Andrew Hollis empezó su carrera como artista enfocando principalmente su trabajo en los acontecimientos y cambios políticos que se producían entre 1994 y 1999 en Sudáfrica. En 2000, el artista deja su país para viajar y vivir en varios países en Europa, Oriente medio y después en algunas comunidades zapatistas en Méjico donde comenzaría una obra menos política pero mas humana y social. Después de vivir en Méjico, desilusionado con la situación social del país, Hollis decide volver a Europa y decide enfocar su atención pictórica hacia el medio, la marca, el color y el proceso mismo de pintar. Durante los años siguientes, trabaja principalmente pintando del natural, produciendo dibujos y esbozos con esta única intención.

A finales del 2003, comienza a trabajar desde fotografías explorando las diferencias entre el contenido original de las mismas y su simbología con la intención de eliminar ... la identidad de los individuos allí representados. En esta época, produce un trabajo mas objetivo, estudiando conceptos introducidos por filósofos como Roland Barthes que exploran el dualismo entre la percepción que el individuo tiene de si mismo en la sociedad y el valor de este en los sistemas capitalistas.

El trabajo que Hollis está presentando por primera vez en España en dos galerías madrileñas entre octubre y diciembre muestra una continuación en la exploración de estos conceptos de identidad, individualidad y anonimidad. En estas dos exposiciones el artista mostrará una nueva obra en la que estudia al individuo desde el punto de vista del post-estructuralismo. Combinando conceptos estructura social, cultural y familiar y la propria estructura del material fotográfico en el que se inspira.

El trabajo que Hollis expondrá en Galería Barbarin a lo largo de los meses de octubre y noviembre se compone de un conjunto de siete óleos sobre lino, producidos entre 2006 y 2007. Cada uno de estos cuadros ejemplifica las distintas “líneas maestras” en las que se desenvuelve la labor del artista sudafricano:

–“Todo el mundo (Every one)”, es una pieza de grandes dimensiones en la que Hollis reproduce una imagen fotográfica “vintange” de carácter anónimo y sin ninguna pretensión artística, tan solo documental. El pintor la reinterpreta, reflexionando sobre la memoria y la fotografía como archivo visual de la misma, y cómo se construye la imagen de los individuos sin historia (desde el punto de vista dramático-narrativo y formal-visual).

–“A History of North Africa” y “Memory Darkness 1 y 2” reflexionan sobre la traumática historía de Sudáfrica y la posición moral del blanco sudáfricano. En la primera dos figuras masculinas parecen pasear con una actitud de autista en un espacio apenas esbozado que a tenor del título nos remite a África (pero qué África, cabe preguntarse). En la serie “Memory Darkness” una figura femenina parece desdibujarse en un fondo dramáticamente negro, elipsis de la mala conciencia que quiere hundirse en el pozo del olvido.

–En “Lime Time” y “Once Upon a Time Somewhere" dos figuras femeninas avanzan con paso decidido hacía un punto indeterminado fuera de nuestro ángulo de visión. Hollis reflejando con maestría lo que puede considerarse una no-historia sintetiza la banalidad de la existencia contemporánea y el contraste entre este carácter banal y la autoconciencia acrítica que los individuos tienen de sí mismos.