Descripción de la Exposición
Pepe Domínguez (Alcalá de Guadaira, 1997). El tema en la pintura viene en gran parte dado por los motivos y las imágenes que se representan en ella. Nadie pondría en duda que esa obra de Patrick Caufield en la que aparecen tres copas, un cuenco y una jarra sobre un fondo azul es, en efecto, un bodegón. En mi caso, los motivos en torno a los que empiezo a trabajar están completamente subordinados al devenir y la incertidumbre del propio proceso de pintar (generalmente, esos motivos no duran ni dos semanas en el cuadro sin ser maltratados o directamente eliminados), por lo que nunca puedo programar el resultado final de una exposición, mucho menos tematizarla. No me lo permito, de hacerlo, caería en estructuras rígidas que me impedirían llegar con la pintura hacia no se sabe dónde.
A partir de un título tan circunstancial como “Singapore Sling” (que da nombre a un cóctel originario de Singapur, una bebida creada poco antes de 1915 y hecha a base de ginebra que no probé en Singapur, sino en Madrid), utilizo ese concepto a modo de abrazo estético que abarca y resume el tono general de esta muestra. Se compone de una serie de pinturas llevadas a cabo desde coordenadas que se sitúan entre lo lúdico, lo decadente, lo recreativo, el escapismo y la trampa, ideas que el propio concepto “Singapore Sling” me sugiere por evocación, hasta por su simple fonética.
¿Merece la pena, entonces, acotarlo todo a un tema cuando la amalgama de intenciones es tan subjetiva, heterogénea y cuestionable? No lo creo. Ventajas de esto: al no haber tema o una lectura clara, me libro de tener que encadenarme a categorías discursivas, o del peso de tener que reivindicar con la pintura alguna causa social a partir de una iconografía metida con calzador. Ni siquiera reivindicaré la propia pintura, o lo que ahora se llama “pintura pintura” o “la pintura por la pintura”.
Singapore Sling es el resultado de un ejercicio de traducción de imágenes latentes a imágenes visibles. Imágenes resultantes de un proceso de ir y volver constantes en el que la superficie se pinta, se borra, se lija y se repinta, el dibujo se corrige y se van superponiendo capas para acercarme lo más posible a una atmósfera o estado mental que rehuye de la lógica narrativa, pero que trata de transmitir un ánimo edulcorado, artificioso y algo exótico. Esto supone tener como eje principal el mismo proceso pictórico, en el que la tensión entre el elemento representado y su resolución formal articula y a la vez dirige la búsqueda que se construye sobre la marcha. La convivencia entre la manualidad de la pincelada y la frialdad de lo puramente automático se da en el contraste entre la geometría de los motivos reticulares y la gestualidad del pincel al rellenar su interior, así como las superficies lijadas y raspadas que deterioran el dibujo perfecto de los signos/ símbolos, lo que da lugar a una combinación de tonos descoloridos que se alternan con otros ácidos.
Concibo cada pintura como un ensayo. Cada una de ellas se resuelve de distinta forma, por lo que no me suele resultar fructuoso aferrarme a la idea de estilo. Nunca sé cuál será el final de cada cuadro hasta que siento que adquiere una autonomía propia, condición que se manifiesta diferentemente en cada caso, encontrándome de forma constante con aquello de lo que estaba seguro que no volvería a encontrarme, obligándome a cuestionar una y otra vez mi propia perspectiva de la pintura y de las cosas en general.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España