Descripción de la Exposición
Desde el 2 de octubre se podrá visitar la exhibición SIMBiOLOGÍA. Prácticas artísticas en un planeta en emergencia, que reúne obras de más de 140 artistas de todo el país. La muestra se realiza en conjunto entre la Secretaría de Patrimonio Cultural, el Centro Cultural Kirchner y el Ministerio de Cultura de la Nación, y con el apoyo de la Fundación Medife. La curaduría está a cargo de un equipo dirigido por Valeria González, Secretaria de Patrimonio Cultural, e integrado por Mercedes Claus, Florencia Curci y Pablo Méndez.
La exhibición, que ocupa once salas de los pisos 6 y 7 del Centro Cultural Kirchner, se desarrolla a través de seis ejes y cuatro proyectos especiales. Ecología política se centra en los vínculos entre el arte y la ecología, y Catástrofes y Cuidados alude a los desastres producidos por el extractivismo humano, y también al modo en que la Tierra “responde” mediante cataclismos inesperados. En Inter-agencias tienen lugar producciones en coautoría entre personas artistas y otros actantes, o experiencias de devenir conjunto entre especies diferentes. Animismo explora diversas cosmogonías del continente, las simbiosis corporales entre lo humano y lo no humano y los moldes culturales entre presente y pasado, arte y artesanía. En Simbiontes, los cuerpos recombinantes y las estéticas queer se piensan en relación con los manifiestos feministas de Donna Haraway y su inspiración en biologías contra hegemónicas. Finalmente, Derechos no humanos propone una reflexión sobre las consecuencias legales de la nueva ecología política, que reconoce el bienestar como un entramado vital de actantes humanos y no humanos, en contra del modelo extractivista de progreso heredado de la modernidad.
La exhibición estará abierta al público de miércoles a domingos de 14 a 20 h, con protocolos y con reserva previa en la web www.cck.gob.ar
ACERCA DE LA MUESTRA
"Simbiología” es una palabra inventada para desplazar los significados del arte (simbología) hacia la generación de relaciones con otros seres (simbiosis).La exposición reúne más de 170 obras de arte argentino contemporáneo que exploran nuevas vinculaciones y mixturas entre lo humano y lo no humano. Dicha exploración emerge en una época en que la crisis de habitabilidad del planeta suscita profundos cuestionamientos de los modelos dominantes de acción, conocimiento y sentimiento.
Durante siglos, los humanos —más precisamente, la humanidad conformada bajo el dominio de la modernidad europea— se han imaginado como los únicos actores sobre un escenario compuesto por elementos y seres pasivos que llaman “naturaleza”. Este molde antropocéntrico, para el cual la separación jerárquica entre sujeto y objetos resultaba tan clara y evidente, se está volviendo cada vez más problemático. Pues si bien fue prolífico en historias épicas de conquistas y progresos, y aun hoy distrae de la precariedad de la vida con tecno-futuros promisorios, el origen humano del trastorno climático (Antropoceno) obliga a replantear nuestros modos de pensar y de estar en el mundo.
Hablamos de “emergencia” porque, además del sentido de urgencia del desequilibrio ambiental, queremos aludir también al surgimiento de otras maneras —no hegemónicas— de concebir y gestionar la vida en la Tierra. Ellas pueden ser nuevas o longevas, pueden provenir de las artes, las ciencias o de saberes ancestrales: en todos los casos ven al planeta como una entidad viviente y vulnerable de la que somos parte de un modo necesariamente simbiótico.
Varias son las lecturas que acompañan esta propuesta curatorial, no obstante la referencia a tres posiciones nos permite sintetizar un estado de la cuestión. Las tres responden al Antropoceno como crisis ambiental y civilizatoria. Bruno Latour plantea la necesidad de una nueva constitución política que incorpore a los actantes no humanos para mediar en una crisis que entiende como una suerte de guerra civil planetaria entre humanos (modernos) y todo-el-resto (terrícolas). Tanto para Eduardo Viveiros de Castro, desde el estudio de las cosmovisiones amerindias, como para Donna Haraway, desde el feminismo, el problema excede los términos de la política representativa: solo una potenciación de las capacidades afectivas y vinculantes entre humanos y no humanos podrá ayudarnos a vivir y morir bien en un planeta irreversiblemente dañado. En vez de la idea (aún demasiado moderna) de un binario combate final, sugieren mitos o ciencia-ficciones que inspiren el sostenimiento de comunidades alternativas y redes vitales.
