Stephen Irwin (1959 - 2010) fue un soñador casto y un iconoclasta erótico, que trabajó rehaciendo la sagrada e ingenua pornografía de su adolescencia en una representación cambiante de la sexualidad, que no es más que un catálogo de alternativas ya hechas, sino un estado de fantasía alterado y redefinido.
Irwin puede verse como una especie de artista apropiacionista que no se limitó a la mera apropiación, un artista de objetos encontrados para el que el hallazgo es sólo la mitad de la diversión. Seleccionando páginas de pornografía vintage, Irwin deshacía el lujurioso esmalte plástico de la revista, borrando el brillo y con frecuencia gran parte de la imagen en sí, aislando las zonas erógenas de especial importancia con una mirada afectuosa. A través de una variedad de procesos ásperos y astringentes, suavizaba la sexualidad de la imagen encontrada, abstrayendo la escena representada en una visión mucho más efímera e imaginativa,...censurando mucho de lo que podría haber sido impactante sobre la imagen en su forma original y en su lugar invocando un paisaje erótico más sugerente y expansivo hacia la ternura y la perversión, la intimidad y la lujuria, la castidad y la lascivia.
El trabajo de Irwin representa una reducción de estas páginas pornográficas en sus formas más esenciales, y la intimidad de las obras nos llevan a realizar una especie de diálogo con la historia del arte, a la vez evocador de bocetos de los Grandes Maestros, estudios de anatomía, retratos silenciosos de los seres queridos, y el arte erótico. Trabajó a partir de imágenes "que se crearon con poca consideración estética, solo por interés lascivo, para ser usado y luego desechado", como él dijo, y que aún exhiben en sus manos todo el poder sugestivo de la mejor y más elevada delineación.
Entrada actualizada el el 08 sep de 2014
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