Descripción de la Exposición
“Solo es verdad lo que sucede cada trescientas noches" es un proyecto que cuestiona algunos de los dispositivos que son estructura a la vez de transmisión entre el ámbito de la enunciación y lo empírico, entre las palabras y las cosas. Así los trabajos de Andrés García Vidal, Cristina Mejías, Mercedes Pimiento y el colectivo Alegría y Piñero, inciden en la consistencia y la generación de los discursos, su fluir, su ritmo y su dominancia, también en los efectos del poder-hacer-ahí, el colectivo social y los cuerpos que lo conforman.
El título de la muestra está tomado de "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", un cuento publicado por Borges en 1940 en el que detalla diversos aspectos del planeta Tlön. En esta región imaginaria, el idealismo es el sentido común y la ciencia como disciplina no existe. También, los metafísicos de este planeta juzgan que esta rama de la filosofía pertenece al campo de la literatura fantástica y su labor no es la búsqueda de la verdad. En Tlön la percepción es lo que rige la existencia de los cuerpos y éstos solamente viven mientras son percibidos. Sus dispositivos, los que hacen que algo sea pensable y los que dan lugar a la verdad, son diferentes. Y es que ésta solo sucede cada trescientas noches.
A medida que Borges avanza en el relato se va quebrando nuestra idea de realidad. Y es que poco a poco el mundo de Tlön la va parasitando, y, en contacto con él, se desintegran algunos de los dispositivos que estructuran nuestra existencia, como el lenguaje y la historia. Dentro de poco el mundo será Tlön.
A través de la propuesta borgiana de la existencia de ese planeta imaginario nos será más fácil imaginar mundos alternativos y futuros posibles, nos permitirá vislumbrar el orden que se deriva de la relación entre los hechos del mundo y lo que nombran esos hechos. El orden que nos interroga acerca de los discursos que encarnamos y los dispositivos que se ponen en marcha para que algo sea pensable. Comprenderemos y compartiremos la experiencia del lenguaje del loco y del poeta quienes “por debajo de las diferencias nombradas y cotidianamente previstas, reencuentra los parentescos huidizos de las cosas, sus similitudes dispersas” (Las palabras y las cosas, Michel Foucault, 1976).
“Solo es verdad lo que sucede cada trescientas noches” reúne una serie de proyectos que alteran el orden de la experiencia para mostrar otras relaciones entre cuerpos y hechos. Lo hacen además en un momento como el actual, en el que estamos asistiendo a una reconfiguración acelerada de ciertos códigos que nos atraviesan, produciéndose nuevos pactos entre las palabras y las cosas. Así, este proyecto insiste en la potencialidad de las prácticas artísticas para establecer una relación cómplice y diferente con el tiempo presente a través del análisis de algunas de las estructuras que median entre significante y significado y que dan lugar a un saber que habita en los márgenes de lo establecido.
“Oí: Teme, si no, quitaré a la roca eco que huía” (2019) es una pieza que forma parte del proyecto más extenso del colectivo de artistas Alegría y Piñero denominado “Arqueología del habla” y con el que se pretende “un ejercicio de mirada cíclica alrededor de la imagen, la palabra y la forma, para mostrar puntos de vista múltiples que revelen presencias desdobladas, escurridizas o balbuceadas". Esta pieza en concreto es una moldura realizada a su vez a partir de otra de las piezas del proyecto anteriormente referido y que se denomina “Silabario”, un gran mueble que alberga ochenta moldes, cada uno de ellos con un perfil humano pronunciando una sílaba. La suma de perfiles de esta pieza forman una frase palindrómica “Oí: teme, si no quitaré a la roca eco que huía / hay hueco que acorrala. Errático ni se metió”. La activación y lectura de la moldura se hace a través del juego de luces y sombras que se produce con el movimiento de la mano del espectador. La pieza, que se encuentra a medio camino entre la escultura y arquitectura, funciona a modo de objeto parlante. A través del movimiento del cuerpo del espectador se crea un gesto que satura lo decible y funciona a modo de eslabón de transmisión, en el paso del gesto al habla, de la materia también a la palabra callada. Es quizá la pieza que más trastoca la separación entre el ámbito de lo decible y de lo visible y nos traslada a un nuevo código que tiene que ver más con un balbuceo que con un habla codificada. Navegan en el rechazo a la idea de que “a las palabras les ha caído la tarea de representar el pensamiento”, las palabras lo indican, lo recuerdan, pero siempre desde un lugar confuso y oscuro.
“Inwardly, in a moderate tone of voice” (2020) de Andrés García Vidal es una instalación de sonido y video en la que se reproducen tres improvisaciones del adhan, la llamada al rezo en la religión islámica. Los recientes debates acerca de la amplificación del sonido de esta práctica en Ámsterdam, -lugar donde reside el artista-, es el punto de partida de esta investigación. En ella, trata la potencialidad de la voz como vaso comunicante entre el que la emite y la colectividad. Así, como la función utilitaria de esta forma de transmisión, consistente en convocar y sostener un cuerpo colectivo. También realiza prospecciones más relacionadas con la técnica, en relación a la tradición musical árabe y su vinculación con la manera en la que se llama al rezo.
El proyecto “Boca y Hueso” (2019-2020) de Cristina Mejías toma como contexto y pretexto la actividad artesana del lutier para investigar acerca de cómo se ha relegado a un segundo plano la práctica de la oralidad en lo que se refiere a la transmisión de conocimiento. En un primer momento, la guitarra flamenca funcionaba como acompañamiento a las historias orales, eran un eslabón en la transmisión de aquellas narraciones que recorrían los lugares. Aunque la funcionalidad del acompañamiento de la guitarra haya cambiado y ahora se conciba como un instrumento independiente, la manera en la que se transmite el saber de maestro a maestro sigue siendo de forma oral. Las piezas de este proyecto se han realizado en el taller de guitarras del hermano de la artista en Jerez. Ha partido de las mismas materias primas con las que se usan en la confección del instrumento y además ha usado la misma metodología: a través de la escucha y también del gesto. Cada una de las piezas son un fragmento de un habla o de un movimiento.
Las investigaciones de Mercedes Pimiento en el proyecto “Arquitecturas Terminales” (2020) versan sobre los encuentros y conexiones que se producen entre los cuerpos, las estructuras y las materias que circulan entre ambos. Cableados, conducciones, tuberías. Formas y objetos que permiten la transmisión de los fluidos, las energías o los datos pero que normalmente aparecen ocultas en las arquitecturas de los edificios. El trabajo de la artista es una metáfora de lo que creemos como una fusión imposible, la del cuerpo, la arquitectura y sus materiales. Nos remiten al desorden que circula por las entrañas de las ciudades y que constantemente se intenta ocultar y sistematizar.
Blanca del Rio, 2020
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España