La exposición Shadow Dancing está concebida como una composición musical en la que se combinan distintas melodías para crear una sinfonía dedicada a la abstracción. Las obras realizadas especialmente para esta muestra por Monika Bravo (Colombia, 1964), Máximo Flórez (Colombia, 1979), Alois Kronschlaeger (Austria, 1966) y Michelle Prazak (Perú, 1977) muestran distintas aproximaciones desde lo cromático, lo formal y lo estructural, y crean, a partir de la interacción de la obra con el espacio arquitectónico, una interesante experiencia sensorial.
Máximo Flórez presenta cuatro trípticos elaborados con madera e hilos blancos y negros, en algunos casos pintados con pincel. Sus composiciones geométricas, en apariencia inacabadas, hacen referencia a instantes de procesos de construcción o de destrucción. Sus referencias son la arquitectura –el artista se formó formalmente en esa disciplina- y sus herramientas de diseño.
Armonía, rigor y precisión, describen las obras de Alois Kronschlaeger, una selección de esculturas geométricas hechas con madera...de tilo pintada que juegan con la luz, la escala y el espacio arquitectónico de la galería. A medida que el público se acerca y circunda las construcciones cinéticas, éstas se transforman por el efecto óptico que produce la cuidadosa distribución de líneas. El juego entre los espacios positivos y negativos y la necesaria participación del espectador en el proceso es clave en la concepción de esta obra.
Michelle Prazak presenta una serie de pinturas geométricas que revela su continua fascinación con la percepción visual y sensorial. Mediante la reducción de formas en el plano bidimensional y la utilización de distintos tonos neutros y pasteles, crea obras en las que se perciben sutiles juegos ópticos. Los juegos de forma, color y contraste que caracterizan las piezas de lino crudo que presenta en esta muestra, generaran vínculos espaciales y nociones de movimiento que invitan a explorar lo ilusivo, lo intangible y lo subjetivo de la realidad.
Monika Bravo presenta una intervención en la que combina dibujo, pintura y animación. Según ella, el objetivo de la obra es crear una notación visual de lo que siente cuando escucha ciertas piezas musicales mediante una instalación que incluye obras geométricas de colores vivos impresas en acrílico y trazos en grafito que dibuja directamente sobre las paredes. Para Bravo, la música es la más emocional de todas las artes y su intención es una exploración que delinea su potencial a través del dibujo expandido mas allá de los límites de la superficie. Su propuesta explora el concepto de percepción y cuestiona hasta qué punto la realidad es una construcción mental.
Curada por Francine Birbragher-Rozencwaig, Shadow Dancing destaca trabajos que funcionan a partir de los espacios en los que se presentan y por lo tanto tienen gran afinidad con la arquitectura y el entorno urbano. Los cuatro artistas escogidos buscan generar una experiencia fenomenológica y estimulan la participación activa del público. Sus propuestas, en las que domina la geometría, se complementan generando una muestra de arte abstracto que no sólo es estéticamente llamativa, sino que también impacta desde el punto de vista conceptual.
Entrada actualizada el el 13 abr de 2016
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