Todo tiene consecuencias, quien nos iba a decir del triunfo de Lucio Fontana en cada pantalón de la moda de hoy.
El lenguaje plástico propone fantasías, su origen está en que cada autor se retroalimenta tanto de sus conocimientos como de su experiencia existencial, o dicho de otra manera más coloquial, de todo aquello que le atrae y fascina, para exponer nuevas objetivaciones visuales.
De Shoji Yokoshima, artista en su madurez, y al que hemos seguido durante muchos años, ya hemos, tanto mostrado como comentado su trabajo, en diversas ocasiones. Recuerdo cuando hacía hincapié en su vertebrada y ordenada abstracción que fundía luz, color y forma, que tamizaba desde ciertos parámetros informalistas, y lo relacionábamos con las tendencias racionalistas de nuestro siglo XX. No obstante como los ojos cada vez ven desde diferentes circunstancias, hoy también he observado que no sólo su obra absorbe el poso que de la cultura occidental, de...la que es conocedor, sino que subyace en sus imágenes buena parte de la tradición de su propia cultura, pues sus brillantes colores, la excéntrica síntesis de la naturaleza, o los planos esquematizados que presenta en sus trabajos tienen mucho de aquellas expresiones japonesas que descansan desde Ogata Korin (1657-1716) en el imaginario visual colectivo.
Shoji Yokoshima es profesor en Tokyo, cursó la licenciatura de Bellas Artes en la Universidad Nacional de Bellas Artes en Tokyo y el doctorado en la Complutense de Madrid. Ha expuesto en tanto en España como en Japón recurrentemente desde 1993, siendo habitual su presencia en la galería So Ginza, i/f Ochanomizu, o en la galería Antwerp. Así mismo en Madrid, expuso en la galería Catarsis y ahora en Art Room.
Entrada actualizada el el 24 may de 2016
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