientos masculinos dominantes de aquel movimiento, absolutamente personalistas e interesados, y que buscaban el triunfo de Nueva York como capital del arte moderno, se transforman aquí en una ruptura del genio único, masculino, blanco, heterosexual y burgués, para desarrollar todo un corpus artístico basado en la autoría compartida, la intervención, la comunidad y la diversidad.
De los años 70 a la fiesta de 2021
Mayo del 68 fue el fin de las revoluciones, el momento en que los grandes hitos del siglo XX morían, pero fue también el asentamiento del feminismo como una poderosa y duradera transformación de la sociedad. No habían muerto las revoluciones, había muerto el sujeto masculino que las dominaba. Nos encaminamos desde entonces hacia una revolución continua que perdura hoy, desmontando las estructuras de un patriarcado criminal. Se proclamaba entonces, en esos años 70, que lo personal tenía cariz político, lo privado era también cuestión de Estado y responsabilidad de toda la sociedad. Como diría de otra forma Celia Amorós, “conceptualizar es politizar”, darles palabra y forma concreta a los problemas abstractos hace que pasemos “de la anécdota a la categoría”. En esta fiesta de la diversidad que presenta Olga de Dios hay mucho de esto, los personajes abandonan sus espacios privados para ocupar el público, para dejarse ver tal y como son, para mostrarse abiertamente y en libertad. Ocupan las calles y los lienzos como actitud política, activista, como un canto a la libertad, convirtiendo a cada uno en un ejemplo de la importancia de la comunidad, de la visibilidad.
El doble sentido de la palabra “party” (en inglés, fiesta y partido) es parte de este ejercicio revolucionario de color que Olga de Dios plantea en esta exposición. Los personajes (azules, amarillos, cactus, pequeños, grandes, voladores, enfadados, sonrientes, asustados...) han tomado partido, han decidido inundar las obras, incluso retratarse al modo de los grandes aristócratas y reyes, en una galería de retratos que reivindica la diversidad de lo individual, lo diferente como celebración, la visibilidad de lo que no es normativo, la extrañeza misma de lo considerado así, normativo (¿de verdad conocemos a alguien que encaje realmente en el canon?).
Esta “party” es una fiesta reivindicativa, que nos invita a comprender el sentido de la comunidad para la diversidad, pero no sólo. La comunidad es también compromiso, es acoger al otro pero también comprometerle a continuar la cadena, a trabajar en colectivo, a defender esta diversidad por los y las que vendrán. Esta fiesta es una herencia de quienes pelearon (y bailaron) antes que nosotras para que podamos hoy ser como somos, amar como amamos, expresarnos como deseemos. Esta fiesta es una reunión de todas, todos y todes pero es también un punto de inflexión, una invitación a continuar reivindicando, a frenar el auge de los extremismos y la reacción con color, con baile, con comunidad y con activismo. Esta fiesta de Olga de Dios es mucho más que sólo una exposición. Es un lugar de encuentro, es un manifiesto... es una pequeña pero tremenda revolución.
Semíramis González
Comisaria de la exposición
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España