Descripción de la Exposición Gracias a su capacidad de observación y su pasión por los cambios lumínicos, Cattivelli ha conseguido crear un perfecto equilibrio entre figuración, síntesis abstracta, pasión por la simetría y, más recientemente, la presencia de imágenes poliédricas dota a sus composiciones de una tridimensionalidad evocadora y sugerente. Su obra, dinámica ya de por sí, ofrece una proyección al espacio circundante, una proyección que no es más que un tender puentes de diálogo y vínculos interiores con el espectador, a fin de que se produzca un fecundo entendimiento más allá de la realidad. Impecable en sus múltiples transiciones, Cattivelli nos invita, por un lado, a entrar en un cuento irreal y atractivo que bebe de Magrite y nos recuerda en ocasiones a Buñuel a la vez que nos transporta a través de sus paisajes romántico-idealistas, bañados de una luz ancestral y mágica, a una época en la que G. D. Friedrick se sentiría muy cercano. Arquitectura diagonal que se desdobla y se refleja en sí misma una y otra vez de forma complaciente para el ojo que mira y no deja de admirarse por sus infinitas transformaciones que en casos homenajean a Escher y en otros hacen guiños a las imágenes rítmicas y sincopadas del videoarte. Delicada y precisa, su fotografía se nos muestra fragmentada, caleidoscópica y comprometida, como en su serie de Mariposas llena tintes cinematográficos muy cercanos al universo de Lynch y de Burton, siempre con aires elegantes y sofisticados que, de un modo kafkiano, se metamorfosean con la distancia. Y es así como Sergio, gracias a su pasión por captar el momento y disegnare con la luce la belleza, ha ido creando su propio mundo en el que múltiples registros -surrealismo, paisajes evocadores, arquitectura urbana y cosmopolita...- cohabitan de un modo natural al tiempo que se complementan y confieren a la globalidad de su trabajo de un estilo inconfundible digno de ser admirado.