Recientemente, así como Eduardo Viveiros de Castro y Deborah Danowski reflexionan sobre la actualidad política del animismo indígena, Donna Haraway amplía su idea de cuerpos híbridos (Manifiesto Cyborg, 1985) proclamando la convivencia simpoietica con “especies compañeras”.
El rol del arte es fundamental porque esta transformación implica, en primer lugar, una nueva afinación sensible de las personas humanas. En el siglo de los totalitarismos europeos, el surrealismo fue una de las vanguardias más reprimidas, pero eso no ha impedido que las practicas artísticas perduren como un auténtico reservorio animista allí donde los saberes dominantes pretenden aun tratar el mundo como objeto de explotación y conocimiento.
NÓMINA DE ARTISTAS
a77 (Gustavo Diéguez y Lucas Gilard) • Felipe Álvarez Parisi • Marcelo Alzetta • Ar Detroy (Leandro Pérez, Ariel Pumares, Fernando Dopazo, Ariel Casas, Marcelo Acuna, Marcelo Valiente, Juan Manuel Salas, Miguel Mitlag, Charly Nijensohn) • Nicanor Araoz • Marcela Astorga • Mercedes Azpilicueta • Elba Bairon • Luis Fernando Benedit • Erica Bohm • Sofia Bohtlingk • Virginia Buitron • Mildred Burton • Adriana Bustos • Juan Jose Calarco • Casa Rio Lab • Constanza Castagnet • Verónica Cerrota • Gabriel Chaile • Cooperativa Sub • Eduardo Costa & Raimundas Malašauskas • Jimena Croceri • Joaquín & Isabella Cofreces • Ariel Cusnir • Flavia Da Rin • Sebastián Díaz Morales • Toto Dirty • Matías Duville • Fermín Eguía • El pelele • Tomas Espina • Faivovich & Goldberg • Lorena Fernández • Claudia Fontes • Julián Galay • Margarita García Faure • Nicolás García Uriburu • Agustín Genoud • Carlos Ginzburg • Mónica Giron • Max Gómez Canle • Lucila Gradin • Víctor Grippo • Etcétera (Loreto Garin Guzmán y Federico Zukerfeld) • Mauro Guzmán • Miguel Harte • Annemarie Heinrich • Carlos Huffmann • Iconoclasistas (Julia Risler y Pablo Ares) • Bruno Juliano • Fernanda Laguna • Alma Laprida • Donjo León • Leonel Luna • Cecilia Azniv Lutufyan • m7red (Pio Torroja y Mauricio Corbalán) • Verónica Madanes • Marcela Magno • Liliana Maresca • Matilde Marín • Vicente Marotta • Sabrina Merayo Núñez • Guadalupe Miles • Mónica Millán, Adriana Bustos & Conamuri Paraguay y Movimiento Nacional Campesino • Ad Minoliti • Marta Minujin • Eduardo Molinari • Romina Orazi • Julia Padilla • Margarita Paksa • Ariadna Pastorini • Máximo Pedraza • Mariana Pellejero • Federico Manuel Peralta Ramos • Andrés Pina • Malena Pizani • Alfredo Portillos • Fabián Racca • Emilio Renart • res • Reynols (Miguel Tomasin, Roberto Conlazo, Alan Courtis y Patricio Conlazo) • Florencia Rodríguez Giles • Tomas Saraceno • Mariela Scafati • Rosana Schoijett • Marcia Schvartz • Paula Senderowicz • Sirenes errantes (Florencia Carrizo, Melisa Chetto, Marta de la Gente, Julia Hadida, Meme Liebana, Alejo Petriz, Silvia Estrin, Martín Tchira y Bautista Viera, Violeta Mansilla, Nina Kovensky, Osias Yanov) • Ester Solano • Juan Sorrentino • Grete Stern • Paula Surraco • Mariana Telleria • Francisco Vázquez Murillo • Adrián Villar Rojas • Xul Solar • Guido Yannitto • Osias Yanov • Mariela Yeregui • Leonello Zambon & IF - Investigaciones del Futuro
EQUIPO CURATORIAL
Dirección: Valeria González
Mercedes Claus
Florencia Curci
Pablo Méndez
ECOLOGÍA POLÍTICA
Sala 603
La naturaleza se ha vuelto un asunto central de la política, tanto como objetivo estratégico del poder económico global como también en las luchas que lo enfrentan. Estas luchas pueden aun librarse en el campo de la ecología tradicional –que aun en su actitud de cuidado mantiene la división ontológica humanos/naturaleza–, o bien cultivar nuevas formas de resistencia en alianza con agentes no humanos.
