Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Sophia Vari sorprende en La Laguna por la abstracción en el trazado de su obra. La artista griega se sumerge en la estética cubista para dar forma a los óleos, acuarelas y esculturas que se exhiben en la Sala de Arte María Rosa Alonso. La intención estética y el universo formal de Sophia Vari se imponen en la muestra que CajaCanarias dedica en su Sala de Arte María Rosa Alonso de La Laguna a la faceta más abstracta de la artista griega. Sus magníficos cuadros, bien se trate de acuarela y collage sobre lienzo, o de óleo sobre el mismo soporte, revelan un conocimiento muy profundo y una interpretación muy particular de las conquistas del cubismo. El punto de partida podríamos situarlo en dos obras emblemáticas de Picasso, el gran 'Arlequín' de 1915 y 'La italiana' de 1917. El primero, como señaló hace tiempo Pierre Daix, es un "milagro de equilibrio de tonos francos sobre fondo negro en el cual toda referencia al tema está traducida, significada, y que es típico del cubismo cristal", mientras que el segundo otorga un nuevo vigor a la interpretación en planos coloreados cortados geométricamente". Sophia Vari, que se había entregado en sus primeros cuadros a la influencia de los voluptuosos cuerpos de Rubens, abandona en estas composiciones por completo la figuración, por la superposición de planos geométricos en el espacio. Pero son unos planos en los que, además de las referencias, por medio de las sombras, a las tres dimensiones de los cuerpos, late ese aspecto decorativo de aquellas obras de Picasso, además de un acentuado y vibrante contraste entre la pura geometría de la forma y la irregularidad de los papeles cortados y rasgados que intercala en algunas de las piezas más conseguidas. Juego de color Son cuadros de gran formato en su mayoría, cuya superposición de formas trapezoidales y la sensación de collage originan una visión sorprendente de profundidad y de perspectiva, ayudada por el sombreado de cada silueta. Sus obras carecen de luz, efecto que hace que los colores se apaguen dando una sensación de monotonía cromática. Sobre todo en las primeras telas, en las cuales la artista griega recurre al uso de tonos pálidos. La contemplación de estas pinturas, provoca en el espectador la sensación de apreciar trabajos que parecen inconclusos, ya que en el trasfondo de los mismos se aprecia parte de la trama de la tela y los trazos iniciales abocetados. Sus contornos, titubeantes, dan la impresión de ser arrancados y pegados. Es por ello por lo que la artista incita a un juego con el público, quizás para poder acercarle cada cuadro individualmente y, de este modo, eliminar toda esa visión general de la que tanto se suele abusar. Vari pretende que cada cuadro tome protagonismo por sí solo. La artista emplea siempre el blanco como punto de referencia para reordenar la mirada y prepararnos de nuevo a una nueva incursión hacia las formas ilimitadas expresadas en cada pintura. Pese a ser siempre conformadas por trapecios irregulares, todas contienen un elemento curvo, semicircular. Es como un empleo metafórico de la geometría; entre tanta figuración lineal, aparece casi imperceptiblemente un elemento curvo, un atisbo de esperanza en un mundo caótico, el sol entre las nubes amenazantes de una fuerte tormenta. La mirada parece inducida a seguir los contornos, a dibujar las siluetas de cada elemento. En sus obras más recientes la violencia colorista comienza a despuntar. Se atreve con el uso de tonos puros, verdes, rojos, naranjas, azules, pero aún así, guardando la misma estética. El volumen Paralelamente a los óleos y acuarelas de Sophia Vari, en este espacio de La Laguna también se muestra la obra escultórica no monumental de Sophia Vari, perfectamente ordenada, según el gusto de la propia artista. Cada escultura se eleva sobre peanas a una altura adaptada al punto de vista que precisa la visión de cada elemento. Sus cuerpos escultóricos son aparentemente similares a las obras monumentales que se exhiben en las calles de la capital tinerfeña en cuanto al uso de las formas geométricas simples, donde los cuerpos trapezoidales y semicirculares se confunden otorgando primacía a las leyes de lo antagónico -curvas/rectas, planitud/volumen, bicromía-. Todo un caos escultórico que al ser visualizado en un todo se convierte en equilibrio puro. El uso del color en estos bronces ofrece un importante apoyo visual fundamental para guardar armonía en la figura. La artista toma la geometría, el volumen y las formas, y las humaniza en el espacio. Superficies tersas y limpias, pintadas de azul, de negro o de rojo, sus esculturas invitan a la caricia y transmiten un suave erotismo, el mismo que se ha venido acumulando a lo largo de los siglos en las obras artísticas de las antiguas culturas mediterráneas. En una de sus más logradas composiciones "Minotaure", de 2002, los miembros del monstruoso animal mitológico se enredan y se entrelazan, ofreciendo la sensación de una representación sexual. Aquí asistimos al esplendor de la carne y el homenaje a los sentidos, al optimismo de la razón y al abandono a los ritos de la fertilidad y el crecimiento. La muestra es en su conjunto un claro ejemplo de que el arte sigue siendo un instrumento imprescindible para profundizar en el conocimiento de todas las formas encontradas en la naturaleza. No todo está inventado, todo es ilimitado.
Óleos, acuarelas y esculturas
Premio. 27 ene de 2025 - 10 mar de 2025 / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España