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Paneles de acero, barras de hierro, camas, mesas y sillas de madera, telas, ropa y calzado usados son los materiales principales utilizados por el artista para erigir una propuesta que, hasta el próximo 6 de abril, permitirá a los visitantes adentrarse en uno de los universos creativos más singulares del arte actual.

“En la ciudad gallega, Kounellis ha pretendido conjugar su trabajo en el punto extremo occidental de Europa, un finis terrae lleno de historia, tras haber recorrido otras rutas hacia oriente y el resto del mundo”, asegura Bruno Corà, el comisario de la muestra.

“Y aquí, en Santiago”, continúa, “Kounellis ha ideado una exposición que, pivotando sobre un nuevo laberinto, se desentraña en el ambiente que la circunda, a través de la presencia de obras históricas, pero también inéditas, que definen bien ... su concepción pictórica y espacial”.

Kounellis ha creado un complejo conjunto artístico bajo dos influencias espaciales muy presentes en el resultado final: la cercana Catedral de Santiago, con toda su tradición de peregrinaje jacobeo, y la propia sede de la Fundación Caixa Galicia, una construcción de finales del siglo XIV que cautivó al artista en su primera visita a la ciudad.

Así, salvo una de las piezas del conjunto -que cede el galerista italiano Alessandro - Jacopo Boncompagni Ludovisi, de la Galería Roma- cada uno de los elementos que componen la obra proceden del estudio romano del artista, que los adaptó en el espacio compostelano en estos últimos días.

En el camino artístico y humano de Jannis Kounellis, realizar una exposición en Santiago de Compostela representa una etapa significativa y emblemática. Es sabido, de hecho, que la identificación del recorrido de este artista con la Odisea homérica tiene el valor de renovar tanto la idea de una vida aventurera y llena de acontecimientos que suponen encuentros con personas y países, como el concepto del “retorno” a Itaca, una patria que en la mente de cada cual es, sobre todo, el cumplimiento de un destino.

En la ciudad gallega, Kounellis ha pretendido conjugar su trabajo en el punto extremo occidental de Europa, un finis terrae lleno de historia, tras haber recorrido otras rutas hacia oriente y el resto del mundo. Y aquí, en Santiago, Kounellis ha ideado una exposición que, pivotando sobre un nuevo laberinto, se desentraña en el ambiente que la circunda, a través de la presencia de obras históricas, pero también inéditas, que definen bien su concepción pictórica y espacial.

Sobre la forma del laberinto, por medio de diseños, elaboraciones plásticas y verdaderas grandes instalaciones, Kounellis ha trabajado en los últimos diez años con una asiduidad y precisión que revelan cómo el arquetipo mismo por él revisitado contiene un llamamiento relacionado tanto con la propia deriva poética, como con la dramaturgia de un mito que permite vislumbrar la relación cotidiana con la realidad de nuestro tiempo. Del Ulises homérico al de Joyce, ambos se disuelven en la acción intensa y poética de Kounellis que, de Roma a París, de Milán a Berlín, cambiando continuamente las señales, renueva el drama que lleva a la coincidencia del recorrido imaginario con el existencial, y de ambos con la historia, el mito y la dureza de nuestro tiempo.

Viandante y peregrino del arte, Kounellis, cuya obra ha llegado a un grado elevado de maduración lingüística, proporciona en este nuevo episodio expositivo una síntesis de su inconfundible modo de producir espacio y emocionalidad de éste a través de una radical concepción de la forma pictórico-plástica en estrecha relación con los lugares que le acogen. En esta sede, donde una vez existió un pozo, Kounellis trae de nuevo a la superficie, desde la profundidad de la memoria, numerosas sombras que en las obras parecen, a los ojos del espectador, como una cita entre lo vivido y el camino a recorrer para encontrar lo verdadero, que todavía ha de ser conocido”.

Bruno Corà