Obras como las de Eduardo Molinari o Etcétera denuncian las operaciones predatorias de los neoextractivismos, focalizando en el modelo agro-transgénico, particularmente devastador para las poblaciones indígenas y campesinas en el Cono Sur. De las resistencias campesinas dan cuenta trabajos documentales, como el de Cooperativa Sub, o colaborativos, como el llevado a cabo por Mónica Millán y Adriana Bustos.
Los vínculos entre obras contemporáneas y referentes de la historia del arte argentino atraviesan toda la exposición, pero en esta sección es particularmente relevante la presencia mancomunada de artistas vinculados al CAyC. La investigación en curso de Mercedes Claus, en una mirada descolonizadora de la historiografía dominante, sostiene que el antecedente más consistente a nivel global del vínculo entre arte y ecología ha tenido lugar en Argentina, en el seno de esta agrupación.
CATÁSTROFES Y CUIDADOS
Sala 605
Temáticamente, esta sección alude a los desastres producidos por el extractivismo humano, y también al modo en que la Tierra responde mediante cataclismos inesperados. Cromáticamente, en el centro de la sala, el tsunami de Paula Senderowicz concentra el color azul, como corresponde a la fascinación de un icono mediático de la catástrofe. En las paredes circundantes, los dramas ambientales refieren a nuestra región y tienden a la acromía: tomas blanco y negro, carbonilla sobre papel, cenizas en movimiento, nos llevan desde incendios amazónicos a la Patagonia árida y petrolífera. En los videos (Ar Detroy, Sebastián Díaz Morales), seres humanos transitan intemperies también desoladas y faltas de color. En un mundo que se vuelve inclemente, el cuidado (trabajo secularmente invisible y delegado en las mujeres) emerge como alternativa vital. Los refugios (Máximo Pedraza, Romina Orazi, Leonel Luna) no responden desde la antigua hospitalidad sino proponiendo imaginativas cooperaciones interespecies. Dos obras pioneras señalan este camino: una suerte de maternidad humana/no humana de Liliana Maresca y (en la sala 604) el famoso nido para horneros y personas de Marta Minujin.
INTER-AGENCIAS
Sala 706
En esta sección tienen lugar producciones en co-autoría entre personas artistas y otros actantes, o experiencias de devenir conjunto entre especies diferentes. Jimena Croceri presta su mano para que una hormiga pueda dibujar sobre el piso de un patio, y la hormiga ensena a la artista un andar singular. Volverse pato (Julia Padilla) no es asunto de disfraces, sino que en el trabajo de sintonización con cuerpos-otros se aprenden potencias escondidas del cuerpo propio.
Los seres no humanos, para volverse creadores, señalan a las personas artistas formas de criarlos y cuidarlos, como se ve en el hábitat-taller de larvas pintoras ideado por Virginia Buitron, o en los conocidos dispositivos para experiencias arácnidas de Tomas Saraceno. Este espíritu cooperativo invita a leer de nuevas maneras obras históricas como los biotrones y minibiotrones de Luis Fernando Benedit, o renace en nuevas obras como cuando Eduardo Costa se propone conversar con pájaros.
Al dejarse entrenar por su perro, Claudia Fontes accede a un vértigo revelador: como sería un mundo sin la verticalidad jerarquizadora del Homo entre la tierra y el cielo. La vida estaría en todas partes por igual: esta imaginación posthumanista ya estaba de algún modo presente en los bio-cosmos de Emilio Renart y en Federico Manuel Peralta Ramos declarando ser solo un pedazo de atmosfera.
ANIMISMO
Sala 702
Lejanos al frio objetivismo de Google Earth, los “mundos” de Mónica Giron encarnan cosmovisiones-otras. En el centro de la sala está el árbol de la vida, objeto ritual de Chancay, una cultura originaria andina. La presencia de piezas indígenas de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes trasciende las sintonías formales con cierto arte contemporáneo: son invocadas como referentes para una política del Antropoceno. El animismo amerindio, la capacidad de reconocer la personeidad que anida en ciertos elementos y animales, antecede a las teorías actuales sobre actantes no humanos, así como las metamorfosis corporales entre especies preceden al pensamiento queer.
El nuevo espesor que adquiere hoy este legado vivo puede percibirse cotejando la obra de los 70 de Alfredo Portillos (el único del grupo CAyC interesado en los rituales prehispánicos) y el universo performático de Osias Yanov. Como se despliega en la sección siguiente, las simbiosis corporales entre lo humano y lo no humano se multiplican en el arte argentino actual: a fines de los 90 una pieza como Yo Cacto (res, 1996) era aún rara en su contexto.
