Si tú no estás del artista Roberto Lisboa (Bahía, Brasil, 1968) presenta un sólido conjunto de obras iniciadas durante el período de la pandemia hasta producciones más recites.
Enhebrar, pintar, aplicar alfileres, dejar los bordados toscos con los restos del dibujo y la escritura (hechos con hilo y aguja sin preocuparse por la perfección) dan como resultado los lienzos de Roberto Lisboa, que usan, como huella, la suciedad de los dibujos y las líneas, para abordar los aspectos simbólicos y expresivos de los temas tratados. Son narrativas visuales y textuales de recuerdos, historias, amores, relaciones interpersonales, sexo, géneros…con una reflexión sobre estas interrelaciones. Fábulas de la vida contemporánea que merecen reconocimiento.
Roberto Lisboa es una invención del investigador y profesor Roberto Romão, quien, (después de asistir a la Escola de Artes Visuais do Parque Lage y al Espaço Tom Jobim entre 2012 y 2013 en Río de Janeiro, donde estudió arte y...filosofía con el artista y profesor Hélio Eichbauer) desarrolló su carrera artística investigando el bordado y realizando dibujos de observación. Licenciado en ingeniería agrónoma, con maestría en genética vegetal, doctorado en recursos fitogenéticos y posdoctorado estudiando al paisajista Roberto Burle Marx en el Jardín Botánico de Río de Janeiro, ahí fue donde Lisboa tomó el desvío hacia el arte de la mano de Romão.
Lisboa observará el paisajismo de Burle Marx, pensando, por supuesto, en la plasticidad de las plantas y su composición fitogenética. La vegetación y los diseños de las aceras de la ciudad de Río de Janeiro inspiraron a Burle Marx y todo esto llevará a Roberto Lisboa a crear sus bordados, que parecen pinturas con cierta organización de campos de color, mitad geométricos y mitad abstractos.
En los lienzos bordados hay diversidad temática y compositiva, en los que Lisboa ejerce inventiva, como en el panel Pueblos Originarios, en el que “la aguja atraviesa la tela y la hiere como si quisiera hacerla sangrar”. Muy diferente, la suavidad de Lavadeira dos Angaris, de la serie Barranqueiros, que evoca recuerdos de la infancia. El bordado con sus líneas crea pequeños campos de color y textura, en los que el gesto de bordar, de componer su forma, de pincelar delicadamente el lienzo, demuestra la serenidad de controlar los trazos y los puntos de color. Un trabajo en solitario, destacado por Entre Flores y agujas. Textos y figuras que cuentan lo que se ve: bordados.
El gesto creativo de tejer y bordar es una costumbre y una cultura de larguísima tradición. Una técnica que se basa en la destreza humana de repetir un gesto corto, infinito e introspectivo y elaborado. Pintar bordando, dibujar bordando son inventos que surgen de las experiencias del bordado como proceso artístico, también son un ejercicio de meditación o un ejercicio de reflexión. Volver a este “lenguaje” o “soporte”, sería una recuperación del tiempo pasado consigo mismo, reflexionando y bordando, otro tiempo que escapa a la normalización de las cosas y de las relaciones de hoy, mediada por la digitalización de la vida, de los hechos, de los sentimientos.
En algunos casos, de rara belleza, Roberto Lisboa utiliza audazmente el bordado como expresión artística visceral, dándole plasticidad y fuerza estética. Imita la belleza vista en los objetos de tela, donde el gesto del bordado parece, por momentos, lleno de perplejidad y reacción, creando profundidad en la perspectiva de las escenas retratadas. Pero también hay mucho de vida contenta e inventiva, del placer del texto visual y verbal-visual, del espectáculo de colores, formas y texturas como celebración.
Ricardo Resende
Entrada actualizada el el 13 may de 2024
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