Guido Yannitto retoma procedimientos textiles ancestrales, así como Lucila Gradin retorna a la magia de los tintes naturales. Sus piezas se exhiben junto a la de una destacada tejedora wich'i, Ester Solano: un modo sutil de relativizar los moldes culturales entre presente y pasado, arte y artesanía.
SIMBIONTES
Sala 607
Así como en la sección precedente los cuerpos recombinantes y las estéticas queer se vinculaban al animismo amerindio, aquí se piensan en relación a los manifiestos feministas de Donna Haraway y su inspiración en biologías contra-hegemónicas que no siguen el modelo del evolucionismo competitivo sino de la cooperación simbiótica. “En la naturaleza la idea de autonomía es impensable y toda forma de vida es trans” afirma el texto de esta sala, la de montaje más profuso. A través de la obra de 26 artistas, la figura humana normalizada es fragmentada y abierta a nuevas junturas con lo que es supuestamente desalmado. Cabelleras medusas (Marcia Schvartz, Cecilia Azniv Lutufyan), miembros tentaculares (Toto Dirty, Fernanda Laguna), cuerpos-moluscos o esponjas (Miguel Harte, Sofia Bohtlingk, Claudia Fontes) son algunas de las indefinibles amalgamas interespecies que proliferan. De la herencia surrealista al Manifiesto Cyborg, las políticas de la simbiosis abarcan también el acople gozoso o inquietante con el mundo de las cosas y las maquinas (Mildred Burton, Marcela Astorga, Mariela Scafati, Mariana Telleria, Mariela Yeregui, Constanza Castagnet).
DERECHOS NO HUMANOS
Sala 703
En 2015 la orangutana Sandra fue declarada “persona no humana” por la Corte argentina, un ser sintiente y cognitivo que tenía derecho a ser liberada de su confinamiento como objeto de propiedad del zoológico de Buenos Aires. En esta pequeña sala se focaliza sobre las consecuencias legales de la nueva ecología política tratada en esta exposición, que reconoce el bienestar como un entramado vital de actantes humanos y no humanos, en contra del modelo extractivista de progreso heredado de la Modernidad. América Latina ha sido también pionera en este aspecto.
Junto a las obras de m7red, Casa Rio Lab y Paula Surraco, se exhiben diversos reconocimientos jurídicos de actantes no humanos, entre ellos, la reforma constitucional de Ecuador (2008) que incorpora a la naturaleza o Pacha Mama como sujeto de derecho. El aspecto estético es fundamental cuando se trata de incorporar en el foro a actantes o testigos no humanos, ya que implica garantizar la emergencia de sensibilidades humanas capaces de escuchar su habla distinta.
PROYECTOS ESPECIALES
En diálogo con las seis secciones descritas, se presentan los siguientes trabajos:
Sala 613 y espacios de circulación:
COSMOGONÍAS
Se trata de una selección de obras que se basan en la escucha y el sonido para producir conocimientos descentrados del régimen escópico. A diferencia de la vista (el único de los sentidos demarcados por la subjetividad moderna que necesita una distancia para funcionar), la escucha implica la imbricación con el entorno circundante: es a la vez interna y externa. Por este motivo postulamos que es una herramienta potente para refigurar una humanidad que perdió conexión con lo que la rodea.
Así como una cosmogonía ubica lo humano en el universo a partir de la narración de su origen, la propuesta de Cosmofonías es asignar un lugar a lo humano en el universo a partir del conocimiento y reconocimiento fónico. En cada modo de sonar y de escuchar (en cómo se reparten las voces, en que es percibido como ruido de fondo o como información), se establecen formas de participación y cooperación acústica que configuran mundos.
En la sala 613, Agustin Genoud, a partir de exploraciones vocales basadas en el posthumanismo, despliega un ecosistema para desvincular de la producción de subjetividad dominante los conceptos de humano, hombre, sujeto y sus respectivas imágenes vocales.
El ambiente sonoro cyborg propuesto por Genoud contrapesa con un conjunto de grabaciones de campo presentadas en los espacios de circulación de la exposición que actúan de vasos comunicantes entre las salas. Las grabaciones realizadas por Alma Laprida, Fabián Racca Joaquín e Isabella Cofreces, Juan José Calarco, Julián Galay, Mariana Pellejero y Verónica Cerrotta apuntan a refigurar la presencia relacional y la acción humana con todos los otros tecnológicos, animales y ambientales a partir de la atención en su convivencia acústica.
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